martes, 10 de julio de 2018

LA MANADA.

El termino "manada" ha quedado marcado por el delito, con el hierro de la vergüenza.
El lema que he transmitido en la escuela a mis alumnos desde el primer día "La libertad de cada uno termina donde empieza la de los demás" es sinónimo grandilocuente del "no es no" que se corea actualmente.Todos con las víctimas.



Pero yo quería hablar de la manada verdaderamente protagonista.
La formada por los toros.
La belleza del animal, su pose, su estampa, te atrae tanto como te transmite miedo, con solo oirle respirar.
Ese miedo atábico, que a velocidad real se percibe, es patente en las imágenes a cámara lenta.
La tensión del recorrido de unos escasos minutos, hace que la adrenalina se dispare.
El toro de la dehesa encuadrado en una calle rodeado de  estímulos desconocidos.
El milagro es que nada pase.
El avance de la manada parece una correografía salvaje y única.



Dejando a un  lado el debate entre animalistas y taurinos, se puede hacer sencillas similitudes con los seres humanos, que forman parte de una plantilla a lo largo de un año de trabajo.
Los bravos y los mansos.Los que abren la manada o los que se quedan rezagados. los que se dejan arropar por los cabestros o los que derrotan a los lados como autodefensa.Pura vida.

¡Bienaventurados los pastores que mantienen compacta la manada!

Nosotros, al igual que ellos, tenemos un destino, donde llegar todos juntos, y solo juntos tendrá sentido aquello que nos propongamos. 
¡Adelante, siempre adelante!


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