San
Valentín es un santo romano ampliamente reconocido del siglo tercero que se
conmemora el 14 de febrero y asociado desde la Alta Edad Media con una
tradición del amor cortés.
¿Y por qué se eligió esa fecha? Porque
es el día de la fiesta de un santo que tradicionalmente se ha considerado
como el patrón de los jóvenes, los viajeros, los apicultores, de la
conservación de la inocencia virginal —con todo lo paradójico
que esto resulta— y, desde luego, de los enamorados. Se trata, usted ya lo
adivinó, de San Valentín.
Según la leyenda más difundida, Valentinus —que así era su nombre— era un joven
sacerdote cristiano que vivía en la Roma del siglo III bajo el gobierno del
emperador Claudio II, quien había prohibido
los matrimonios entre jóvenes con la idea de que los solteros sin familia eran
mejores soldados. Inspirado por su fe cristiana, Valentinus empezó a celebrar matrimonios
clandestinos entre jóvenes enamorados; al saberlo, el emperador lo hizo
encarcelar bajo la vigilancia de un oficial llamadoAsterius, el cual,
para burlarse de él, lo desafió a que con su fe le restaurara la vista a su
hija ciega, Julia. Valentinus invocó al Señor e hizo el milagro. A
pesar de ello, el emperador Claudio ordenó
el martirio y la muerte de Valentinus, quien se
despidió de Julia —quien al parecer se
había enamorado del joven mártir— con una carta que firmó diciendo “Tu Valentín”. De ahí que Valentín, tiempo después, fuera elevado a los altares y
adorado como el protector del amor y el patrón de los enamorados. Fin.
Una leyenda hermosa e inspiradora, sin
duda. Pero el hecho es que no existe ningún registro o
documento histórico que la soporte. Existió, sí, una catacumba
cristiana en la Vía Flaminia —uno de los antiguos caminos que desembocaban en
la Roma imperial— cuyos restos se atribuían a un cristiano de nombre Valentín, que pudo haber sido obispo de
la antigua ciudad de Interamna —hoy Terni— y que fue llevado a
Roma para ser martirizado y muerto durante la gran persecución de Claudio II, entre los años 270 y 273. En la Enciclopedia Católica y en otras fuentes, se habla hasta de tres mártires con el nombre de Valentín;
sin embargo, su nombre no aparece en los martirologios antiguos sino hasta el
siglo V, cuando el papa Gelasio I estableció
su fiesta el 14 de febrero —fecha de su muerte, según la tradición—. Algunos
estudiosos sostienen la hipótesis que la creación de esta fiesta en particular
fue una “estrategia” cristiana para sustituir la costumbre pagana
de las Lupercales, las cuales se celebraban entre los días 13 y 15
de febrero —días en que, supuestamente, las aves eligen a sus parejas— y
rendían culto a Lupercio, un dios menor y patrono
de los pastores, que también se asociaba con la fertilidad.
Entonces, sin ninguna certeza de su
existencia, ¿cómo fue que el día se convirtió en “el día oficial del amor y la amistad” y su culto
fue tan difundido en todo el mundo? Al parecer, la leyenda del santo
enamorado se gestó unos diez siglos después, en la Alta Edad Media,
cuando el amor cortés y sus exaltaciones estaban a la orden del día: el
escritor inglés Geoffrey Chaucer refiere el
culto tradicional de San Valentín y
establece un vínculo del 14 de febrero con el amor romántico, a pesar de que no
existen fuentes previas que den fe de lo referido por Chaucer.
Ya en el siglo XVIII, en la pujante
Inglaterra, la fiesta de San Valentín se convirtió en una ocasión en la que
—impulsados por protocampañas publicitarias de avezados comerciantes— los enamorados intercambiaban regalos que simbolizaban su amor: ramos
de flores y tarjetas con versos y dibujos llamadas “Valentines”. En 1894, un
número del Confectioner’s Journal —algo
así como “el diario de los confiteros”— sostenía que tales tarjetas eran una reliquia medieval y
proponían un regalo mucho más elegante y refinado: una caja de bombones, dulces
o chocolates en forma de corazón. Sobra decir que el éxito de tal estrategia
mercadotécnica persiste hasta hoy en todo el mundo.
El amor es un idioma, que en francés danza y
acaricia mi alma.
El amor es una idea, que en castellano huele a
luna y azahar.
El amor es una promesa, que en inglés recuerda
tormentas y esperanzas.
El amor es un sueño, que enmudece porque
cabalga sobre tus palabras.
Amor dulce.
Amor de corazón, con corazón.
Amor con o sin razón.
Amor cortés.
Amor de sal.
¡Moneda al aire!
Azar imparable.
Amor sin igual.
Amor de dos.
Amor de Dios.
Amor de tres, de cien, de mies.
Amor multicolor.
Amor pasión.
Amor fuente.
Amor oración.
Amor silente.
Amor faro, bahía, playa y mar en calma.
Amor galaxia, luz, polvo de estrellas y viento solar.
Amor fuego, chimenea, rescoldo y calor del hogar.
Amor Friki, veraz, puro y duro, con alma.
Amor Todo.
Como Comunidad de Oración, el AMOR, es parte
fundamental de nuestra razón de ser y, a la vez, es nuestro estandarte antes de
entrar en la batalla de la vida diaria.
Nuestro manantial, es el Mandamiento de Jesús.
Nuestra fuente, el sueño de Matilde.
La voluntad, como la necesidad, es virtud que
cada uno aporta.
Recordemos que es el prójimo, siempre, nuestro regalo.
Compartir el camino, nuestra mejor oportunidad.
¡AMÉN!
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