HIMNO DE LA ALEGRÍA
https://www.youtube.com/watch?v=lKPWZi25DA0
EL DÍA DE LA TIERRA
Nuestro llamado a cuidar la creación de
Dios es incesante, y nosotros como discípulos somos especialmente recordados a
esta llamada en la encíclica del papa Francisco sobre el medio ambiente, Laudato
Si’. El Día de la Tierra se celebrará este mes, el 22 de abril y es otra
oportunidad para hablar con los niños de nuestra responsabilidad para cuidar de
la creación de Dios. Usar recursos responsablemente y ayudar a cuidar el
planeta es responsabilidad de todos los discípulos, sin importar nuestra edad.
Incluso los discípulos más jóvenes pueden ayudar a ser guardianes de la
creación. Una de las maneras de fomentar esta mayordomía es mediante la
enseñanza a los jóvenes discípulos acerca de la creación, con el fin de
desarrollar fascinación, reverencia y gratitud por los dones de Dios.
“Vosotros sois la luz del mundo. No se enciende una lámpara para ponerla debajo de la mesa sino sobre el candelero para que alumbre a todos los de la casa (Mt 5, 14).
La Madre Matilde lo expresa como una lucha reñida que
cuenta con la ayuda y misericordia de Dios, siempre que nos impliquemos en el cumplimiento
del MANDAMIENTO DEL AMOR.
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“…Por lo que hay
que sostener lucha reñida todos, si queremos gozar de ese Dios, que nos impone
y manda al par que facilita los goces de su amistad por el cumplimiento de la
ley que nos impone. Consiente los peligros para probar nuestra fe, y mayor
mérito para nuestras almas. Nos promete su ayuda y protección para que, siempre
animosos, sostengamos la fuerza de la fe
y esperemos con nuestros esfuerzos y su ayuda el librarnos de todo mal,…”
esta sencilla oración, ACTÚA, en tu casa, en el colegio, en tu barrio.
REDUCE lo que usas y tiras, REUTILIZA lo que puede tener más de un uso y RECICLA separando tus desperdicios.
T/ Jesús, Señor de la Tierra
por quien fueron creadas todas las cosas
L/
Los reptiles y las aves,
los
seres que viven y los que mueren.
Las
colinas más elevadas, los más profundos mares,
la
potente tempestad y la suave brisa.
Las
flores del cerezo,
la
compleja tela de araña,
el
aroma de la tierra sedienta cuando llueve.
Cada
célula que forma nuestro cerebro,
cada
hoja caída, cada pino imponente...
Todo
ello revela su diseño intrincado.
Señor
creador, estamos llenos de asombro,
Y
por tu Tierra, te alabamos:
T/ Jesús, Señor de la Tierra,
para quien fueron creadas todas las cosas.
L/
El canto rodado en la orilla del río,
el
humus en el suelo del bosque,
lo
más profundo del espacio (aún no descubierto),
las
arrugas en la cara de un bebé cuando llora.
Cada
gorrión y cada cabello humano
están
numerados y a tu cuidado,
El
hierro, el aceite y también los diamantes,
aunque
los usamos nosotros, te pertenecen.
Perdónanos
Señor, porque olvidamos
que
todas las cosas son tuyas,
y
sin embargo, todo nos asombra.
Por
eso, unidos a la Tierra, te alabamos:
T/ Jesús, Señor de la Tierra,
en quien fueron creadas todas las cosas.
L/
Los grandes misterios de la Tierra,
y
nuestras pequeñas historias personales,
cada
planeta y cada grano de arena,
los
sostienes en tus manos llenas de cicatrices.
Alimentas
a los pájaros y vistes las flores,
calientas
el suelo y envías las lluvias,
compones
los ritmos de la tierra:
mareas
y estaciones,
muerte
y nacimiento.
La
creación entera canta para Ti,
cabeza
y centro de todas las cosas.
Señor
que todo lo sostiene, nos llenamos de asombro,
y
con tu Tierra, te alabamos:
T/ Jesús, Señor de la Tierra,
en quien se renuevan todas las cosas.
L/ Señor Dios, antes del comienzo de los tiempos
te
convertiste en un Hijo de Hombre,
entraste en
el mundo que hiciste
(un mundo
que una vez fue bueno,
ahora dañado
y decaído).
Como Hijo
del Hombre, tu muerte invirtió
el caos de
maldición en nueva creación.
La misma
tierra tembló ese día,
liberada de
la esclavitud a la decadencia,
reconciliada
contigo, esperando en Ti.
Señor
Redentor, llenos de asombro,
junto a tu
Tierra, te alabamos:
T/ Jesús, Señor de la Tierra,
por quien fueron creadas todas las cosas,
para quien fueron creadas todas las cosas
en quien todas las cosas se mantienen unidas,
en quien todas las cosas se hacen nuevas.
Toda la Tierra clama por tí. ¡Amén!
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