EL SANTO ROSARIO EN EL COLEGIO SAN JOSÉ
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Para ser fieles a nuestro lema "ACOMPAÑÁNDOTE" vamos a rezar y a repasar especialmente el camino realizado durante este mes y durante el curso. Y no hay mejor ejemplo de acompañamiento que MARÍA y estos MISTERIOS GOZOSOS que vamos a rezar a continuación nos lo muestran claramente. |
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PRIMER MISTERIO. |
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«Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la virgen era María» (Lc 1,26-27). Rezar el Padrenuestro. Rezar 3 Avemarías, Gloria y Jaculatoria. María, Madre de gracia, Madre de
misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén. SEGUNDO MISTERIO. Ese Sí es un COMPROMISO DE SERVICIO a Dios y a los demás...y nos ponemos en camino. «En aquellos días María se puso en camino y fue aprisa a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando a voz en grito, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno"» (Lc 1, 39-42) Rezar el Padrenuestro. Rezar
3 Avemarías, Gloria y Jaculatoria. María,
Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y
ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. TERCER MISTERIO. Ese SÍ trae la LUZ al mundo...pone ESPERANZA Y ALEGRIA en nuesto camino. «Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento» (Lc 2,1-7). Rezar el Padrenuestro. Rezar 3 Avemarías, Gloria y Jaculatoria. María,
Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y
ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. . CUARTO MISTERIO. Ese SÍ es un camino de FE, de consagración a DIOS desde que nacemos. Nuestra MISIÓN es trsmitir esa fe acompañando, compartiendo, dando respuestas al que lo necesita. «Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, como lo había llamado el ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor» (Lc 2, 21-24). Rezar el Padrenuestro. Rezar 3 Avemarías, Gloria y Jaculatoria. María,
Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y
ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén QUINTO MISTERIO. Ese SÍ es el del compromiso de estar siempre ahí para lo que necesitemos, aunque nos perdamos, aunque no entendamos lo que nos ocurre. María siempre está pendiente de nosotros.Y ese "estar pendiente" debe ser la clave de nuestro ACOMPAÑÁNDOTE. «Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres... Y sucedió que al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas» (Lc 2, 41-47) Rezar el Padrenuestro. Rezar 3 Avemarías, Gloria y Jaculatoria. María,
Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y
ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén REZAMOS LA SALVE. Ruega
por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Nuestro Señor Jesucristo. AMÉN. |