Lectura del santo evangelio segun san Juan (6,60-69):
EN aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Palabra del Señor
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,31-42):
EN aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla.
Pedro le dijo:
«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».
Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor.
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle:
«No tardes en venir a nosotros».
Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:
«Tabita, levántate».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.
Palabra del Señor
Sal 115,12-13.14-15.16-17
R/. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R/.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. R/.
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Hoy celebramos el dos de mayo. Una fecha que nos orgullece como pueblo. Una fecha en la que decidimos que era mejor morir por la libertad, que vivir sometidos. A los creyentes en esa verdad que murieron en esta fecha los llamamos héroes, Los héroes del 2 de Mayo.
También hoy, cada vez que un cristiano, que un creyente hace un acto de fe, a su al rededor surge alguien que se escandaliza o alguien que se escabuye. Uno porque no cree y no admite que otros crean. Y otro por vergüenza de no tener la fe suficiente para hacer ese acto de fe o por puro egoismo y miedo a ser visto por los demás como realmente son.
Jesús, se hizo hombre. Nos conoce perfectamente. sabe de nuestras virtudes y perdona nuestras debilidades.
Se da cuenta de que pese a todo lo que dice y hace hay gente a su al rededor que no cree.
Siguen sordos y ciegos a la palabra y la obra de Dios.Y se alejan.
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
La Divina Providencia me ha hecho llegar la respuesta a la pregunta de Jesús en forma de LLAVE DE LIBERTAD.
Ante la pregunta de Jesús, la respuesta solo puede ser: he decidido aceptar y aceptarme.
Al atreverme a tomar esta decisión, nuestra Madre Matilde, nos ilumina con un claro pensamiento: "Soy lo que Tú quieras que sea."
Esta es la decisión determinante para caminar en libertad, ser lo que Dios ha soñado, no hay otra referencia existencial.En otras palabras, decidirme a ser lo más parecido a Jesús de Nazaret, Él es mi espejo y quiero aspirar a su ser. Solo en el querer de Dios acepto la vida y acepto mi vida.
Esta es mi primera decisión: ser lo que Dios quiera que "yo" sea, no más.
Hoy he decidido aceptar y aceptarme.
Tellista, atrévete a ser libre.
NO TENGÁIS MIEDO.
Atrévete a ser libre...¡Jesús ha resucitado!
Ánimo y adelante.
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