lunes, 31 de mayo de 2021

SÉ TÚ MISM@ Y BRILLA (31MAYO2021) CLAUSURA DEL MES DE MAYO DEDICADO A LA VIRGEN.

Cerramos el mes de mayo , con el nombre de María en nuestra boca, rezando un ROSARIO de PANDEMIA.
Pidiendo le a María que nos ayude en lo que viene por delante e interceda ante Dios, Nuestro Señor, por los que nos han dejado por culpa del coronavirus.
Somos una Familia Tellista pequeña pero no nos olvidamos ni de las alegrías, ni de las luchas, ni de las penas de los que formamos esta familia.
Madre Matilde nos anima a seguir adelante, a cumplir un sueño evangelizador haciendo de nuestra vida un acto de amor.


Por esta razón hemos visitado en este mes a NUESTRA VIRGEN DEL PATIO, para pedirle y darle gracias, para acompañarla y hacerla más presente en nuestro centro y en su comunidad educativa.

MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO

Durante la oración del Santo Rosario se meditan los misterios de nuestra fe.  En cada rosario meditamos 5 misterios seguidos cada uno por un Padre Nuestro y diez Avemarías.

Los misterios están agrupados en cuatro:
Gozosos
(lunes y sábados)
Luminosos
(jueves)
Dolorosos
(martes y viernes)
Gloriosos
(miercoles y domingos)

Meditamos en el corazón, como María. Con ella vamos a Jesús para entregamos al Padre. A medida que decimos las oraciones vocales, vamos pensando en los principales misterios de nuestra Redención.

                                        

EL SANTO ROSARIO EN EL COLEGIO SAN JOSÉ.

1.         CANTO DE ENTRADA:

HOY TE QUIERO CANTAR.

 

2.  COMENZAMOS EL REZO:

Hacer el  SIGNO DE LA SEÑAL DE LA CRUZ (TODOS).

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.

+En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Y rezar el  ACTO DE CONTRICIÓN.

(TODOS LO PROFESORES).

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

CANTO: JUNTO A TI MARÍA.

PRIMER MISTERIO.

1. La Encarnación del Hijo de Dios.

(Lucas 1, 30-32, 38) 
“El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo,
a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado
Hijo del Altísimo (...). Dijo María: He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tú palabra.” 

Rezar el Padrenuestro.

 

Rezar  Avemaría, Gloria y Jaculatoria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 

CANTO: TENGO EN CASA A MI MAMÁ.

 

 SEGUNDO MISTERIO.

2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.

 (Lucas 1, 39-43)
“En aquellos días, se levanto María y se fue con prontitud a la
región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías
y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo
de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena
del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: bendita tú entre
                      las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de donde a mí
                      que la madre de mi Señor venga a visitarme?”

 

Rezar el Padrenuestro.

Rezar   Avemaría, Gloria y Jaculatoria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 

CANTO: AVE MARÍA DE MI SEÑOR.

 

TERCER MISTERIO.

3. El Nacimiento del Hijo de Dios.

(Lucas 2, 6-11)
“Y sucedió que, mientras ellos estaban allí se cumplieron los días
del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en
pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el
alojamiento. Había en la misma comarca algunos pastores (...) se les
presentó el Ángel del Señor, (...)y les dijo: no temáis, pues os anuncio
                      una gran alegría, (...) os ha nacido (...) un salvador.”

 

Rezar el Padrenuestro.

Rezar  Avemaría, Gloria y Jaculatoria.

           María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 

CANTO:MÍSTICA ROSA.

 CUARTO MISTERIO.

 4. La Purificación de la Virgen Santísima: La presentación.

(Lc 2, 22-25, 34-35)
“Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está
escrito en la Ley del Señor. (...) Y he aquí que había en Jerusalén un
hombre llamado Simeón que esperaba la consolación de Israel; y
estaba en él el Espíritu Santo. (...)Simeón les bendijo y dijo a María,
su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel,
                       y para ser señal de contradicción- ¡y a ti misma una espada te traspasará
                       el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos
                       corazones.”

Rezar el Padrenuestro.

Rezar  Avemaría, Gloria y Jaculatoria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

CANTO:GRACIAS MADRE…

             QUINTO MISTERIO.

              5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.

(Lc 2, 41-47)
“Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. (...)
Subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los
días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres(...).
Se volvieron a Jerusalén en su busca(...). Al cabo de tres días, le
encontraron en el templo sentado en medio de los maestros,                     
                      escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban      
                      estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.”

Rezar el Padrenuestro.

Rezar  Avemaría, Gloria y Jaculatoria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Para terminar, recemos todos juntos LA SALVE, acordándonos especialmente de los que faltan, de los que ya no están entre nosotros y también para poner en valor a los que luchan y trabajan por el bien de los demás, religiosas y laicos, con el fin de hacer posible el sueño de Matilde en el siglo XXI. 

¡Que la Virgen María Madre de la Iglesia nos ayude en nuestro día a día! 

LA SALVE.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

 ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

AMÉN.

 

CANTO: GRACIAS MADRE.

domingo, 30 de mayo de 2021

GRUPO DE ORACIÓN "Con Matilde a la luz del Sagrario." (30MAYO2021)

 LA PALABRA:

Evangelio: Mt 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor


EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO



¿Cómo se comunicaba Jesús con Dios?, ¿qué sentimientos se despertaban en su corazón?, ¿cómo lo experimentaba día a día? Los relatos evangélicos nos llevan a una doble conclusión: Jesús sentía a Dios como Padre, y lo vivía todo impulsado por su Espíritu.

Jesús se sentía «hijo querido» de Dios. Siempre que se comunica con él lo llama «Padre». No le sale otra palabra. Para él, Dios no es solo el «Santo» del que hablan todos, sino el «Compasivo». No habita en el templo, acogiendo solo a los de corazón limpio y manos inocentes. Jesús lo capta como Padre que no excluye a nadie de su amor compasivo. Cada mañana disfruta porque Dios hace salir su sol sobre buenos y malos.

Ese Padre tiene un gran proyecto en su corazón: hacer de la tierra una casa habitable. Jesús no duda: Dios no descansará hasta ver a sus hijos e hijas disfrutando juntos de una fiesta final. Nadie lo podrá impedir, ni la crueldad de la muerte ni la injusticia de los hombres. Como nadie puede impedir que llegue la primavera y lo llene todo de vida.

Fiel a este Padre y movido por su Espíritu, Jesús solo se dedica a una cosa: hacer un mundo más humano. Todos han de conocer la Buena Noticia, sobre todo los que menos se lo esperan: los pecadores y los despreciados. Dios no da a nadie por perdido. A todos busca, a todos llama. No vive controlando a sus hijos e hijas, sino abriendo a cada uno caminos hacia una vida más humana. Quien escucha hasta el fondo su propio corazón le está escuchando a él.

Ese Espíritu empuja a Jesús hacia los que más sufren. Es normal, pues ve grabados en el corazón de Dios los nombres de los más solos y desgraciados. Los que para nosotros no son nadie, esos son precisamente los predilectos de Dios. Jesús sabe que a ese Dios no le entienden los grandes, sino los pequeños. Su amor lo descubren quienes le buscan, porque no tienen a nadie que enjugue sus lágrimas.

La mejor manera de creer en el Dios trinitario no es tratar de entender las explicaciones de los teólogos, sino seguir los pasos de Jesús, que vivió como Hijo querido de un Dios Padre y que, movido por su Espíritu, se dedicó a hacer un mundo más amable para todos.


José Antonio Pagola


Publicado en www.gruposdejesus.com

Primera lectura: Dt 4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Palabra de Dios

Salmo responsorial: 32

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.


La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Segunda lectura: Rm 8,14-17

Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

lunes, 24 de mayo de 2021

SÉ TÚ MIS@ Y BRILLA (16 al 25 MAYO 2021) SEMANA LAUDATO SÍ

 La Semana Laudato Si’ 2021, tendrá lugar del 16 al 25 de mayo, y será la coronación de Año Especial Laudato Si’, y la celebración de los grandes progresos, que toda la Iglesia ha hecho, en el camino hacia la conversión ecológica.

La Semana Laudato Si’ 2021 será, además, un momento para reflexionar sobre lo que la pandemia del COVID-19 nos ha enseñado y preparar el futuro con esperanza.



Tras el rezo del Regina Caeli de este domingo 23 de mayo, en la solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco saludó a los animadores de Laudato Si’ de todo el mundo, dándoles las gracias por difundir el Evangelio de la Creación y cuidan nuestra casa común.

Francisco recordó que mañana, lunes 24 de mayo, se clausura el Año Especial Aniversario de Laudato Si‘ y agradeció “a todos los que han participado con numerosas iniciativas en todo el mundo”.

El año puede estar terminando, pero el “camino que debemos continuar juntos, escuchando el grito de la tierra y el grito de los pobres apenas comienza”, dijo el Papa.

Asimismo, anunció entonces el lanzamiento de la “Plataforma Laudato Si’”, un medio que ayudará a todas las instituciones, comunidades y familias católicas a dar los próximos pasos en la implementación de Laudato Si’. 

La iniciativa del Vaticano se dará a conocer oficialmente el martes 25 de mayo, último día de la Semana Laudato Si’

Será “un camino operativo de siete años que guiará a familias, comunidades parroquiales y diocesanas, escuelas y universidades, hospitales, empresas, agrupaciones, movimientos, organizaciones, institutos religiosos a asumir un estilo de vida sostenible”, mencionó Francicsco.









SÉ TÚ MISM@ Y BRILLA (24MAYO2021) MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

LA PALABRA:



Evangelio según Juan 19, 25-34

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: “Todo está cumplido”, e inclinando la cabeza, entrego el espíritu.

Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.

PALABRA DEL SEÑOR.  


María acompaña en oración toda la vida de Jesús, hasta la muerte y la resurrección; y al final continúa, y acompaña los primeros pasos de la Iglesia naciente (cfr. Hch 1,14). [...] Es la Madre de Jesús que reza con ellos, en comunidad, como una de la comunidad. Reza con ellos y reza por ellos. Y, nuevamente, su oración precede el futuro que está por cumplirse: por obra del Espíritu Santo se ha convertido en Madre de Dios, y por obra del Espíritu Santo, se convierte en Madre de la Iglesia. Rezando con la Iglesia naciente se convierte en Madre de la Iglesia, acompaña a los discípulos en los primeros pasos de la Iglesia en la oración, esperando al Espíritu Santo. AUDIENCIA GENERAL 18 de noviembre de 2020


La Iglesia es mujer y madre

En Santa Marta, el 21 de mayo, el Papa Francisco celebró por primera vez la misa en la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia: desde este año, de hecho, la solemnidad en el calendario romano general se celebra el lunes después de Pentecostés, como fue dispuesto por el Pontífice con el decreto Ecclesia mater de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos (11 febrero 2018), precisamente para «favorecer el crecimiento del sentido materno de la Iglesia en los pastores, en los religiosos y en los fieles, como también de la genuina piedad mariana».

«En los Evangelios cada vez que se habla de María se habla de la “madre de Jesús”» hizo notar Francisco en la homilía, refiriéndose al pasaje evangélico de Juan (19, 25-34). Y «aunque en la Anunciación no se dice la palabra “madre”, el contexto es de maternidad: la madre de Jesús» afirmó el Papa, subrayando que «esta actitud de madre acompaña su obra durante toda la vida de Jesús: es madre». Tanto que, prosiguió, «al final Jesús la da como madre a los suyos, en la persona de Juan: “Yo me voy, pero esta es vuestra madre”». He ahí, por tanto, «la maternidad de María».

«Las palabras de la Virgen son palabras de madre» explicó el Papa. Y lo son «todas: después de aquellas, al principio, de disponibilidad a la voluntad de Dios y de alabanza a Dios en el Magníficat, todas las palabras de la Virgen son palabras de madre». E incluso «antes, en Nazaret, lo hace crecer, lo cría, lo educa, pero después lo sigue: “Tu madre está ahí”». María «es madre desde el principio, desde el momento en el que aparece en los Evangelios, desde el momento de la Anunciación hasta el final, ella es madre». De ella «no se dice “la señora” o “la viuda de José”» —y en realidad «podían decirlo»— sino que siempre María «es madre».

«Los padres de la Iglesia han entendido bien esto —afirmó el Pontífice— y han entendido también que la maternidad de María no termina en ella; va más allá». También los padres «dicen que María es madre, la Iglesia es madre y tu alma es madre: hay femenino en la Iglesia, que es maternal». Por eso, explicó Francisco, «la Iglesia es femenina porque es “iglesia”, “esposa”: es femenina y es madre, da a luz». Es, por tanto «esposa y madre», pero «los padres van más allá y dicen: “También tu alma es esposa de Cristo y madre”».

«En esta actitud que viene de María que es madre de la Iglesia —hizo presente el Papa— podemos entender esta dimensión femenina de la Iglesia: cuando no está, la Iglesia pierde la verdadera identidad y se convierte en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol o cualquier otra cosa, pero no la Iglesia».

«La Iglesia es “mujer” —reiteró Francisco— y cuando nosotros pensamos en el rol de la mujer en la Iglesia debemos remontarnos hasta esta fuente: María, madre». Y «la Iglesia es “mujer” porque es madre, porque es capaz de “dar a luz hijos”: su alma es femenina porque es madre, es capaz de dar a luz actitudes de fecundidad».

«La maternidad de María es algo grande» insistió el Pontífice. Dios, de hecho, «ha querido nacer de una mujer para enseñarnos este camino». Es más, «Dios se ha enamorado de su pueblo como un esposo con la esposa: esto se dice en el Antiguo Testamento. Y es «un misterio grande». Como consecuencia, prosiguió Francisco, «nosotros podemos pensar» que «si la Iglesia es madre, las mujeres deberán tener funciones en la Iglesia: sí, es verdad, deberán tener funciones, muchas funciones que hacen, gracias a Dios son más las funciones que las mujeres tienen en la Iglesia».

Pero «esto no es lo más significativo» advirtió el Papa, porque «lo importante es que la Iglesia sea mujer, que tenga esta actitud de esposa y de madre». Con la conciencia de que «cuando olvidamos esto, es una Iglesia masculina sin esta dimensión, y tristemente se convierte en una Iglesia de solterones, que viven en este aislamiento, incapaces de amor, incapaces de fecundidad». Por tanto, afirmó el Pontífice, «sin la mujer la Iglesia no va adelante, porque ella es mujer, y esta actitud de mujer le viene de María, porque Jesús lo ha querido así».

Francisco, al respecto, también quiso indicar «el gesto, diría la actitud, que diferencia mayormente a la Iglesia como mujer, la virtud que la diferencia más como mujer». Y sugirió reconocerlo en el «gesto de María en el nacimiento de Jesús: “Dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre”». Una imagen en la que se encuentra «precisamente la ternura de toda madre con su hijo: curarlo con ternura, para que no se hiera, para que esté bien cubierto». Y «la ternura» por eso es también «la actitud de la Iglesia que se siente mujer y se siente madre».

«San Pablo —lo escuchamos ayer, también en el breviario lo hemos rezado— nos recuerda las virtudes del Espíritu y nos habla de la mansedumbre, la humildad, de estas virtudes llamadas “pasivas”» afirmó el Papa, haciendo notar que sin embargo «son las virtudes fuertes, las virtudes de las madres». He ahí que, añadió, «una Iglesia que es madre va por el camino de la ternura; conoce el lenguaje de tanta sabiduría de las caricias, del silencio, de la mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio». Y «también un alma, una persona que vive esta pertenencia a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo camino: una persona mansa, tierna, sonriente, llena de amor».

«María, madre; la Iglesia, madre; nuestra alma, madre» repitió Francisco, invitando a pensar «en esta riqueza grande de la Iglesia y nuestra; y dejemos que el Espíritu Santo nos fecunde, a nosotros y a la Iglesia, para convertirnos también nosotros en madres de los otros, con actitud de ternura, de mansedumbre, de humildad. Seguros de que este es el camino de María». Y, en conclusión, el Papa hizo notar también que «curioso es el lenguaje de María en los Evangelios: cuando habla al Hijo, es para decirle cosas que los demás necesitan; y cuando habla a los demás, es para decirles: “haced todo lo que Él os diga”».

PAPA FRANCISCO

http://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2018/documents/papa-francesco-cotidie_20180521_iglesia-mujer-madre.html


Del Libro del Génesis 3, 9-15. 20

Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó, “¿Dónde estás?” Éste le respondió, “Oí tus pasos en el jardín; y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí”. Entonces le dijo Dios, “¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?”

Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí”. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?” Repuso la mujer: “La serpiente me engañó y comí.” Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente:
“Porque has hecho esto,
serás maldita entre todos los animales
y entre todas las bestias salvajes.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo
todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya;
y su descendencia te aplastará la cabeza,
mientras tú tratarás de morder su talón”.

El hombre le puso a su mujer el nombre de “Eva”, porque ella fue la madre de todos los vivientes.

Palabra de Dios.


Sal 86, 1-2.3 y 5. 6-7
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí». R/.

Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».
R/.


Oración

Abrázame tú María;

Tus gozos sean mi consuelo,

Llegue mi llanto hasta el Cielo

Hasta que aparezca el día.

Bendice mi pensamiento,

Imprégname con tu amor,

Alivia mi cruel dolor

Y mi duro abatimiento

En tu seno virginal,

Como con Jesús hiciste

Y al enemigo abatiste,

Líbrame de todo mal.

Protégeme de las cosas

Que me separan de Cristo,

Para estar siempre provisto

En sus manos amorosas.

Dame tu virtud que ostenta

Toda la fuerza de Dios,

Que en hermosa unión los dos

Capearemos la tormenta.



domingo, 23 de mayo de 2021

GRUPO DE ORACIÓN "Con Matilde a la luz del Sagrario." (23MAYO2021)

 LA PALABRA:

Secuencia


Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.


Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.


Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.


Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.


Riega la tierra en sequia,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.


Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».


Palabra del Señor


ABIERTOS AL ESPÍRITU


No hablan mucho. No se hacen notar. Su presencia es modesta y callada, pero son «sal de la tierra». Mientras haya en el mundo mujeres y hombres atentos al Espíritu de Dios será posible seguir esperando. Ellos son el mejor regalo para una Iglesia amenazada por la mediocridad espiritual.

Su influencia no proviene de lo que hacen ni de lo que hablan o escriben, sino de una realidad más honda. Se encuentran retirados en los monasterios o escondidos en medio de la gente. No destacan por su actividad y, sin embargo, irradian energía interior allí donde están.

No viven de apariencias. Su vida nace de lo más hondo de su ser. Viven en armonía consigo mismos, atentos a hacer coincidir su existencia con la llamada del Espíritu que los habita. Sin que ellos mismos se den cuenta son sobre la tierra reflejo del Misterio de Dios.

Tienen defectos y limitaciones. No están inmunizados contra el pecado. Pero no se dejan absorber por los problemas y conflictos de la vida. Vuelven una y otra vez al fondo de su ser. Se esfuerzan por vivir en presencia de Dios. Él es el centro y la fuente que unifica sus deseos, palabras y decisiones.

Basta ponerse en contacto con ellos para tomar conciencia de la dispersión y agitación que hay dentro de nosotros. Junto a ellos es fácil percibir la falta de unidad interior, el vacío y la superficialidad de nuestras vidas. Ellos nos hacen intuir dimensiones que desconocemos.

Estos hombres y mujeres abiertos al Espíritu son fuente de luz y de vida. Su influencia es oculta y misteriosa. Establecen con los demás una relación que nace de Dios. Viven en comunión con personas a las que jamás han visto. Aman con ternura y compasión a gentes que no conocen. Dios les hace vivir en unión profunda con la creación entera.

En medio de una sociedad materialista y superficial, que tanto descalifica y maltrata los valores del espíritu, quiero hacer memoria de estos hombres y mujeres «espirituales». Ellos nos recuerdan el anhelo más grande del corazón humano y la Fuente última donde se apaga toda sed.

José Antonio Pagola

Publicado en www.gruposdejesus.com

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11):

AL cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios


Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34

R/.
 Envía tu Espíritu, Señor,
y repuebla la faz de la tierra


Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas
R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,3b-7.12-13):

HERMANOS:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios