domingo, 9 de marzo de 2014

¡¡NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LÍBRANOS DEL MAL!!

“Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (cfr. 2 Cor 8,9)
LA PALABRA:
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,1-11):

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. 
El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.»













Pero él le contestó, diciendo: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."» 

Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."»
Jesús le dijo: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."» 
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras.»

Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto."» 
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
     

 Ya es Cuaresma, tiempo de ayuno, limosnas y oración; de estar alegres
 y perfumarse la cara. Como le gusta al Señor. Feliz Domingo y un abrazo. P. Alberto Bustos

Fue tentado. Pudiera parecer, leyendo la primera Lectura de este primer domingo de Cuaresma, que todo empezó con una prohibición: “Nos ha dicho Dios: No comáis del fruto del árbol que está en mitad del jardín. No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte”.  
           
 No podemos imaginarnos a Dios como tentador. Como si dijera a Adán: “¿Ves lo hermoso que es esto? ¡Lástima que esté prohibido!” No, el hombre fue creado y colocado en el jardín para gozar, para ser feliz.
           
 El límite (“no comas del árbol de la ciencia del bien y del mal”), la ley negativa no se opone al gozo, sino que lo protege y lo encauza en la debida dirección. El hombre no puede perseguir la felicidad de cualquier manera. Entre otras razones porque ésta no sería verdadera felicidad. Precisamente porque quiero llegar a la felicidad, debo vigilar atentamente para no ir por caminos equivocados. 
           
 El hombre no ha sido enviado a la tierra (como a veces solemos oír) para sufrir. El mundo creado por Dios es bueno, hermoso (seis veces leemos que el Creador, después de cada maravilla que salió de sus manos, vio que era buena, muy buena). El mundo contiene todo lo que puede satisfacer nuestros deseos. Y nosotros debemos alegrarnos y dar gracias por ello. Pero existe una ley, un camino para llegar a eso.
           
 Hay unos límites que respetar si no queremos fallar en la búsqueda del verdadero bien.
           
 Los reinos del mundo con su gloria que el demonio ofrece a Jesucristo, como leíamos en el evangelio, son ridículos comparados con la gloria que promete Dios y con las perspectivas ilimitadas de su Reino. El sentido de la frustración no se apodera del hombre cuando abraza el mandamiento de Dios, sino cuando da oído a las sugerencias del Demonio.
           
 El jardín del Edén tiene que se un lugar de paz, de bienestar, de gozo. Y precisamente por eso existe una ley. La ley que garantiza el placer no puede ser la ley del capricho, del antojo. No puede ser una ley arbitraria.
            Un día Jesús multiplicará los panes para quitar el hambre de la multitud. Pero ni siquiera entonces transformará las piedras en pan, como le pedía el Demonio. Se servirá en cambio del don minúsculo, “desproporcionado” de un muchacho que sólo tenía dos panes. Como dando a entender que el verdadero milagro es el gesto de compartir.
           
 Más tarde Cristo será ensalzado, glorificado. No sobre el alero del templo, sino sobre la cruz. Salvará a los otros porque no aceptará salvar la propia vida, sino que estará dispuesto a perderla.
           
 Y poco antes lo encontraremos de rodillas. No frente a Satanás, como éste se lo pedía para entregarle todos los reinos de este mundo. Sino ante los apóstoles, para lavarles los pies. Mostrándonos así que la verdadera grandeza está en servir. Quitándonos cualquier posibilidad de instrumentalizar a Dios  mediante nuestros intereses egoístas y nuestros sueños de grandeza y de poder.    
           
 Jesús nos enseña algo que solemos olvidar con frecuencia cuando rezamos. Y es que cuando se invoca a Dios hay que estar dispuestos a hacer su voluntad. Entonces caeremos en la cuenta de que su reino para nosotros empieza aquí, pero sigue en el otro mundo, incluso después que hayamos muerto. Porque el suyo felizmente no tiene fin.




Hoy voy a partir de una oración, la que Jesús nos enseñó, para intentar pensar en voz alta.
En su última parte dice: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. AMEN.   
Buceando en internet encontré este Blog y una explicación a estas palabras:
http://sentirsefeliz.wordpress.com/2011/09/07/el-padrenuestro-explicacion-de-la-oracion/
6) “NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN”: Le pedimos a Dios que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación.  Hay que orar mucho para no caer en tentación.

7) “Y LÍBRANOS DEL MAL”: El mal es Satanás, el ángel rebelde. Le pedimos a Dios que nos proteja de las astucias del demonio. Pedimos estar en paz y en gracia de Dios.
Luego nosotros estamos permanentemente “en un desierto”, sometidos a las tentaciones. El Espíritu Santo se hace presencia a nuestro lado en la oración y eso evita que caigamos más a menudo.
 Pero nuestra naturaleza, al hacer uso de la libertad con que Dios nos ha creado, hace que nos debatamos siempre entre el bien y el mal. Por esta razón pedimos estar en paz y gracia de Dios, para saber escoger el camino del bien y hacer frente a las tentaciones. 
Esta es la auténtica soledad del camino. La que nos enfrenta a nosotros mismos, a nuestras fortalezas y debilidades.
Los tellistas tenemos una guía muy clara para el camino en esta secuencia lógica: Oración- Acción y Sacrificio. La primera, por la intermediación de la Madre de la Iglesia, o de “una Beata Extremeña”, nos pondrá en presencia de Dios, por medio del Espíritu Santo. La segunda y la tercera será consecuencia de esa presencia del Espíritu en nosotros.
La Acción encaminada al bien lleva siempre emparejada el Sacrificio.  Y aquí es donde enlazamos con nuestro ¡UBUNTU! La Acción de hacer el bien siempre ha de ir encaminada al bien para los demás. Y al realizar esto, la Entrega, hace que la Acción sea un bien para nosotros. ¡Fácil… como siempre!
¡ÁNIMO Y ADELANTE!

               

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