miércoles, 11 de julio de 2018

EL TEMPLETE




La plaza del Castillo es el centro neurálgico de Pamplona. Plaza con bonitos edificios residenciales con bares, restaurantes y cafés en sus bajos, entre otros el conocidísimo Café Iruña, el preferido de Hemingway. Es uno de los lugares más animados de Pamplona, donde se organizan todo tipo de ferias y eventos culturales y deportivos. Su ubicación central posibilita la comunicación entre el casco viejo y el barrio del Segundo Ensanche.


Pero también es lugar de reunión de todos los visitantes de unas pocas horas, las justas para vivir la fiesta y regresar a casa.
Sus veladores y terrazas te reciben por la noche al igual que te despiden por la mañana, repletos.
Lugar de desembarco y de naufragio, cabeza de puente y punto de reunión.



El rito empieza con un café y un patxarán. 
El resto de la noche es peregrinar en el bullicio y la algarabía hasta la hora de comienzo del encierro.

¡Los tiempos mozos!
Cuando éramos polvora para los fuegos artificiales, molinillos en los pasodobles y eco de cualquier buena canción.

Ahora somos como la misma plaza. 
Nos llenamos o vaciamos según el día o el evento, pero siempre tenenemos en nuestro centro el templete. Ese lugar especial para hacer sonar nuestro corazón, derramar las lágrimas,de tristeza o alegría, según el día y llegar a los demás, a los que nos quieren, a los que nos acompañan en el camino, pero sobre todo, a los que nos necesitan.

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