Ante todos estos elementos que
componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes
preguntas:
¿Es que, con tal que se
diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos,
exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos
en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el
criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31.
¿Qué experiencia (moral o
religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces
de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes
relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la
televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la
sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro
Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13.
13
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y
el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
La Palabra de Dios nos habla de
esto también en 1ª Pe. 3, 8-12.
¿Cómo podemos justificar como
padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan
daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la
educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás
y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por
lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña
Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40:
37 Jesús le DIJO: Amarás al Señor tu Dios con
TODO tu Corazón, y con Toda tu alma, y con Toda tu Mente.
38 Este es el Primero y grande mandamiento.
39 Y el Segundo es semejante: Amarás a tu
prójimo Como a ti Mismo.
40 De
ESTOS dos mandamientos Depende Toda la ley y los Profetas.
Con los disfraces y la identificación
que existe con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la
conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con
nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la
existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 ; 1ª Pe 5,18 ; Lc. 4,2 ;
Lc. 25, 41; Ef. 6,11
11 Vestíos de Toda la Armadura de Dios, Para Qué
podáis Estar Firmes contra las asechanzas del diablo.
¿Qué experiencia religiosa o moral
queda después de la fiesta de halloween?
¿No es Halloween otra forma de
relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra
vida cristianas se vean debilitadas?
Si aceptamos todas estas ideas y
las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué
diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al
Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las
cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?
Es que nosotros, como cristianos,
mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo
¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan
de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer
Fil. 4,9 Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús
sobre esto en Mt. 5,14 Jn.
8,12
12 Otra vez Jesús les hablo, diciendo: Yo soy la
Luz del Mundo; el qué me Sigue, no andará en tinieblas, sino Que tendrá la luz
de la vida.
Si somos sinceros con nosotros
mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a
la conclusión de que el Halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo
cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y
contrarias a los principios elementales de nuestra fe.
¿Cómo darle
a los hijos una enseñanza auténtica de la fe católica en estas fechas? ¿Cómo
hacer que se diviertan con un propósito verdaderamente católico y cristiano?
¿Qué podemos enseñarles a los niños sobre esta fiesta?
Ante la realidad que inunda nuestro medio y que es promovida
sin medida por el consumismo nos preguntamos ¿qué hacer? ¿Taparnos los ojos
para no ver la realidad? ¿Buscar buenas excusas para justificar su presencia y
no darle mayor importancia a este "juego"? ¿Debemos prohibirles a
nuestros hijos participar en el halloween mientras que sus vecinos y amigos se
"divierten"? ¿Serían capaces los niños de entender todos los peligros
que corren y por qué de nuestra negativa a participar en esto?
La respuesta no es sencilla, sin embargo creemos que sí hay
algunas cosas que podemos hacer:
Lo primero es
organizar una catequesis con los niños en los días anteriores al Halloween, con
el objeto de enseñarles el porqué de la festividad católica de Todos los Santos
y los Fieles Difuntos, haciéndoles ver la importancia de celebrar nuestros
Santos, como modelos de la fe, como verdaderos seguidores de Cristo.
En las catequesis y actividades previas a estas fechas, es
buena idea que nuestros hijos inviten a sus amigos, para que se atenúe el
impacto de rechazo social y sus compañeros entiendan por qué no participan de
la misma forma que todo el mundo.
Debemos explicarles de manera sencilla y clara, pero firme,
lo negativo que hay en el Halloween y la manera en que se festeja. Es necesario
explicarles que Dios quiere que seamos buenos y que no nos identifiquemos ni
con las brujas ni con los monstruos, pues nosotros somos hijos de Dios.
Proponemos a los
padres de familia una opción para sus hijos, pues seguramente los niños querrán
salir con sus amigos en la noche de Halloween: Los niños pueden disfrazarse de
ángeles y preparar pequeñas bolsas con dulces, regalos o tarjetitas con
mensajes y pasar de casa en casa, y en lugar de hacer el "obsequio o
truco" o de pedir dulces, regalarlos a los hogares que visiten y que
expliquen que entregan dulces porque la Iglesia Católica tendrá muy pronto una
fiesta muy importante en la que se celebra a todos aquellos que fueron como
nosotros deberíamos ser: los Santos.
Aunque este cambio no será sencillo para los niños, es
necesario vivir congruentemente con nuestra fe, y no permitir que los más
pequeños tomen como algo natural la connotación negativa del halloween. Con
valor y sentido cristiano, los católicos podemos dar a estas fechas, el
significado que tienen en el marco de nuestra fe.
Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser
además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera
celebración de la Fiesta de Todos los Santos que comienza en la noche del 31 de
octubre. En la liturgia de esa noche, San Pablo nos enseña que los santos están
con nosotros:
Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de
Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y
asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal,
y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación.
-Hebreos 12,22-24
Debemos celebrar
gozosamente esta realidad. Se pueden hacer muchas celebraciones en torno a
los santos. Los niños se pueden disfrazar de un santo favorito y aprenderse su
vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. Los mayores pueden leer sobre los santos,
tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.
Tradicionalmente en España y en algunas comunidades de
Latino América, solía irse de puerta en puerta cantando, tocando instrumentos
musicales y pidiendo dinero para celebrar misas para las ánimas del Purgatorio.
La Fiesta de Todos
los Santos es una invitación a ser nosotros también santos. Las vidas
maravillosas de los santos nos ayudan a vivir más perfectamente el Evangelio.
Encontramos en ellos grandes amigos que intercederán desde el cielo por nuestra
salvación. - Padre Jordi Rivero
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