domingo, 25 de febrero de 2024

¡ADELANTE,SIEMPRE ADELANTE! ACTO PENITENCIAL DE CUARESMA (27FEB2024)

 Cuaresma, tiempo de esfuerzo y superación. Un VIAJE hacia Jesús, que demostrará que Él VIVE POR y EN nosotros.

Vamos a entender esta cuaresma como la alegría de llegar juntos a lo más alto de nuestra escalera. Tenemos 40 días en el que vamos a realizar un viaje sobrevolando el mundo y las necesidades que nos rodean. Un viaje lleno de dificultades en el que tendremos que actuar, poner de nuestra parte, para llegar al destino final, LA PASCUA,  la Resurrección de Jesús.

Durante esta ascensión se nos propone una conversión, enderezar lo torcido de nuestras vidas, reconducir y reformar el corazón, ser agentes de cambio, participantes activos de la creación de un mundo mejor y más justo.

 El trayecto está marcado: tenemos que intensificar nuestra oración, las obras de caridad y limosna, tomar conciencia de nuestra debilidad mediante el ayuno y la abstinencia. También podemos preguntarnos por nuestro comportamiento en clase , en casa,  con nuestros amigos… nuestra participación en las realidades de nuestra sociedad, nuestra superación personal, los estudios, etc.

Debemos llevar  solamente lo necesario y lo que nos sea útil; poner  nuestro corazón en modo ESCUCHA para nuestra conversión y renovar nuestra alegría.


En nuestro ascensión, peldaño a peldaño, no hay mejor forma de asegurar la escalera  que recibir el SACRAMENTO DE LA PENITENCIA para que nos ayude a RENOVARNOS, COGER IMPULSO y CONFIANZA en este trayecto encaminado a la PASCUA, la fiesta en la que celebraremos la vida eterna, la resurrección de Jesús.


A lo largo de nuestro ascenso iremos dejando atrás la carga inútil que nos dificulta continuar, pero es fundamental que primero hagamos bien a los que nos rodean. Seamos organizados, cargando nuestros dones, habilidades y necesidades y dejando fuera todo lo que pesa en exceso, es innecesario, y nos retrasa.

Y esa preparación que hacemos alude al trabajo en equipo, a no dejar aparte a los demás, a la importancia de apoyarse en alguien, a ofrecerse para lo que los demás necesiten de mí. “Uno” es siempre muy poco. Nadie hace la cuaresma solo, hace la cuaresma: la familia, los compañeros, la parroquia… 

No seamos creídos y egoístas como el joven rico...

Leemos la siguiente lectura, Mc 10,17-24:

17 Cuando salía al camino, he aquí que un rico se le acercó corriendo y, arrodillándose ante él, le preguntó:

- Maestro insigne, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?

18 Jesús le contestó:

- ¿Por qué me llamas insigne a mí? Insigne como Dios, ninguno. 19 Los mandamientos, los conoces: no mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, sustenta a tu padre y a tu madre (Éx 20,12- 16; Dt 5,16- 20; 24,14).

20 Él le declaró:

- Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.

21 Jesús, fijando la vista en él, le mostró su amor diciéndole:

- Una cosa te falta: márchate; todo lo que tienes, véndelo y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro del cielo; entonces, ven y sígueme.

22 A estas palabras, el otro frunció el ceño y se marchó entristecido, pues tenía muchas posesiones.

23 Jesús, mirándolos en torno, dijo a sus discípulos:

- ¡Con qué dificultad van a entrar en el reino de Dios los que tienen el dinero!

24 Los discípulos quedaron desconcertados ante estas palabras suyas. Jesús reaccionó diciéndoles de nuevo:

- Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios para los que confían en las riquezas! 


Palabra de Dios.

El SACRAMENTO DEL PERDÓN nos ayudará a saber cómo hemos de ir subiendo poco a poco nuestra escalera junto a la cruz para llegar a la Pascua.


¿Quién queremos que nos acompañe en esta ascensión?


¿Tienes tiempo para ti únicamente?


¿No piensas que es siempre mejor avanzar todos juntos?


Dios nos hizo libres, para acertar y para equivocarnos.


Tú eliges…siempre es tuya la última palabra.


Lo importante es estar siempre dispuesto, atento y preparado, con alegría y esperanza.

  ¡Adelante, siempre adelante!

sábado, 24 de febrero de 2024

GRUPO DE ORACIÓN "CON MATILDE A LA LUZ DEL SAGRARIO" (25FEB2024)

 LA PALABRA:

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor


ESCUCHAR A JESÚS

Cada vez tenemos menos tiempo para escuchar. No sabemos acercarnos con calma y sin prejuicios al corazón del otro. No acertamos a acoger el mensaje que todo ser humano nos puede comunicar. Encerrados en nuestros propios problemas, pasamos junto a las personas, sin apenas detenernos a escuchar realmente a nadie. Se nos está olvidando el arte de escuchar.

Por eso tampoco resulta tan extraño que a los cristianos se nos haya olvidado, en buena parte, que ser creyente es vivir escuchando a Jesús. Sin embargo, solo desde esta escucha nace la verdadera fe cristiana.


Según el evangelista Marcos, cuando en la «montaña de la transfiguración» los discípulos se asustan al sentirse envueltos por las sombras de una nube, solo escuchan estas palabras: «¡Este es mi Hijo amado: escuchadle a él!».

La experiencia de escuchar a Jesús hasta el fondo puede ser dolorosa, pero es apasionante. No es el que nosotros habíamos imaginado desde nuestros esquemas y tópicos. Su misterio se nos escapa. Casi sin darnos cuenta nos va arrancando de seguridades que nos son muy queridas, para atraernos hacia una vida más auténtica.

Nos encontramos, por fin, con alguien que dice la verdad última. Alguien que sabe para qué vivir y por qué morir. Algo nos dice desde dentro que tiene razón. En su vida y en su mensaje hay verdad.

Si perseveramos en una escucha paciente y sincera, nuestra vida empieza a iluminarse con luz nueva. Comenzamos a verlo todo con más claridad. Vamos descubriendo cuál es la manera más humana de enfrentarnos a los problemas de la vida y al misterio de la muerte. Nos damos cuenta de los grandes errores que podemos cometer los humanos y de las grandes infidelidades de los cristianos.

Hemos de cuidar más en nuestras comunidades cristianas la escucha fiel a Jesús. Escucharle a él nos puede curar de cegueras seculares, nos puede liberar de desalientos y cobardías casi inevitables, puede infundir nuevo vigor a nuestra fe.


José Antonio Pagola

Publicado en www.gruposdejesus.com





Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18):

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

Palabra de Dios


Sal 115,10.15.16-17.18-19

R/.
 Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. 
R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-34):

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

Palabra de Dios

  ¡ÁNIMO Y ADELANTE...SIEMPRE ADELANTE!



En este segundo domingo de Cuaresma, presenciamos la escena de la Transfiguración

Una teofanía llena de símbolos muy elocuentes. 

Me quedaría con dos de ellos. 

El primero, sobre la primacía de Jesús. En la escena habla Jesús con Moisés y Elías, que representan la ley y los profetas. 

La voz del cielo se decanta por Jesús: Escuchadle. Lo antiguo ha pasado y Jesús tiene mucho que decirnos. 

El otro símbolo que me parece genial es el del vestido de Jesús blanco deslumbrante “como ningún batanero es capaz de blanquear”. 

Su propuesta de vida es blanca (pura) y brillante (supera todo lo que hemos oído antes). 



A ese resplandor y plenitud estamos llamad@s tod@s.    (Fe Adulta)

En la ESCUCHA de la Palabra y en la CONFIANZA en lo que se nos dice, y se nos muestra con ejemplos, está la SALVACIÓN.

Nos toca BRILLAR.

Nos toca estar PRESENTES y DISPUESTOS.

Solo funcionará si lo hacemos JUNTOS.

ENCUENTRA AL SEÑOR EN CADA UNO DE LOS QUE ESTAMOS CONTIGO EN EL CAMINO.

No tengas miedo a las dificultades.

Cuando te sientas flojear busca apoyo en los que contigo están. 

Cuando te sientas fuerte no dudes en ser esperanza y alegría para los demás.

El AMOR, está en lo flojo y en lo fuerte, en el buscar y en el perderse, en el dar y en recibir, en el tropezar y levantarse.

¡¡¡ESCUCHA!!!

Ánimo y ¡ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE!

¡ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE! SEGUNDO VIERNES DE CUARESMA: LA CONFIANZA (23FEB2024)

                                     LA CONFIANZA:



Hermanos y hermanas, esta es la disyuntiva que tenemos delante de Dios: miedo o confianza. 

O tienes miedo delante de Dios o tienes confianza en el Señor. 

Y nosotros, como los protagonistas de la parábola, – todos nosotros – hemos recibido unos talentos, todos, más valiosos que el dinero. Pero mucho de cómo los invertimos depende de la confianza en el Señor, que nos libera el corazón, nos hace ser activos y creativos en el bien. No olvidemos esto: la confianza libera, siempre, el miedo paraliza. 

Recordemos: el miedo paraliza, la confianza libera. Esto vale también en la educación de los hijos. 

Y preguntémonos: ¿Creo que Dios es padre y me confía dones porque se fía de mí? Y yo, ¿confío en Él hasta el punto de jugármela sin desanimarme, incluso cuando los resultados no son seguros ni se dan por descontado? ¿Sé decir cada día en la oración: “Señor, yo confío en ti, dame la fuerza de avanzar; me fío de ti, de las cosas que me has dado; dime cómo llevarlas adelante”? 

Por último, también como Iglesia: ¿cultivamos en nuestros ambientes un clima de confianza, de aprecio recíproco, que nos ayude a avanzar juntos, que desbloquee a las personas y estimule la creatividad del amor en todos? Pensemos.

https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2023/documents/20231119-angelus.html



¡Te amo, Jesús mío, te amo! ¡Te ama mi alma, te promete y te suplica! 
Espera, CONFÍA, goza;
Se entusiasma con fervor no conocido y, a manera de tu amor, principia hoy mi nuevo sacrificio, y es un sacrificio de amor.

(Escritos espirituales de madre Matilde Nº 2)




sábado, 17 de febrero de 2024

GRUPO DE ORACIÓN "CON MATILDE A LA LUZ DEL SAGRARIO" (18FEB2024)

 LA PALABRA:


Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Palabra del Señor



ESCUCHAR LA LLAMADA A LA CONVERSIÓN

«Convertíos, porque está cerca el reino de Dios». ¿Qué pueden decir estas palabras a un hombre o una mujer de nuestros días? A nadie nos atrae oír una llamada a la conversión. Pensamos enseguida en algo costoso y poco agradable: una ruptura que nos llevaría a una vida poco atractiva y deseable, llena solo de sacrificios y renuncia. ¿Es real mente así?

Para comenzar, el verbo griego que se traduce por «convertirse» significa en realidad «ponerse a pensar», «revisar el enfoque de nuestra vida», «reajustar la perspectiva». Las palabras de Jesús se podrían escuchar así: «Mirad si no tenéis que revisar y reajustar algo en vuestra manera de pensar y de actuar para que se cumpla en vosotros el proyecto de Dios de una vida más humana».

Si esto es así, lo primero que hay que revisar es aquello que bloquea nuestra vida. Convertirnos es «liberar la vida» eliminando miedos, egoísmos, tensiones y esclavitudes que nos impiden crecer de manera sana y armoniosa. La conversión que no produce paz y alegría no es auténtica. No nos está acercando al reino de Dios.

Hemos de revisar luego si cuidamos bien las raíces. Las grandes decisiones no sirven de nada si no alimentamos las fuentes. No se nos pide una fe sublime ni una vida perfecta; solo que vivamos confiando en el amor que Dios nos tiene. Convertirnos no es empeñarnos en ser santos, sino aprender a vivir acogiendo el reino de Dios y su justicia. Solo entonces puede comenzar en nosotros una verdadera transformación.

La vida nunca es plenitud ni éxito total. Hemos de aceptar lo «inacabado», lo que nos humilla, lo que no acertamos a corregir. Lo importante es mantener el deseo, no ceder al desaliento. Convertirnos no es vivir sin pecado, sino aprender a vivir del perdón, sin orgullo ni tristeza, sin alimentar la insatisfacción por lo que deberíamos ser y no somos. Así dice el Señor en el libro de Isaías: «Por la conversión y la calma seréis liberados» (30,15)

José Antonio Pagola

Publicado en www.gruposdejesus.com



Lectura del libro del Génesis (9,8-15):

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»
Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.»

Palabra de Dios


Sal 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9

R/.
 Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad
para los que guardan tu alianza


Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. 
R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas.
Acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3,18-22):

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

Palabra de Dios

  ¡ÁNIMO Y ADELANTE...SIEMPRE ADELANTE!

 «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»




Cuando tres imágenes valen más de mil palabras, es tiempo de silencio, de reflexión, de búsqueda interior.

Es tu momento....¡¡¡y el nuestro!!!

Que no nos tiemble el pulso ante la adversidad, ante la enfermedad, la precariedad y la soledad. 

Dios está siempre a nuestro lado.

¡ÁNIMO, ADELANTE SIEMPRE ADELANTE!

No tengamos miedo.

Seamos orantes y constantes con el ejemplo, pero con esperanza y alegría.

¡¡¡Sea toda nuestra vida un acto de amor!!!


ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE! MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO CURESMA 2024 (16FEB2024) VIERNES DE LA PRIMERA SEMANA.



Queridos hermanos y hermanas:

Cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Así se abre el Decálogo dado a Moisés en el monte Sinaí. El pueblo sabe bien de qué éxodo habla Dios; la experiencia de la esclavitud todavía está impresa en su carne. Recibe las diez palabras de la alianza en el desierto como camino hacia la libertad. Nosotros las llamamos “mandamientos”, subrayando la fuerza del amor con el que Dios educa a su pueblo. La llamada a la libertad es, en efecto, una llamada vigorosa. No se agota en un acontecimiento único, porque madura durante el camino. Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí ―en efecto, a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés―, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos. La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser ―como anuncia el profeta Oseas― el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones.

El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8). También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen.

En mi viaje a Lampedusa, ante la globalización de la indiferencia planteé dos preguntas, que son cada vez más actuales: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9) y «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). El camino cuaresmal será concreto si, al escucharlas de nuevo, confesamos que seguimos bajo el dominio del Faraón. Es un dominio que nos deja exhaustos y nos vuelve insensibles. Es un modelo de crecimiento que nos divide y nos roba el futuro; que ha contaminado la tierra, el aire y el agua, pero también las almas. Porque, si bien con el bautismo ya ha comenzado nuestra liberación, queda en nosotros una inexplicable añoranza por la esclavitud. Es como una atracción hacia la seguridad de lo ya visto, en detrimento de la libertad.

Quisiera señalarles un detalle de no poca importancia en el relato del Éxodo: es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es Israel quien lo pide. El Faraón, en efecto, destruye incluso los sueños, roba el cielo, hace que parezca inmodificable un mundo en el que se pisotea la dignidad y se niegan los vínculos auténticos. Es decir, logra mantener todo sujeto a él. Preguntémonos: ¿deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo? El testimonio de muchos hermanos obispos y de un gran número de aquellos que trabajan por la paz y la justicia me convence cada vez más de que lo que hay que denunciar es un déficit de esperanza. Es un impedimento para soñar, un grito mudo que llega hasta el cielo y conmueve el corazón de Dios. Se parece a esa añoranza por la esclavitud que paraliza a Israel en el desierto, impidiéndole avanzar. El éxodo puede interrumpirse. De otro modo no se explicaría que una humanidad que ha alcanzado el umbral de la fraternidad universal y niveles de desarrollo científico, técnico, cultural y jurídico, capaces de garantizar la dignidad de todos, camine en la oscuridad de las desigualdades y los conflictos.

Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido.

Esto implica una lucha, que el libro del Éxodo y las tentaciones de Jesús en el desierto nos narran claramente. A la voz de Dios, que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido» (Mc 1,11) y «no tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20,3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo. Más temibles que el Faraón son los ídolos; podríamos considerarlos como su voz en nosotros. El sentirse omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira. Es un camino trillado. Por eso, podemos apegarnos al dinero, a ciertos proyectos, ideas, objetivos, a nuestra posición, a una tradición e incluso a algunas personas. Esas cosas en lugar de impulsarnos, nos paralizarán. En lugar de unirnos, nos enfrentarán. Existe, sin embargo, una nueva humanidad, la de los pequeños y humildes que no han sucumbido al encanto de la mentira. Mientras que los ídolos vuelven mudos, ciegos, sordos, inmóviles a quienes les sirven (cf. Sal 115,8), los pobres de espíritu están inmediatamente abiertos y bien dispuestos; son una fuerza silenciosa del bien que sana y sostiene el mundo.

Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud.

La forma sinodal de la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo. Ay de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús. También a nosotros Él nos dice: «No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más bien, que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.

En la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza. Quisiera decirles, como a los jóvenes que encontré en Lisboa el verano pasado: «Busquen y arriesguen, busquen y arriesguen. En este momento histórico los desafíos son enormes, los quejidos dolorosos —estamos viviendo una tercera guerra mundial a pedacitos—, pero abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto; no en el final, sino al comienzo de un gran espectáculo. Y hace falta coraje para pensar esto» (Discurso a los universitarios, 3 agosto 2023). Es la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud. La fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra hacia adelante.[1]

Los bendigo a todos y a vuestro camino cuaresmal.

Roma, San Juan de Letrán, 3 de diciembre de 2023, I Domingo de Adviento.

FRANCISCO




¡ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE! MIÉRCOLES DE CENIZA (14FEB2024)

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.




INTRODUCCIÓN. Hoy nos hemos reunido en la capilla con un motivo muy especial: hoy es MIÉRCOLES DE CENIZA, Y queremos subir a lo más alto, alcanzar la PASCUA. Esto supone un pequeño esfuerzo, pero ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE , así alcanzaremos la cima, que es la resurrección de Jesús.. Un viaje que durará 40 días, 5 semanas aproximadamente, y al que vamos a llamar Cuaresma. No podemos quedarnos sólo con esto, la Cuaresma no es el final.

A lo largo de esta subida realizaremos 5 paradas en cada escalón, en las que revisaremos si tenemos todo lo necesario para  llegar al final de esta escalera y celebrar por todo lo alto la Resurrección de Jesús, la fiesta de la PASCUA.

Hoy vamos a pedir a Jesús que nos ayude a ser un poco mejores cada día y así poder hacer más felices también a los que tenemos a nuestro lado: a nuestros papás, a nuestros amigos, a nuestros profes…

Como queremos empezar nuestra escalada sin carga innecesaria, vamos a limpiar nuestro corazón y sacar de él las cosas que a veces no hacemos bien. Pedimos perdón por nuestros fallos y recibimos la ceniza que nos convertirá en niños y niñas maravillosos llenos de amor a Jesús: 

 (Se repartirán las peticiones de Perdón entre los grupos participantes del acto y todos responden “Perdón Jesús”)

- Porque a veces no hemos hecho caso a los consejos de nuestros padres y profesores. PERDÓN, JESÚS 

- Porque no llegamos a acuerdos y nos hemos hecho daño con gestos y palabras. PERDÓN, JESÚS

 - Porque a veces nos cuesta decir la verdad.  PERDÓN, JESÚS 

- Porque a veces nos ha podido la pereza y la comodidad y no hemos dado lo mejor de nosotros. PERDÓN, JESÚS.

ESCUCHAMOS LA PALABRA DE DIOS.


Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.

Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

En su mensaje para la cuaresma de este año, el Papa Francisco nos dice: “la Cuaresma es un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad”. Iniciemos pues esta Cuaresma pidiendo al Señor que nos conceda la gracia de iniciar un camino de verdadera conversión con las mismas actitudes de Jesucristo.

 IMPOSICIÓN DE LA CENIZA.



Para finalizar la celebración, rezamos todos juntos Padre Nuestro


Canto final. 

https://www.youtube.com/watch?v=Oniys5ZQc_M