CRECER CREYENDO:
Lc (1,39-45):
En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
Palabra de Dios
En aquellos días, María se puso de camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 79,2ac.3c.15-16.18-19
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.
R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.
COMENTARIO:
“RASGOS DE MARÍA”
La visita de María a Isabel le
permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a Jesús antes
incluso de haber nacido. La escena está cargada de una atmósfera muy
especial. Las dos van a ser madres. Las dos han sido llamadas a
colaborar en el plan de Dios. No hay varones. Zacarías ha quedado mudo.
José está sorprendentemente ausente. Las dos mujeres ocupan toda la
escena.
María que ha llegado aprisa desde
Nazaret se convierte en la figura central. Todo gira en torno a ella y a su
Hijo. Su imagen brilla con unos rasgos más genuinos que muchos otros que le han
sido añadidos posteriormente a partir de advocaciones y títulos más alejados
del clima de los evangelios.
María, «la madre de mi Señor». Así lo proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo. Es
cierto: para los seguidores de Jesús, María es, antes que nada, la Madre de
nuestro Señor. Éste es el punto de partida de toda su grandeza. Los primeros cristianos
nunca separan a María de Jesús. Son inseparables. «Bendecida por
Dios entre todas las mujeres», ella nos ofrece a Jesús, «fruto
bendito de su vientre».
María, la creyente. Isabel la declara dichosa porque «ha creído». María
es grande no simplemente por su maternidad biológica, sino por haber acogido
con fe la llamada de Dios a ser Madre del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios;
ha guardado su Palabra dentro de su corazón; la ha meditado; la ha puesto en
práctica cumpliendo fielmente su vocación. María es Madre creyente.
María, la evangelizadora. María ofrece a todos la salvación de
Dios que ha acogido en su propio Hijo. Ésa es su gran misión y su servicio.
Según el relato, María evangeliza no sólo con sus gestos y palabras, sino
porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su Espíritu. Esto es
lo esencial del acto evangelizador.
María, portadora de alegría. El saludo de María contagia la
alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera en
escuchar la invitación de Dios: «Alégrate...el Señor está contigo».
Ahora, desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María
irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo.
Ella es para la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.
Quien cree en la encarnación de Dios,
que ha querido compartir nuestra vida y acompañarnos en nuestra indigencia, se
siente llamado a vivir de otra manera.
No se trata de hacer «cosas grandes». Quizá, sencillamente, ofrecer
nuestra amistad a ese vecino hundido en la soledad, estar cerca de ese joven
que sufre depresión, tener paciencia con ese anciano que busca ser escuchado
por alguien, estar junto a esos padres que tienen a su hijo en la cárcel,
alegrar el rostro de ese niño triste marcado por la separación de sus padres...
Este amor que nos lleva a compartir las cargas y el peso que tiene que
soportar el hermano es un amor «salvador», porque libera de la soledad e
introduce una esperanza nueva en quien sufre, pues se siente acompañado en su
aflicción."
REFLEXIÓN:
Ahora que ya nos dejamos deslizar por el
tobogán de villancicos, que nos sumergimos en la piscina de compras o subimos y
bajamos en el balancín de las comidas y cenas de trabajo, de amigos, de
familia…
¿Cuál es tu plan para esta Navidad?
Probablemente tengas más claro lo que
no quieres hacer… los noes de las convenciones sociales revolotean intentando
anidar en nuestra desgana, mientras los ruidos de las calles nos enmudecen y
las luces que nos iluminan nos ciegan porque no se entienden.
¿Cuánto corazón necesita Dios?
Los
corazones andan perdidos en amar, en buscar amor, en restañar las
heridas del engaño, el autoengaño o del paso de los años. Corazones preocupados
en arreglar su motor de arranque o en esperar la válvula, esa que hará que
revolucione como cuando uno era capaz de soñar las nubes, como cuando el silencio
era insoportable porque todo el camino estaba aún por delante.
¿Así funciona el hombre?
Todavía tengo esperanza en ti… “No te
rindas”, lo tengo escrito de tu puño y letra en un papel. Se te escapa el sueño
y duele como si te clavas las agujas de la catedral, que canta el grupo
burgalés la M.O.D.A, pero, aún y con todo, somos de los que creemos que está la
arena de la playa bajo el adoquín, que llegaremos a primavera, aunque el viaje
desafía nuestra incoherencia, reproduce el eco de nuestro ¿qué se puede hacer?
Siempre contra el viento. Aquí no es buen momento. La distancia nos acerca.
¿Ahora vamos a parar?
El presente nunca es buen momento,
aunque estemos cansados de esperar un tren que no llega.
María, Virgen, dijo Sí a Dios y todas
las respuestas encontraron como encaminarse a las preguntas que habitan siempre
en la garganta de nosotros, sus hijos. Fue un instante que cambió el mundo, un
fuego que es llama que no se apaga nunca, porque es amor. Amor de Madre, para
el amor que salva, porque es Promesa de Dios.
Estad atentos, permaneced despiertos.
Es ahora…
¿Cuál es tu plan para esta Navidad?
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