domingo, 24 de marzo de 2013
DOMINGO DE RAMOS... ¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!
Lucas 19, 28-40
28 Y dicho esto, continuó adelante camino de Jerusalén.
29 Al llegar cerca de Betfagé y de Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: 30 «Id a la aldea de enfrente y, a la entrada, encontraréis un pollino atado sobre el que nadie ha montado aún; desatadlo y traedlo. 31 Si alguien os pregunta: ¿Por qué lo desatáis?, decidle: El Señor lo necesita». 32 Los enviados fueron y lo encontraron como les había dicho. 33 Mientras ellos desataban el pollino, sus dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?». 34 Ellos replicaron: «El Señor lo necesita». 35 Y se lo llevaron a Jesús. Echaron sus mantos sobre el pollino y montaron a Jesús.
36 A medida que avanzaba, ellos extendían sus mantos en el camino a modo de alfombra.
37 Al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, todos los que iban con él, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, 38 diciendo: ¡Bendito el que viene, el rey, en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo! ¡Viva Dios altísimo!.
39 Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». 40 Él les dijo: «Os digo que si éstos se callaran gritarían las piedras».
Notas sobre el texto, con-texto y pretexto, para Situándonos en el día 1º de Semana Santa:
Este domingo sintetiza la Semana Santa: Eucaristía, pasión y resurrección de Jesús. El recibimiento alegre a Jesús es no sólo por entrar en Jerusalén a dar la vida, sino un anticipo de su resurrección. La vida como creyente participa de este mismo claro oscuro: la fidelidad al Padre nos llevará a situaciones de sufrimiento; pasaremos por al muerte. Pero nos espera la vida sin límites en compañía del Resucitado.
● El Evangelio que encontramos en esta ficha no es el de la mi-sa sino el que se lee antes, en la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén.
● Es un texto que asociamos al acto popular de la bendición de Ramos, aparentemente sólo cargado de tradición y vacío de contenido para mucha genteque asiste. Y nos puede parecer que es un texto sin ningún contenido especial, que se lee para dar sentido a la tradición de bendecir los ramos. Nos equivocaríamos: es una página del Evangelio de las cargadas de simbolismo. Y podemos encontrar resumidos muchas cosas de la misión de Jesús. Y condensados muchos episodios de su recorrido desde Galilea a Jerusalén.
Texto: Lc 19,28-40 (Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza”)
En este pasaje aparece Jesús como Mesías pacífico y humilde (Zac 9,9-10: entra sobre un borriquillo)), frente al triunfante esperdo (Lc 19,11). No entra como un guerrero conquistador sino como un rey de paz. Aunque algunos rasgos: la alegría o extender el manto al paso de Jesús, revelan su realeza (1Reyes 1,38-40; 2Re 9,13). Es un anuncio simbólico de lo que ocurrirá en su resurrección, en la que Dios le hará Señor y Mesías (Hechos 2,36).
Los discípulos entonan (19,38a) un cántico inspirado en el Salmo 118,26 utilizado en las fiestas judías. Lucas introduce cambios (sustituir reino por el rey) que hace mas clarala alusión a Jesús. Además, Lucas introduce una segunda parte (19,38b) que se parece a un cántico de los ángeles de la infancia de Jesús (Lc2,14). Ahora son los discípulos los que cantan la manifestación de su gloria (el enviado por Dios que aporta paz).
La reacción negativa de algunos fariseos (19,39-40) expresa el rechazo de los judíos al reconocimiento del mesianismo de Jesús. La contestación de Jesús puede significar (Habacuc 2,11)que nadie puede impedir que Jerusalén aclame a Jesús.
En los versículos que siguen (19,41-46) , surgen también palabras de juicio sobre Jerusalén, que no ha sabido reconocer la salvación de Dios que llegaba con Jesús (//visita de Dios a Jerusalén v.44). La lamenta-ción y la destrucción sobre Jerusalén nos puede indicar la fragilidad de este momento de gloria.
Jesús realiza el plan de Dios aceptado libremente y obedientemente (22,15). En Getsemaní aparece la humanidad de Jesús con gran realismo; suda sangre en su combate interior y de oración intensa (22,39-46). Aparece claro el interés por exculpar a Pilato presionado por los judíos (23,4-7). Jesús no es un revoltoso contra Roma, sino el profeta que sufre por su pasión; su reino no es político (23, 13-18).
La atención de Jesús a las personas concretas, propio de Lucas, destacada en la mirada a Pedro (22,61), en la atención a las mujeres (23,28), en el perdón a los verdugos (23,34), en el consuelo al ladrón (23,42). El salmo 31,6 ofrece las últimas palabras de confianza sin límites en el Padre. Los suyos le siguen de lejos hasta la cruz y la muerte (23,49); así podrán ser testigos.
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
José María Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúgica
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