domingo, 25 de octubre de 2015

Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

CRECER CREYENDO:



















Mc (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor



Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/.
 El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.

 

COMENTARIO:

"CURARNOS DE LA CEGUERA”
      
¿Qué podemos hacer cuando la fe se va apagando en nuestro corazón? ¿Es posible reaccionar? ¿Podemos salir de la indiferencia? Marcos narra la curación del ciego Bartimeo para animar a sus lectores a vivir un proceso que pueda cambiar sus vidas.

No es difícil reconocernos en la figura de Bartimeo. Vivimos a veces como «ciegos», sin ojos para mirar la vida como la miraba Jesús. «Sentados», instalados en una religión convencional, sin fuerza para seguir sus pasos. Descaminados, «al borde del camino» que lleva Jesús, sin tenerle como guía de nuestras comunidades cristianas.

¿Qué podemos hacer? A pesar de su ceguera, Bartimeo «se entera» de que, por su vida, está pasando Jesús. No puede dejar escapar la ocasión  y comienza a gritar una y otra vez: «ten compasión de mí». Esto es siempre lo primero: abrirse a cualquier llamada o experiencia que nos invita a curar nuestra vida.

El ciego no sabe recitar  oraciones hechas por otros. Sólo sabe gritar y pedir compasión porque se siente mal. Este grito humilde y sincero, repetido desde el fondo del corazón, puede ser para nosotros el comienzo de una vida nueva. Jesús no pasará de largo.

El ciego sigue en el suelo, lejos de Jesús, pero escucha atentamente lo que le dicen sus enviados: «¡Ánimo! Levántate. Te está llamando». Primero, se deja animar abriendo un pequeño resquicio a la esperanza. Luego, escucha la llamada a levantarse y reaccionar. Por último, ya no se siente solo: Jesús lo está llamando. Esto lo cambia todo.

Bartimeo da  tres pasos que van a cambiar su vida. «Arroja el manto» porque le estorba para encontrarse con Jesús. Luego, aunque todavía se mueve entre tinieblas, «da un salto» decidido. De esta manera «se acerca» a Jesús. Es lo que necesitamos muchos de nosotros: liberarnos de ataduras que ahogan nuestra fe; tomar, por fin, una decisión sin dejarla para más tarde; y ponernos ante Jesús con confianza sencilla y nueva.             

Cuando Jesús le pregunta qué quiere de él, el ciego no duda. Sabe muy bien lo que necesita: «Maestro, que pueda ver». Es lo más importante. Cuando uno comienza a ver las cosas de manera nueva, su vida se transforma. Cuando una comunidad recibe luz de Jesús, se convierte.

Nos molestan los gritos de los que viven mal. Nos puede irritar encontrarnos continuamente en las páginas del evangelio con la llamada persistente de Jesús. Pero no nos está permitido «tachar» su mensaje. No hay cristianismo de Jesús sin escuchar a los que sufren. Están en nuestro camino. Los podemos encontrar en cualquier momento. Muy cerca de nosotros o más lejos. Piden ayuda y compasión. ¿Les contestamos con las palabras de Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti”?" 

REFLEXIÓN:
Buceando en las redes sociales, encontré este mensaje.

 

A primera vista, todos podemos suscribir lo que dicen estos textos, pero tienen trampa.
La felicidad no es posible a toda costa.
No es posible sólo para mí o a cuenta de los demás.
No es un derecho.
La felicidad es un camino, una aventura, un juego.
Tu definición de felicidad puede ir asociada a gustos, a intereses o a creencias.
Puedes volcarte en las cosas materiales o en las personas para conseguirla, y no llegar más que a ser un infeliz.
Luego, nuestro mayor problema es saber si hemos hecho la elección correcta.
Lo que está muy claro es que “la tarea de ser feliz” no es algo que se pueda dejar para mañana.


Es una tarea de presente. Porque el azar, el destino o la voluntad de Dios no sabes nunca qué puede depararte mañana.
Es una tarea de presente continuo. Porque una vez que uno se pone a buscar la felicidad no tiene sentido detenerse.


Es una tarea puente. Porque nos permite superar el abismo que sentimos entre nuestra humanidad y la transcendencia.

La clave está en la Palabra de hoy: «¿Qué quieres que haga por ti?», dice el SEÑOR.

Solo la entrega, el servicio a los demás, da respuesta a esta pregunta.
Esa es nuestra tarea, como CRISTIANOS TELLISTAS.
Nos apoyaremos en la FE y en el AMOR, pero nuestro modelo de FELICIDAD, solo puede sustentarse sobre el ejemplo, el acompañamiento y la prioridad de compartir con los demás nuestros dones.
Por eso oímos el testimonio de una misionera HMMI y nos abre los ojos. Hay más realidades que las nuestras. Abrámonos a los necesitados, de cualquier lugar.
Por eso nos hacemos uno con los que padecen enfermedades, soledades y silencios, para darles voz, en cualquier ámbito. Para que ellos, y los que los cuidan y acompañan, sientan que nosotros estamos ahí, para compartir su camino, dispuestos para  lo que necesiten, siempre que esté a nuestro alcance. AMÉN.
Qué no disminuya nunca la fuerza en nuestro corazón.





domingo, 18 de octubre de 2015

Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

CRECER CREYENDO:


Mc (10,35-45):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

Palabra del Señor
Salmo
Sal 32,4-5.18-19.20 y 22

R/.
 Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.



COMENTARIO:

"NADA DE ESO ENTRE NOSOTROS”

Camino de Jerusalén, Jesús va advirtiendo a sus discípulos del destino doloroso que le espera a él y a los que sigan sus pasos. La inconsciencia de quienes lo acompañan es increíble. Todavía hoy se sigue repitiendo.

Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, se separan del grupo y se acercan ellos solos a Jesús. No necesitan de los demás. Quieren hacerse con los puestos más privilegiados y ser los primeros en el proyecto de Jesús, tal como ellos lo imaginan. Su petición no es una súplica sino una ridícula ambición: «Queremos que hagas lo que te vamos a pedir». Quieren que Jesús los ponga por encima de los demás.

Jesús parece sorprendido. «No sabéis lo que pedís». No le han entendido nada. Con paciencia grande los invita a que se pregunten si son capaces de compartir su destino doloroso. Cuando se enteran de lo que ocurre, los otros diez discípulos se llenan de indignación contra Santiago y Juan. También ellos tienen las mismas aspiraciones. La ambición los divide y enfrenta. La búsqueda de honores y protagonismos interesados rompen siempre la comunión de la comunidad cristiana. También hoy. ¿Qué puede haber más contrario a Jesús y a su proyecto de servir a la liberación de las gentes?

El hecho es tan grave que Jesús «los reúne» para dejar claro cuál es la actitud que ha de caracterizar siempre a sus seguidores. Conocen sobradamente cómo actúan los romanos, «jefes de los pueblos» y «grandes» de la tierra: tiranizan a las gentes, las someten y hacen sentir a todos el peso de su poder. Pues bien, «vosotros nada de eso».

Entre sus seguidores, todo ha de ser diferente: «El que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos». La grandeza no se mide por el poder que se tiene, el rango que se ocupa o los títulos que se ostentan. Quien ambiciona estas cosas, en la Iglesia de Jesús, no se hace más grande sino más insignificante y ridículo. En realidad, es un estorbo para promover el estilo de vida querido por el Crucificado. Le falta un rasgo básico para ser seguidor de Jesús.

Necesitamos en la Iglesia cristianos dispuestos a gastar su vida por el proyecto de Jesús, no por otros intereses. Creyentes sin ambiciones personales, que trabajen de manera callada por un mundo más humano y una iglesia más evangélica. Seguidores de Jesús que «se impongan» por la calidad de su vida de servicio.

Padres que se desviven por sus hijos, educadores entregados día a día a su difícil tarea, hombres y mujeres que han hecho de su vida un servicio a los necesitados. Son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Los más «grandes» a los ojos de Jesús." José Antonio Pagola. Grupos de Jesús Parroquia San Vicente Mártir de Obando - Bilbao.

REFLEXIÓN:
Llevo unas cuantas semanas sintiendo que la Palabra, me viene como anillo al dedo, que está escrita para mí. Para que  me reconozca en las situaciones y me posicione ante el SEÑOR. No lo achaco ni a la falta de sueño, ni a la ingesta de alcohol, porque surge de forma fluida y natural. Y me dejo guiar por Él.



No me evita ni una carga, pero yo cada vez noto que las llevo mejor. No me libra de ninguna humillación, de ningún espejo donde reflejar mis defectos, pero eso hace que mis virtudes se afilen, que esté más despierto a Su voz.



Hace que no tenga necesidad de destacar, de llamar la atención. Me tiene activo pero sin nervios, dudas o miedos. Nadie se ha dado cuenta, porque todo el mundo está a lo suyo, como es lícito, que bastante tiene cada uno con lo suyo. Sigo siendo Alberto, y casi nadie me nombra por mi CARGO. (El poder de servir, el poder servir y el servir al poder, son egoísmo, miedo y sumisión, por ese orden, y no me tientan.)

"NADIE SINO TÚ" 
Nadie puede salvarte sino
tú mismo.
Te verás una y otra vez
en situaciones
casi imposibles.
Intentarán una y otra vez
por medio de subterfugios, engaños o
por la fuerza
que renuncies, te des por vencido y/o mueras lentamente
por dentro.
Nadie puede salvarte sino
tú mismo
y será muy fácil desfallecer,
pero muy fácil,
pero no desfallezcas, no, no.
limítate a mirarlos.
Escucharlos.
¿Quieres ser así?
¿Un ser sin cara, sin mente,
sin corazón?
¿Quieres experimentar
la muerte antes de la muerte?
Nadie puede salvarte sino
tú mismo
y mereces salvarte.
No es una guerra fácil de ganar
pero si algo merece la pena ganar,
es esto.
Piénsalo.
Piensa en salvarte a ti mismo.
Tu parte espiritual.
La parte de tus entrañas.
Tu parte mágica y ebria.
Sálvala.
No te unas a los muertos de espíritu.
Mantente
con buen talante y garbo
y al cabo,
si fuera necesario,
apuesta tu vida en plena refriega,
al carajo las probabilidades, al carajo
el precio.
Nadie puede salvarte sino
tú mismo.
¡Hazlo! ¡Sálvate!
Entonces sabrás exactamente de
qué hablo.

Charles Bukowski.
Y ahora, para SALVARME, con mayúsculas, porque yo solo no puedo realmente, estoy en eso de educar a los padres. Cuando los hijos ya entienden que el respeto y la convivencia son irrenunciables, pero los padres no, es cuando el SEÑOR me pone ante la carga más pesada. ¿Cómo puedo hacerles llegar que respeto y convivencia son el sustrato del Amor? Sin ellos toda siembra es inútil. Pero la que haga yo, en el cole, y la que quieran hacer ellos, en casa. Y eso no lo ven. Por desgracia, es en los adultos donde el AMOR es más escaso y, a la vez, es más necesario, pues ellos son los constructores de las nuevas generaciones. Por eso, si se construye desde el miedo, la envidia o el rencor, ¿qué valor tendrá lo que construimos? ¿Cómo podrá abrirse al AMOR mi hijo, mi alumno?
Luego, tengo que ser MISIONERO, de la PALABRA y de los valores que esa Palabra transporta.
Y en esa estamos.
¿Puedes echarme una mano?


 

El Señor es mi pastor. NADA ME FALTA…
Que la fuerza del amor no disminuya nunca en nuestro corazón.

¡Ánimo y adelante!













lunes, 12 de octubre de 2015

CELEBRAMOS EL DÍA DE LA HISPANIDAD...¡MISIONERA!

ORACIÓN:
Hoy recordamos a uno de esos testigos que supo testimoniar en las tierras de América la alegría del Evangelio, Fray Junípero Serra. Supo vivir lo que es «la Iglesia en salida», esta Iglesia que sabe salir e ir por los caminos, para compartir la ternura reconciliadora de Dios. Supo dejar su tierra, sus costumbres, se animó a abrir caminos, supo salir al encuentro de tantos aprendiendo a respetar sus costumbres y peculiaridades. 

Aprendió a gestar y a acompañar la vida de Dios en los rostros de los que iba encontrando haciéndolos sus hermanos. Junípero buscó defender la dignidad de la comunidad nativa, protegiéndola de cuantos la habían abusado. Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el dolor que causan en la vida de tantos. 
Tuvo un lema que inspiró sus pasos y plasmó su vida: supo decir, pero especialmente supo vivir diciendo: «siempre adelante». Esta fue la forma que Junípero encontró para vivir la alegría del Evangelio, para que no se le anestesiara el corazón. Fue siempre adelante, porque el Señor espera; siempre adelante, porque el hermano espera; siempre adelante, por todo lo que aún le quedaba por vivir; fue siempre adelante. Que, como él ayer, hoy nosotros podamos decir: «siempre adelante». 
PAPA FRANCISCO:FINAL DE LA HOMILÍA DE LA CANONIZACIÓN DE FRAY JUNÍPERO SERRAWASHINGTON D.C., 23 Sep. 15 


Recemos, todos juntos, entrelazados nuestros brazos, por todos las personas que celebran la 
Hispanidad y que creen, como Junípero, como Matilde, como todos los que trabajan en las misiones dentro y fuera de España, que la convivencia en el respeto a los demás es nuestra mayor riqueza, diciendo la oración que Jesús, nuestro Señor, nos enseñó, EL PADRE NUESTRO. 



María Madre de la Iglesia: Ruega por nosotros.
San Junípero Serra: Ruega por nosotros.
Beata Matilde Téllez Robles: Ruega por nosotros.
“Que la fuerza del amor no disminuya nunca en nuestro corazón.”


¡¡¡VIVA ESPÁÑA!!! 

 


domingo, 11 de octubre de 2015

Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.» Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.» Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego síguerne.»


CRECER CREYENDO:

 

Mc (10,17-30):

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego síguerne.»

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando. y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.»


Palabra del Señor


 Salmo

Sal 89,12-13.14-15.16-17

R/.
 Sácianos de tu misericordia, Señor.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Dános alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas. R/.

Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.
Baje a nosostros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

COMENTARIO: 

"UNA COSA NOS FALTA"

El episodio está narrado con  intensidad especial. Jesús se pone en camino hacia Jerusalén, pero antes de que se aleje de aquel lugar, llega "corriendo" un desconocido que "cae de rodillas" ante él para retenerlo. Necesita urgentemente a Jesús.

No es un enfermo que pide curación. No es un leproso que, desde el suelo, implora compasión. Su petición es de otro orden. Lo que él busca en aquel maestro bueno es luz para orientar su vida: «¿Qué haré para heredar la vida eterna?». No es una cuestión teórica, sino existencial. No habla en general; quiere saber qué ha de hacer él personalmente.

Antes que nada, Jesús le recuerda que «no hay nadie bueno más que Dios». Antes de plantearnos qué hay que "hacer", hemos de saber que vivimos ante un Dios    
       
Bueno como nadie: en su bondad insondable hemos de apoyar nuestra vida. Luego, le recuerda «los mandamientos» de ese Dios Bueno. Según la tradición bíblica, ése es el camino para la vida eterna.

La respuesta del hombre es admirable. Todo eso lo ha cumplido desde pequeño, pero siente dentro de sí una aspiración más honda. Está buscando algo más. «Jesús se le queda mirando con cariño». Su mirada está ya expresando la relación personal e intensa que quiere establecer con él.

Jesús entiende muy bien su insatisfacción: «una cosa te falta». Siguiendo esa lógica de "hacer" lo mandado para "poseer" la vida eterna, aunque viva de manera intachable, no quedará plenamente satisfecho. En el ser humano hay una aspiración más profunda.

Por eso, Jesús le invita a orientar su vida desde una lógica nueva. Lo primero es no vivir agarrado a sus posesiones, «vende lo que tienes». Lo segundo, ayudar a los pobres, «dales tu dinero». Por último, «ven y sígueme». Los dos podrán recorrer juntos el camino hacia el reino de Dios (!).

El hombre se levanta y se aleja de Jesús. Olvida su mirada cariñosa y se va triste. Sabe que nunca podrá conocer la alegría  y la libertad de quienes siguen a Jesús. Marcos nos explica que "era muy rico".

¿No es ésta nuestra experiencia de cristianos satisfechos de los países ricos? ¿No vivimos atrapados por el bienestar material? ¿No le falta a nuestra religión el amor práctico a los pobres? ¿No nos falta la alegría y libertad de los seguidores de Jesús?

En teoría, todos damos mucha importancia a los valores del espíritu, se nos llena la boca hablando de justicia, libertad, solidaridad, pero si somos honestos, hemos de confesar que lo verdaderamente importante, muchas veces, es el dinero, nuestro pequeño bienestar, nuestros intereses. La verdad, a la hora de la verdad, es el dinero el que motiva y mueve, con más fuerza, a muchas personas." 

REFLEXIÓN:


Y como cada uno tiene sus historias, cada uno le da una respuesta a la LLAMADA de Jesús.
Esta Palabra de hoy siempre es actualidad. Cumplir los mandamientos, predicar los evangelios y entregarse en cuerpo y alma al prójimo… ¡Sencillo! El problema es que todos somos “mediopensionistas” y, por h o por b, siempre tenemos un “es que” para que no nos cale la llamada.

 

En esto de la entrega, somos eternos niños. “Por mis compañeros y por mí, el primero.” No entra en nuestra cabeza de “cristianos viejos” el UBUNTU, el reconocer que si el premio, la ganancia, el prestigio no es para todos no tiene sentido, porque no somos nada sin los demás.


Eso no quita que nosotros, desde la escuela, y las familias, desde casa, intentemos que los valores cristianos, que el carisma tellista (oración, servicio y entrega), lleguen a nuestros alumnos/hijos, desde el ejemplo de nuestra forma de actuar a diario, porque sabemos que son el mejor cimiento para construir una persona.
Si uno se conoce a sí mismo, si conoce sus valores, sus virtudes, y, sobretodo, sus defectos, tiene otra perspectiva de la vida y afronta la realidad, sin miedo, desde la prudencia y el respeto.
La enseñanza de la GENEROSIDAD que predicamos, choca de frente con lo que los medios de comunicación de masas transmite, que es hedonismo puro, la pedagogía del egoísmo: el Yo, me, mi, conmigo que aparentemente nos encumbra, nos hace fuertes, pero que realmente nos aísla, nos hace ser gigantes con pies de barro.


Por eso celebramos la FIESTA DE LA HISPANIDAD en el colegio. Porque creemos que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan. Porque creemos que en la diferencia está la riqueza.
Los CRISTIANOS somos ciudadanos del mundo por mandato del Señor:” Id y predicad el evangelio a todos los confines de la tierra.” Por eso todos son nuestro prójimo: “Lo que hacéis a uno de estos, me lo hacéis a Mí.” No tenemos en cuenta su raza, credo o condición.
Así, que SIN MIEDO, a sembrar…

¡Que la fuerza del amor no disminuya en nuestro corazón!


¡Ánimo y adelante!











domingo, 4 de octubre de 2015

«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

CRECER CREYENDO:



Mc (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor


Salmo
Sal 127,1-2.3.4-5.6

R/.
 Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R/.

COMENTARIO:
 
"ACOGER A LOS PEQUEÑOS

El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer,  era una creencia popular.

Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y quiénes no. Se interponen  entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan.

Se han olvidado ya del gesto de Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre y con su mismo cariño.

Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son, precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el acceso a Jesús.

La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los primeros.

El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan hombres y mujeres que buscan el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados.

El reino de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre.

Ante este evangelio, no está de más recordar que: Los hijos tienen derecho además a que sus padres se reúnan para tratar de temas relativos a su educación y salud, o para tomar decisiones sobre aspectos importantes para su vida. La pareja no ha de olvidar que, aun estando separados, siguen siendo padres de unos hijos que los necesitan." José Antonio Pagola. Grupos de Jesús Parroquia San Vicente Mártir de Obando - Bilbao.


REFLEXIÓN:

Esta Palabra de hoy siempre me recuerda porqué soy maestro. La pulsión del maestro es siempre hacer crecer a sus alumnos, y para eso yo elegí el camino de la cercanía, del contacto, pues ahí la entrega siempre es eficaz y da fruto, no solo académicos, sino en el corazón de las personas.
Sí, los niños son personas. Y hay que tratarles con respeto y darles su dignidad. Jesús nos lo dice muy claramente: «De los que son como ellos es el reino de Dios». 



Pero no debemos hacerlo abandonando  nuestro roll de Padre o Profesor, asumiendo el de colega o amigo. Eso no es bueno. No se le puede dar respeto si se pierde la dignidad. Y hay cosas que un amigo admite que no puede admitir un padre o un profesor, por el bien de sus hijos/alumnos.
Por eso hemos de ser positivos. Hemos de ser luz.
Cargar con un buen saco de paciencia y afrontar el día a día.
Esa es nuestra MISIÓN.
Esa es nuestra VOCACIÓN.
Esa es nuestra ALEGRÍA.



Padre bueno,
en este día tan feliz
para mí , (Mis 25 años de docente)
no quiero olvidarme de todos los niños
que sufren en el mundo.

Por los niños enfermos,
por los niños de la guerra,
por los niños de la calle,
por los niños abandonados,
por los niños sin familia,
por los niños que no pueden ir a la escuela,
por los niños que no tienen para comer,
por los niños que deben trabajar,

por todos ellos Señor,
te quiero pedir en este día.
Ayúdame a vivir solidario
con todos ellos.

Que nunca olvide que Tú estás presente
en el rostro de cada niño.

¡¡¡¡QUE LA FUERZA DEL AMOR NO DISMINUYA EN NUESTROS CORAZONES!!!!