miércoles, 2 de octubre de 2013

¡CAMINANDO POR EL CLAUSTRO!

Como, a día de hoy, no tengo ni idea de cuando nos podremos juntar en la capilla, le he estado dando vueltas a esto que hacemos: NUESTRA ORACIÓN VIRTUAL.
La providencia hace que hoy el EVANGELIO venga con un racimo de parábolas y eso me permite la comparativa. En nuestra sociedad, los mensajes en FACEBOOK o en TWITER hacen las veces de las parábolas. Son la forma más rápida y eficaz de comunicación entre iguales. Son trampolines de ideas que nuestra formación, nuestras creencias y nuestros gustos han de filtrar.
Mensajes sencillos, comprensibles, cercanos a todos por obra y gracia de INTERNET.
Así hemos de” transmitir” nosotros, con cercanía y sencillez, si queremos que el mensaje cale en las nuevas generaciones.
Por eso es tan importante afianzar nuestra FE.
Por eso el eje de nuestras oraciones es LA PALABRA.












LA PALABRA:

Parábola de la oveja perdida. (San Lucas 15:8-10.)
1. Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,
2. y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
3.Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
4. ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
5. Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;
6. y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.
7. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

Parábola de la moneda perdida. (San Lucas 15:8-10.)
8. ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
9. Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.
10. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

Parábola del hijo pródigo.  (San Lucas 15:11-32.)
11. También dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12. y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18. Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
21. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
22. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
24. Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa. oyó la música y las danzas;
26. y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
28. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
29. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
30. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
31. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
32. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.



EL VERANO es el Hijo Pródigo del Tiempo.
Cuando se va nos deja esa desazón que deja el ver partir lo que se ama. Quedan los recuerdos y las fotos.
Cuando regresa, como sucede en la parábola, nos llenamos de alegría, nos ponemos nuestras “mejores” galas y montamos una gran fiesta.
Somos como somos: ¡INCORREGIBLES!
Por esta misma razón, EL CURSO, es como ese hijo mayor que se queda trabajando, pero que al final, muestra su cara de egoísta y de ingrato.
A nosotros nos queda, como al PADRE, el amarlos a ambos.
Toda nuestra inteligencia, nuestra energía, nuestra pasión y alegría ha de estar al servicio de los demás, como  única manera de soportar la espera de nuestro particular HIJO PRÓDIGO.




¡AYÚDANOS, SEÑOR, en este comienzo de curso, en donde “el mar de los cambios” amenaza con hacernos zozobrar! Mantennos firmes en nuestros deberes, en nuestros saberes y en nuestros amores. Danos la ALEGRÍA para todo este nuevo curso y LÍBRANOS de todo mal. ¡¡¡AMÉN!!!

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