La Historia cuenta de esta manera por qué el rey visigodo mandó
construir este templo:
Regresaba el rey godo Recesvinto, de haber derrotado al caudillo
de los vascones, llamado Fruela, y en este pueblecillo se detuvo a descansar,
pues se sentía enfermo de una afección renal. Durante este reposo bebió el agua
de un manantial existente en el mismo lugar donde anteriormente existieron unas
termas romanas y el recuperar rápidamente su salud se lo atribuyó a un hecho
milagroso. Como gratitud decidió erigir en aquel lugar el templo que hoy vemos
dedicado a San Juan Bautista.
Y os estaréis preguntando a qué viene todo
esto. Pues me explico.
Todo comienzo yo lo asocio a un manantial.
Un agua que brota de la tierra para saciar la
sed, para regar los campos, para sanar el cuerpo y el espíritu. No me fijo en
su caudal, puede ser un torrente o un hilillo, lo importante es la función del
manantial.
Me cuesta pensar como no repetirme
transmitiendo el mensaje, tras varios años de oración semanal, y perder, con la
reiteración, el fundamento. Pero asumo, como maestro de primaria, que la
repetición hace que llegue la Luz, tarde o temprano, donde antes nada habitaba.
Por eso os invito a este bautismo por
inmersión, como el de Jesús en el Jordán, en vuestro particular manantial. Ese
que hace a cada uno corriente, remanso, pozo, acequia o pantano.
Os invito a sumergiros en las aguas limpias del
nuevo año para tomar impulso y salir a respirar, con energías renovadas, porque
este año va a ser muy especial.
Dios, nos va a nombrar, a cada uno de nosotros,
con esa forma tan Suya de llegar al corazón, para una misión y hemos de estar
preparados y dispuestos.
Así que “al agua patos”, que no quiero oír
luego que no os lo advertí y ¡Feliz “bautismo”!
PD: http://pensandote.wix.com/pensandote
Aquí esta
otro manantial, pero este es de los potentes. Es nuestro pero solo brota para compartir.
LA PALABRA:
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (3,13-17):
En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»
Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»
En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»
Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»
Con la fiesta
del Bautismo del Señor, culminamos el tiempo litúrgico de la Navidad. El Señor
se ha ido manifestando a lo largo de estas semanas en Belén, a María, a José y
a los pastores en la humildad del pesebre; en la Epifanía, cuando a través de
los magos de Oriente se presentó a todos los pueblos. Hoy Jesús se revela, en
las orillas del Jordán a San Juan Bautista y al pueblo de Israel.
A partir del
lunes próximo, comienza de nuevo el Tiempo ordinario, a la espera de la
celebración de la Pascua definitiva de Nuestro Señor.
Esforcémonos
por profundizar, día a día, en el conocimiento de la persona y del mensaje de
Jesús.Todo lo demás se nos dará por añadidura. ¡ASÍ SEA!
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