El espíritu navideño, lamentablemente, volverá al maletero, al trastero, al desván a coger polvo, hasta final de año.
Las falsas polémicas se archivarán o dormirán en el limbo de las inutilidades, pese a su impertinente "calabobos".
Las tarjetas con su verbo fácil y bienintencionado serán recicladas o guardadas para ser lucidas la próxima vez, no por su mensaje sino por su belleza.
Los trajes y guiones del BELÉN VIVIENTE se empaquetarán con la esperanza de que los que los usen el próximo curso lo hagan igual de bien.
Pero, como cristianos tellistas, nos queda la CERTEZA de que, un año más, EL SALVADOR, EL MESÍAS, EL SERVIDOR DE DIOS, vino a nacer en nuestros corazones.
¿LE DISTÉIS POSADA?
UN SÍ VUELVE A SER NUESTRA ESPERANZA.
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