lunes, 14 de octubre de 2013

MÁRTIRES DE LA FE... ¡SEMILLAS QUE DAN FRUTO!


Mártir


"Retablo de los mártires" de artista mexicano Mauricio García Vega.
Un mártir (del griego «μάρτυρας», «testigo») es una persona que sufre persecución y muerte por defender una causa, 
generalmente religiosa, o por renunciar a abusar de ella, con lo que da «testimonio» de su creencia en ella.

 En el mundo occidental de tradición cristiana, la palabra tiene históricamente connotaciones religiosas, pues se ha 
considerado que un mártir era una persona que moría por su fe religiosa, y en muchos casos era torturada hasta
la muerte. Los mártires cristianos de los tres primeros siglos después de Cristo eran asesinados por sus convicciones
 religiosas (a veces eran crucificados como Cristo) de la misma manera que los prisioneros políticos romanos o arrojados
a los leones en un espectáculo circense
Sin embargo, algunos historiadores de la Iglesia, como por ejemplo John Fletcher y Alfonso Ropero afirman
que ha habido más mártires cristianos en el siglo XX que en el conjunto de los diecinueve siglos anteriores.

La Ermita del Cerro en San Fernando (Cádiz).
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PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO PARA LA BEATIFICACIÓN DE 522 MÁRTIRES ESPAÑOLES.

Queridos hermanos y hermanas, buenos días
Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires.
¿Quiénes son los mártires? Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel «amar hasta el extremo» que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos “primerea” en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final.
Dicen los Santos Padres: ¡«Imitemos a los mártires»! Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más lo necesitan.
Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad.
Y les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

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