Acabado septiembre, octubre
llega oliendo a otoño. Mitad Norte, mitad miedo.
Nuestra brújula a merced del que
llegue primero. Solo el que resiste, gana. Solo el que gana, cuenta. Solo el
que cuenta, existe.
El que existe, ya huele a otoño.
Es mitad Noche, mitad sueño. ¡Miel sobre hojuelas!
LA PALABRA: (Lc
16, 19-31)
19.Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino
fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20.Había también un
mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de él, lleno
de llagas,
21.Y deseando hartarse de las migajas que caían de la mesa del
rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22.Y aconteció que murió
el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham: y murió también
el rico, y fue sepultado.
23.Y en el infierno alzó sus ojos, estando en los tormentos, y
vio á Abraham de lejos, y á Lázaro en
su seno.
24.Entonces él, dando
voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que
moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado
en esta llama.
25.Y díjole Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes
en tu vida, y Lázaro también
males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
26.Y además de todo esto,
una grande sima está constituída entre nosotros y vosotros, que los que
quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
27.Y dijo: Ruégote pues, padre, que le envíes á la casa de mi
padre;
28.Porque tengo cinco
hermanos; para que les testifique, porque no vengan ellos también a este lugar
de tormento.
30.Él entonces dijo: No,
padre Abraham: más si alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán.
31.Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y
a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.
Comentarios de Pedro
Olalde.
La parábola del pobre
Lázaro y el rico Epulón es una historia popular, según muchos, procedente de
Egipto e introducida luego en el Evangelio. Con ella, se nos quiere decir:
Ya que nuestro destino eterno va a ser vivir en el amor, vivamos ya desde ahora
este estilo de vida, preocupándonos mucho más de nuestros hermanos los pobres.
Esta narración no pretende atemorizarnos. Dios lo único que desea es salvarnos,
a los que de antemano nos ha constituido en su pueblo.
Del rico no se dice que
fuera inmoral: ladrón, homicida, mujeriego o blasfemo. Lo único que se afirma
es que no hizo el más mínimo caso del pobre, con quien se cruzaba todos los
días. Esto deshumaniza profundamente al rico y le ciega, haciéndole
inconscientemente cruel.
En la plegaria eucarística se pide: “Danos
entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la
palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos
disponibles ante quien se siente explotado y deprimido”. Sin duda, el
pecado del rico Epulón fue la insensibilidad hacia el mendigo Lázaro, de cuya
presencia apenas se daba cuenta. Es el evangelio de Lucas el que subraya que
Jesús fue muy sensible ante el dolor ajeno: tuvo compasión de la viuda de Naín,
de la mujer pecadora pública que irrumpe en la casa del fariseo Simón, de los
enfermos a los que cura…
El samaritano del Evangelio de Lucas es bien
distinto a este insensible Epulón. Aquél, ciertamente, sintió compasión del que
estaba tendido en el camino. Y ese buen samaritano es, quizás, una de las
mejores imágenes de quién fue Jesús: el que tuvo compasión de sus hermanos,
tantas veces caídos y abandonados por los caminos de la vida.
La plegaria eucarística continúa con la
siguiente petición: “Que tu Iglesia sea un recinto de verdad y de amor, de
libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo
para seguir esperando”. Y bien se puede añadir a esas cinco notas de la
Iglesia, una más: la solidaridad, que añade algo muy importante a la palabra
justicia: la de la empatía, la de la compasión hacia el dolor ajeno,
especialmente hacia los más desfavorecidos. Concluyendo,
en expresión de Jon Sobrino, no tenemos otra salida que la austeridad
solidaria.
En nuestro consumo, las famosas tres R de los
ecologistas: reducir (el consumo), reutilizar, reciclar para salvar el planeta
y nuestra propia persona, nuestra humanidad. Pero añadiendo otra R:
redistribuir, hacer que lo que nos sobra salve vidas, dé vida a otros. Y no lo
que nos sobre según el nivel de vida que tenemos, sino el que debemos tener,
atendiendo a lo verdaderamente necesario, no a lo superfluo, que a nosotros nos
parece hoy imprescindible.
El mundo es hoy una proyección perfecta de la
parábola. Naciones enteras que viven en la abundancia frente a naciones
enteras, muchísimas más, que mueren de hambre y de enfermedad y de miseria. Con
lo que tiran las primeras podrían saciarse las segundas. La tremenda crisis que
ha supuesto el ataque a EE UU ha hecho que muchas personas en el mundo se
pregunten por las causas profundas de tanto odio. Y todos las ven en la
injusticia radical de las relaciones entre los pueblos.
Si la dramática situación que hoy vivimos, no
nos hace reflexionar sobre las semillas de odio y venganza que siembra en el
mundo la radical injusticia de las relaciones internacionales, se cumplirán
otra vez las terribles palabras finales de la parábola: “Aunque los muertos
resuciten, aunque los televisores les llenen de muertos de hambre o terrorismo
las salas de estar de sus hogares, no cambiarán.”
UN PEQUEÑO EJEMPLO: CADA MES, 600
FAMILIAS de Guipúzcoa en paro y sin ninguna clase de ingresos, reciben de
Cáritas la ayuda económica necesaria para subsistir. Esto es posible porque
también, cada mes, hay 1250 familias guipuzcoanas que entregan a Cáritas la
parte de su salario correspondiente a un día de trabajo.
Son familias en las que no sobra el dinero.
Hombres y mujeres que viven de su trabajo y, por eso mismo, han comprendido la
situación angustiosa de quienes no lo tienen. Es el gesto concreto y realista
de unas personas que han comprendido que, en una sociedad en la que ya no habrá
trabajo para todos, es necesario buscar nuevos cauces para redistribuir los bienes
y compartir las necesidades.
Dame, Señor, una mirada compasiva hacia el
Hermano que no tiene qué comer.
Dos palabras: CRITERIO y ACTITUD.
Nuestro rezo va por ese camino hoy.
Nuestros valores cristianos nos
señalan la CARIDAD como criterio a seguir tras leer la parábola del rico
Epulón. La traducción de esa caridad puede ser SOLIDARIDAD, puede ser SERVICIO,
puede ser ESCUCHA, etc. Pero lo que marcará la diferencia será nuestra ACTITUD.
De ahí la foto. Nosotros no podemos hacer
que las circunstancias de la vida cambien, pero podemos hacer que esas
circunstancias sean más llevaderas. Si llueve, nos mojaremos, pero no hay que
sufrir por lo inevitable. Démosle una oportunidad a la vida. Tengamos
ESPERANZA. Tengamos FE. Y compartamos una sonrisa por algo tan infantil como
saltar los charcos. Repartamos el amor entre los que nos rodean, porque, aun no
teniendo la certeza de que estén necesitados de él, sabemos, por la propia
experiencia, que eso les hará bien.
Pidámosle al Señor que nos haga
humildes, pero sabios, para saber encauzar nuestros dones en beneficio de los
necesitados… ¡CON ALEGRÍA! AMÉN.
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