Una vez me preguntaron:
¿por qué te gusta tanto esa flor?
Se ve grotesca.
Le respondí:
Porque los girasoles, cuando no sienten el sol, se miran entre ellos para recibir energía.
Eso me llevó a reflexionar, que aunque la vida no nos abrace como queremos, debemos refugiarnos entre nosotros para sobrevivir.
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