viernes, 26 de junio de 2015

28 de junio: Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»

CRECER CREYENDO:


Mc (5,21-43):

En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. 
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.» 
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. 
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»


Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» 
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

COMENTARIO:
Marco: El fragmento que hoy proclamamos pertenece a la segunda sección de la primera parte del evangelio de Marcos: Jesús el Mesías que se manifiesta en las palabras y en los gestos. Y precisamente este fragmento contiene dos acontecimientos engarzados por Marcos en un solo relato. Es propio del estilo narrativo de Marcos. La meta del viaje será la casa de Jairo, donde yace moribunda la hija. El relato de la mujer que sufre flujos de sangre es introducido como para llenar narrativamente el espacio que separa a Jesús de la casa de Jairo. Con este modo típico y peculiar de redactar, Marcos consigue un clima de tensión y de expectativa sumamente significativo. Con ambos relatos, el evangelista trata de subrayar el poder de Jesús sobre la enfermedad y sobre la muerte. De camino hacia la casa de Jairo donde se encuentra su hija en extrema gravedad (que termina en la muerte) se produce otro acontecimiento sanador de Jesús. Volvemos al tema de la primera lectura: el dominio de la vida sobre la enfermedad y a muerte.
Reflexiones.

1ª: ¡El encuentro del hombre, atenazado por la muerte, con Jesús que proporciona la vida!
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva. Este breve relato del encuentro de Jairo con Jesús supone la convicción y seguridad en Jairo de que Jesús tiene poder para vencer la enfermedad y la muerte. Marcos pone especial cuidado en que esto sea bien entendido. Jesús se pone en camino hacia la casa de Jairo yéndose con él, acompañado de mucha gente que le apretujaba. Con el episodio de la mujer que padece flujos de sangre, Marcos introduce un nuevo elemento en su narración consistente en que las gentes saben que Jesús posee un singular poder contra la enfermedad. Y así lo cree la mujer. Jesús realiza milagros siempre a favor del bienestar humano. Pero no es su misión central hacerlo a través del milagro. Este sólo es un signo y anticipo de una liberación más global y completa que sólo se realizará a través de la Cruz. Porque en la cruz es liberado el hombre, principalmente, del miedo a la enfermedad y a la muerte puesto que éstas son manifestaciones de la limitación y caducidad actual e histórica del hombre. Pero en la Cruz aparece con todo su esplendor el amor del Dios de la vida que dura para siempre. Todo el itinerario terreno de Jesús está iluminado por la Cruz, según la visión teológica del evangelista Marcos. No es a través del triunfalismo pasajero y efímero de los milagros como el hombre conseguirá su total liberación de la muerte, sino a través de la oferta permanente del amor del Dios de la vida a través de la Cruz de Jesús. Esta nueva interpretación de la historia humana coloca al hombre en su verdadera dimensión frente a Dios y le ofrece la definitiva respuesta al sufrimiento y a la muerte que tanto le cuesta entender.

2ª: ¡Basta con tener fe!
Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: Tu hija se ha muerto... No temas; basta que tengas fe. A lo largo de la Sagrada Escritura se nos enseña que la fe consiste en un encuentro personal con el Dios salvador e invisible que se manifiesta al hombre que suscita su respuesta confiada adhiriéndose a Dios. Marcos, un excelente narrador dramático, presenta una situación límite. La niña ha muerto. Ya no es necesario molestar al Maestro. Jesús sólo le pide al padre que siga confiando, a pesar de las evidencias en contra. Pronto descubrirá que Jesús no sólo tiene poder sobre la enfermedad (curación de la mujer con flujo de sangre), sino que también lo tiene sobre la muerte. Dios es el dueño de la vida y de la muerte. Y Él es su lugarteniente en la tierra. ¿Te lo crees así? Le dice Jesús. Deja de temer, basta con que tengas fe. La oferta de Dios llega a lo más profundo del hombre: al límite entre la vida y la muerte. Y su poder vivificante se manifiesta eficaz incluso en la propia muerte. Esta es la gran novedad de Jesús y del evangelio predicado por él con gestos y palabras.
3ª: ¡Niña, levántate!
Niña, levántate. La niña se puso en pie inmediatamente. Marcos nos enseña en este acontecimiento dos verdades vitales para el hombre: la vida es posible incluso más allá de la muerte, y esto es una novedad total. Y segundo, que la vida y la liberación del hombre es integral, es decir, que alcanza a todo el ser del hombre y no solo a su parte espiritual. Esta es la respuesta que la humanidad necesita. Pero ahora se le ofrece sólo en el plano del signo. Más tarde la oferta será real y universal. Marcos ha logrado un clima altamente dramático en este relato complejo y tejido de dos acontecimientos que se suceden en el tiempo y en la intensidad teológica de la experiencia de fe: curación y resurrección. Sufrimiento y muerte. Siguiendo su modo peculiar de narrar, Marcos ha logrado transmitir su modo peculiar de comprender la fe en el Dios de la vida y dador de vida. Fr. Gerardo Sánchez Mielgo .Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

REFLEXIÓN:
Tiempo de libros, en esta última oración del curso. Llegan las vacaciones y sé que no se perderá la lectura de la PALABRA en la playa o en la montaña, en el pueblo o en la ciudad. Porque necesitamos escuchar también cuando el tiempo corre cual torrente hacia el nuevo curso.


Es  tiempo de parar, para ver el paisaje, o de desviarse, hacia ese lugar que la prisa o la ansiedad nos impidió apreciar.
Es tiempo de rencuentros o de descubrimientos. El prójimo es el mayor tesoro que el Señor nos regala.
Disfrutarlo, compartirlo, comprenderlo y poder volcar todo lo que durante este curso hemos guardado en nuestra maleta cada uno. Eso son unas buenas vacaciones.


Es tiempo de reconocimiento de la labor llevada a cabo, pero también es tiempo de tormentas…de ideas. Las notas de nuestros alumnos son un acicate que nos remueve para ser mejores, para poder llegar a más. Para pensar en qué puedo hacer distinto el próximo curso.
Si nos quedáramos sólo con las flores, con los halagos, nos estaríamos negando la posibilidad de crecer.


 

Ha sido un año muy intenso en cuanto a la comunión de los que formamos este grupo de oración. Sé que los que estáis rezando con nosotros de forma “No Presencial” sacáis otros frutos al rezo, sobre todo si lo compartís con vuestro entorno cercano.  Nosotros os tenemos muy presentes, aunque ya no nos veamos o estéis en otro colegio. Cuando los cimientos de una comunidad de oración son los afectos, siempre hay que apoyarse en ellos para llegar a Dios, para crecer como personas y llegar al prójimo. Esa es nuestra/tu riqueza, hermano/hermana.

 

Por eso, como decía en la Evaluación Inicial, somos HÉROES, en la docencia, en la decencia, en la solidaridad, en la enfermedad, en la compañía, en la palabra, en el gesto, en el silencio. Héroes al estilo de Matilde y María Briz, de los que su mano izquierda no sabe, ni le importa, lo que ha hecho su derecha. Tellistas manos a la obra, de los que se remangan, sudan, lloran, sufren y se agotan, pero también se refrescan, ríen, se divierten y se sienten útiles.  

Ha sido un dulce regalo poder compartir 48 oraciones, más alguna que otra sorpresa en el blog de Pastoral Abisal, con todos vosotros.
Si algo de todo lo que hemos rezado te ha servido, es que la Virgen nos sigue cubriendo con su manto y que Matilde confía en nosotros para hacer realidad su sueño.

Cerremos, pues el círculo, terminando como empezamos este curso.

                                                “Por eso, ¡buen viaje!
                                                  Pero recordad: Nuestro viaje no es de un solo día.
                                                  Por eso, se sonríe Matilde cuando la miras.”

NO TENGÁIS MIEDO.                                                                                 

¡ÁNIMO Y ADELANTE!


jueves, 25 de junio de 2015

EVALUACIÓN FINAL

“LOS  FLAMENCOS”















- “Alberto, ¿qué es esto del flamenco que nos has regalado?
-   Pues qué va a ser: una oración. Nuestra Evaluación Final."

Este grácil animal nos va a servir para ver si nuestros estándares mínimos de comunión están conseguidos. Es una evaluación individual, que cada uno tenemos que hacernos, para cerrar el curso.

ANTECEDENTES WIKIPÉDICOS:

* Flamenco viene del español flamengo , a su vez vienen de Provenzal flamenc de flama "llama".
* Los flamencos son aves muy sociales; viven en colonias.
* Flamingos a menudo se colocan en una pierna, la otra pierna metida debajo del cuerpo. Investigaciones recientes indican que estar de pie en una pierna puede permitir a las aves  conservar más calor corporal, dado que gastan una cantidad significativa de tiempo que vadean en agua fría.
* Fueron considerados por los antiguos egipcios para ser la viva representación del dios Ra.

NUESTRA REALIDAD:

* Somos un GRUPO que ha estado en Don Benito, en el 60 aniversario del colegio, con los antiguos alumnos, en Robledillo de la Vera, en la graduación de 4º ESO, etc, etc, etc.


Somos la llama de un fuego que comenzó hace 140 años. 


* NOS SENTIMOS TELLISTAS y NO DUDAMOS EN COMPARTIRLO CON QUIEN NOS RODEA: los alumnos y sus familias, los compañeros, nuestra familia y amigos. Somos sociables, partiendo del afecto, y miramos por el bien del colegio, pues hemos asumido la Misión Compartida.


* Nos apoyamos unos en otros. En los tiempos difíciles, cuando estás bajo, cuando no salen las cosas, cuando caemos enfermos. EL ABRAZO es nuestra forma de mantener viva la llama, de guardar el calor en el grupo.


* Somos obra de Dios, sueño de Matilde, protegidos por el manto de María Madre de la Iglesia, oramos a la luz del Sagrario.


Ahora sólo tú puedes decir si “eres o te sientes” como  ese flamenco.

Espero que no te olvides este verano de cargar tus pilas espirituales…
y cuando utilices tu flamenco, acuérdate de brindar por nuestra salud!!!

Un fuerte abrazo.


domingo, 21 de junio de 2015

21 de Junio:Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

CRECER CREYENDO:


Mc (4,35-40):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. 
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» 
El viento cesó y vino una gran calma. 
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» 
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Palabra del Señor
COMENTARIO:
1. El evangelio de Marcos narra el episodio de la travesía del lago de Galilea  después que Jesús ha hablado a las gentes en parábolas acerca del Reino de Dios. Es como si Jesús quisiera poner a prueba la fe de sus discípulos, a ellos que les explicaba el sentido profundo de sus parábolas. El lago, el bello lago de Galilea, en torno al cual se anuncia el evangelio, se convierte aquí en el misterioso y tremendo símbolo de una tormenta, que como en el caso del profeta Jonás 1, de donde se toman algunos rasgos del episodio, viene a aquilatar cosas importantes. Otras barcas le seguían, pero parece como si solamente quisiera centrarse todo en la barca donde estaban Jesús y los discípulos que había elegido. El mar de Galilea, a veces, es como una caldera hirviendo, por el viento. En la barca se muestran dos actitudes: la de Jesús que duerme tranquilo y la de los discípulos que están aterrados.

2. ¿Por qué esto? Porque Jesús sabe que su causa por el Reino de Dios debe levantar tormentas, como ésta del viento, que va a hacer temblar a los discípulos; Jesús está tranquilo porque confía en su causa, la causa de Dios. Es, pues, esta una escena pedagógica que pone de manifiesto una actitud y otra. Los discípulos son como Job, y no se explican muchas cosas que ocurren en la vida, llenándose de miedo. Jesús, que conoce la voluntad y el proyecto de Dios, se entrega a él con una gran serenidad  porque sabe que ha de vencer, como de hecho sucede con su "conminación" a la tormenta. Los Santos Padres siempre interpretaron esta escena de la barca como una imagen de la Iglesia que debía pasar por estos trances, pero que siempre encontraría a su Señor a su lado para otorgarle la serenidad de la fe.
 Fray Miguel de Burgos Núñez  Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura



REFLEXIÓN:

“¡Ay, quién maneja mi barca!
 ¡Ay, quién maneja mi barca, que a la deriva me lleva!”
Cantaba Remedios Amaya en Eurovisión y me sirve de enlace con la Palabra.
El que maneja la barca, de normal, debe ser cada uno, (aunque los casados dirán que la parienta, los solteros que sus padres y las religiosas que la Madre Superiora). La verdad es que en la barca nunca vas sólo, llevas tus circunstancias y los que las acompañan, pero el timón y el rumbo que con él marcas es cosa tuya.


Soy yo el que maneja la barca, en las calmas y en las tempestades, cuando me siento seguro o cuando nada sale. Por eso sin FE, sin ESPERANZA, sin CARIDAD, estoy perdido, vacío, hueco. A eso se refiere Jesús en la Palabra. Si yo estoy seguro del camino, no tengo que tener miedo.


No valen las escusas, los “y tú más”, las comparaciones. Si estamos firmes en la Fe, ya puede soplar el viento y caer el agua a mares que nuestra barca no zozobra.
La prueba más fuerte de esto que digo la tenemos cuando la enfermedad se nos presenta como compañera de camino. Da igual que sea de dos días, que se vuelva mediopensionista en nuestra vida, que sea incapacitante, que aparezca y desaparezca cual Guadiana o que, mal que nos pese, muestre ese atajo que, irremediablemente, nos llevará a la meta.
Puede que nos sintamos Pablo derribado del caballo o que nos sintamos Jonás en el vientre de la ballena. Da igual. Solo sé que el Señor está ahí con nosotros, en cada caricia, en cada palabra de los que nos acompañan. En cada abrazo, en cada gesto de nuestra familia y amigos.
Por suerte, sí he dicho suerte, esta lección la he tenido que aprender en primera persona, pues no es lo mismo aprenderla de palabra por terceros. Cuando Jesús nos dice que si queremos salvarnos tenemos que dejarlo todo y seguirle, nos indica que nuestro camino es un camino de cruz. Se nos olvida, pero es la propia vida la que se encarga de recordárnoslo.


Por eso, ahora que los alumnos han dejado las aulas hasta septiembre, y el vacío de los que han completado su etapa en  el colegio hace brotar las lágrimas y los recuerdos, tenemos que ser conscientes de cuál es nuestro lugar en el camino.

Vamos a DAR GRACIAS, por lo avanzado o retrocedido,
y PEDIR FUERZAS para completar otro tramo, con alegría y templanza. 
PONERNOS EN MANOS DEL SEÑOR, 
bajo la protección de María Madre de la Iglesia,
y repetir con Matilde, a la luz del Sagrario: 

¡Adelante, siempre, adelante!

No sé cómo estará nuestro particular mar de Galilea de revuelto, pero...

NO TENGÁIS MIEDO.









sábado, 13 de junio de 2015

14 de Junio: Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

CRECER CREYENDO:





















 Mc (4,26-34):

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»


Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra.»

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Palabra del Señor

COMENTARIO:
El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra.
Hoy, Jesús nos ofrece dos imágenes de gran intensidad espiritual: la parábola del crecimiento de la semilla y la parábola del grano de mostaza. Son imágenes de la vida ordinaria que resultaban familiares a los hombres y mujeres que le escuchan, acostumbrados como estaban a sembrar, regar y cosechar. Jesús utiliza algo que les era conocido —la agricultura— para ilustrarles sobre algo que no les era tan conocido: el Reino de Dios.

Efectivamente, el Señor les revela algo de su reino espiritual. En la primera parábola les dice: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra» (Mc 4,26). E introduce la segunda diciendo: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios (…)? Es como un grano de mostaza» (Mc 4,30).


La mayor parte de nosotros tenemos ya poco en común con los hombres y mujeres del tiempo de Jesús y, sin embargo, estas parábolas siguen resonando en nuestras mentes modernas, porque detrás del sembrar la semilla, del regar y cosechar, intuimos lo que Jesús nos está diciendo: Dios ha injertado algo divino en nuestros corazones humanos.

¿Qué es el Reino de Dios? «Es Jesús mismo», nos recuerda Benedicto XVI. Y nuestra alma «es el lugar esencial donde se encuentra el Reino de Dios». ¡Dios quiere vivir y crecer en nuestro interior! Busquemos la sabiduría de Dios y obedezcamos sus insinuaciones interiores; si lo hacemos, entonces nuestra vida adquirirá una fuerza e intensidad difíciles de imaginar. 


Si correspondemos pacientemente a su gracia, su vida divina crecerá en nuestra alma como la semilla crece en el campo, tal como el místico medieval Meister Eckhart expresó bellamente: «La semilla de Dios está en nosotros. Si el agricultor es inteligente y trabajador, crecerá para ser Dios, cuya semilla es; sus frutos serán de la naturaleza de Dios. La semilla de la pera se vuelve árbol de pera; la semilla de la nuez, árbol de nuez; la semilla de Dios se vuelve Dios».  Fr. Faust BAILO (Toronto, Canadá) http://lecturasdeldiadehoy.blogspot.com.es/

REFLEXIÓN:
Sé que hablar de semillas en tiempo de recolección puede parecer contradictorio, pero fruto y semilla son uno. Con el curso a una semana de concluir no debemos pensar  en  plantar más allá del consuelo y las felicitaciones. Todo lo demás ha de ser cosecha. Buena o mala, dependerá.

Pero este tiempo no es importante por lo que nos da, que también. Es importante porque nos lleva a reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestras formas de actuar, ser y pensar ante todo lo que nos rodea.


Y está muy bien sentir que se ha hecho todo lo posible por sacar adelante el curso, ver que se han aplicado los planes y protocolos en la medida de las posibilidades de nuestros alumnos. Evaluar el proceso es como darnos la vuelta cual calcetín. Y por eso, en nuestro agotamiento, hay esa sensación de morir para dar nueva vida.
Desde fuera, la realidad de nuestra sociedad,  es resultadista, y todo lo quiere a corto plazo, para no pensar, para no interrogarse, para no implicarse. (Este cartel me pareció que definía bien la situación que vivimos en la escuela. Si hemos de colocar esto para algo tan básico, que afectividad podemos encontrar en  los niños.)



Llevamos desde 2011 aumentando nuestro nivel de implicación, a través de la MISIÓN COMPARTIDA, orgullosos de ser constructores del sueño de Matilde, pero, siendo a la vez muy conscientes de que nuestra labor es cada vez más asistencial y de acompañamiento que docente. La frustración que esto nos genera espero que sean parcelas de cielo.

Que sigamos rezando ante el Sagrario, con la esperanza de encontrar consuelo en los brazos abiertos de María Madre de la Iglesia, Nuestra Madre.
Que sigamos juntándonos en la capilla con la alegría de encontrar la sonrisa, y la acogedora capa, en Matilde por nuestro trabajo.
El Señor nos ilumine y crezca nuestra fe.
¡Qué no nos cansemos nunca de ser para el prójimo, de ser obra de Dios!
No tengáis miedo.
Paz y Bien.

¡Ánimo y adelante!

jueves, 4 de junio de 2015

7 de Junio:Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.»

CRECER CREYENDO:

Mc (14,12-16.22-26):

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» 
Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.» 
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. 
Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.» 
Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra del Señor


COMENTARIO:
“LA CENA DEL SEÑOR” 
Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad de Jesús.

Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa «se pierda» sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y dolor?


La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las comunidades, pero ¿podrá la misa seguir viva solo a base de medidas protectoras que aseguren el cumplimiento del rito actual?

Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?

¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre?

Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa, sino contribuir a la conversión a Jesucristo."


EL CORAZÓN DE LA EUCARISTÍA ES LA ENTREGA
 Parece que no es posible desvelar el sentido del lenguaje críptico del comienzo de este texto, que introduce el relato de la cena última de Jesús con sus discípulos. ¿Qué significan el detalle del hombre del cántaro y todo ese modo enigmático de hablar de los preparativos? Se nos escapa. No ha faltado quien ha querido ver en todo ello un modo de hacer “clandestino”, propio de quienes son perseguidos. Otros buscan distintos simbolismos. Quizás lo más sensato sea reconocer que carecemos de datos suficientes para hacer una lectura adecuada del texto en cuestión.
         Lo que importa al autor del evangelio es mostrar el sentido de la verdadera Pascua –“cuando se sacrificaba el cordero pascual”- que, según él, se va a realizar en Jesús.
         En la pascua judía (“pésaj”), el “paso” (literalmente, “salto”) de la esclavitud de Egipto a la liberación se celebraba en la cena anual, en la que se comía el cordero. En ese mismo día, Marcos presenta a Jesús como aquel en quien sucede la “nueva pascua”, el paso de lo viejo a lo nuevo, de la muerte a la vida. Y lo enmarca en el contexto de una comida.

         Compartir la comida era un signo poderosamente elocuente de amistad e intimidad, que creaba o fortalecía entre quienes la compartían un sentimiento de solidaridad. El evangelio muestra a Jesús comiendo con distintos grupos de gente, particularmente con personas consideradas “pecadoras”. Aunque ello le acarreara el reproche y la condena por parte de la autoridad religiosa y los doctores de la ley, él vivía las comidas como expresión del mismo “Reino de Dios” que anunciaba.
         Pero en esta cena hay algo más. En el marco del final inminente, Jesús aparece desvelando el sentido que da a su muerte: la entrega de su vida. Va a ser “entregado” por uno de los suyos, pero realmente es él mismo quien se “entrega”, como pacto o alianza de vida.
         Con el pan, pronuncia la “bendición” (eulogia), según la costumbre judía, acompañando a las palabras: “Tomad, esto es mi cuerpo”, que probablemente, en el arameo original, serían: “Tomad, esto soy yo”. Ya que no se refiere a la “materialidad” del cuerpo, como a cierta teología muy posterior le gustaría insistir, sino a toda su persona. Ofrecer su cuerpo equivale a ofrecer su persona. Comer el pan significa, por tanto, comulgar con Jesús –tomarlo a él y a su mensaje como referencia y criterio de vida- y alimentarse/fortalecerse con él.
         A continuación, al tomar la copa, pronuncia, no ya la “bendición”, sino la “acción de gracias” –fórmula griega para nombrar la eucaristía-, con estas palabras: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”.
         La “sangre” significa también la misma persona, en cuanto entregada a la muerte. Y simboliza la “nueva alianza”, que viene a sustituir a la del Sinaí. Pero la escena, como señala Mercedes Navarro, “se aleja del significado sacrificial inmediato que ordinariamente se le suele dar, pues la bebida de la copa implica comunión en la bendición, en la acción de gracias en este caso”.
         Si el término “eucaristía” significa “acción de gracias”, el contenido del gesto –a través del cual Jesús expresó el sentido que dio a su vida y que quería dar a su muerte- se condensa en una palabra: entrega…, hasta dar la vida. Esta entrada fue publicada en Evangelio el 31-mayo-2015 por Enrique Martínez Lozano.

REFLEXIÓN:


Me vais a perdonar que hoy haya dos comentarios, pero la ocasión lo merece.
Como tellistas, estamos ante una fiesta grande, pues nuestro carisma bebe del Amor a Jesús Eucaristía.
Y me vienen de perlas ambos, porque muestran la realidad de lo que estamos viviendo como parte de esta sociedad del siglo XXI.
Por un lado, el desapego, por parte de una gran mayoría de nuestros alumnos y sus familias, a “las tradiciones” litúrgicas en la Iglesia (Rosario y Santa Misa, por citar dos muy cercanas a nosotros) y, por el otro, la certeza de que solo compartiendo nuestra entrega con los demás estamos siendo verdaderos discípulos de Jesús.
Hace muchos años, en unas Jornadas de Pastoral, ya salió este tema del desapego litúrgico, pero curiosamente, el termino que se empleó se me quedó grabado: “Morir de éxito”. Pensamos que por tener la iglesia llena (Como en Robledillo, que se acabaron hasta las Sagradas Formas), o el patio a rebosar (en el Rosario), durante las celebraciones, ya hemos cumplido con el “Yo te los traeré” de Matilde al Señor, y estamos muy equivocados.
Es con la ENTREGA personal de cada uno, como se los presentamos ante Dios.
Sin nuestra entrega, no hay esa palabra oportuna, ese acompañamiento útil, ese gesto que rompe barreras y que nos pone en comunión con el prójimo, sea alumno o su familia, sea compañero, director o Madre Superiora.
Por eso, no debemos dejar de insistir en el “manos a la obra” y en el “adelante, siempre, adelante”, porque no hay otro camino posible: Toda nuestra vida debe ser un acto de amor.



Y como son fechas “tormentosas” y hay “muchos dolores pequeños” que hacen más lento nuestro caminar, quiero que busquemos el encanto dentro de nosotros, como obra de Dios para los demás que somos, que dejemos sentir a nuestro corazón, para poder ser felices, solos o acompañados, y ser sembradores de paz en tiempo de cosecha.
¡Compartid los dones, compartid el pan!
No tengáis miedo.
Paz y Bien.

¡Ánimo y adelante!