Las flores amarillas nos recuerdan los años transcurridos desde la beatificación.
El día entero ha sido una oración: hemos tenido a los abuelos en clase, hemos ensayado nuestra actuación en las fiestas de San José, hemos estado en la capilla a disposición de quién voluntariamente deseara rezar, hemos sido la cara amable de un día gris, frio y, por fin, lluvioso.
Pero la chispa que ha iniciado todo ha sido un correo. Este correo.
La comunión de los tellistas, hecha obra de Dios:Colegios y misiones. Hospitales y hogares.
Por ello, hoy más que nunca...
SOMOS MUCHOS.SOMOS UNO.
NO TENGÁIS MIEDO.
¡ADELANTE, ADELANTE, PUES SOLO EL CIELO ES NUESTRO TÉRMINO!
¡GRACIAS A TODOS LOS QUE TRABAJÁIS EN/PARA/POR/CON EL SUEÑO DE MATILDE!
¡MUCHAS FELICIDADES, TELLISTAS!
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