"Id y predicad la Buena Nueva por todos los rincones del mundo", dice el Señor a sus discípulos.
Desde que el hombre es hombre, somos camino.
Polvo, sudor y sangre.
Buscamos nuestro origen a base de entrega y sacrificio.
Trazamos rutas, transitamos caminos, somos peregrinos o emigrantes, exiliados, refugiados, perseguidos.
Sumos turistas "de la ceca a la Meca", empeñados en dar la vuelta al mundo en 80 días por cualquier medio o, simplemente desde el sillón, asidos al mando a distancia, conectados a internet, adictos a nuestras redes sociales.
Todo lo que nos pasa en la vida acota nuestro recorrido.
Lo estrecha o ensancha, le pone vallas, crea cuestas que se suben y se bajan, traza curvas que nos lanzan a otra nueva recta, no sin antes dar visibilidad a un nuevo choque o resbalón.
¿En qué tramo corres tú?
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