Es nuestro tercer viernes virtual. Son tiempos extraordinarios.
Matilde también tuvo que vivir situaciones extraordinarias en su época, pero su fe y su esperanza le hicieron enfrentarlo todo, con la alegría de saber que cada dificultad en el camino era un acto de amor.
El 19 de marzo de 1875, solemnidad de San José, deben reunirse
todas para la celebración eucarística en la Parroquia de Santa María y desde
allí marchar a la casa preparada para iniciar la vida religiosa. Pero de las siete jóvenes comprometidas
sólo una se presenta: María Briz. Ante esta gran prueba, Matilde no se
desalienta. Fortalecidas con el pan de la Eucaristía, ella y su única compañera
se dirigen gozosas, con heroica intrepidez, a la «casita de Nazaret», como
Matilde la denomina.
En esta casa tratan de
imitar a la Sagrada Familia de Nazaret, viviendo con mucho amor y alegría en
recogimiento y oración, en humildad y pobreza, sin contar con nada y plenamente
confiadas en la Providencia. En la casa no tienen todavía sagrario, pero las
acompaña una imagen de la Virgen ante la que oran y a quien se lo consultan
todo.
Pocos días después, conjugando siempre la contemplación y la
acción, reciben un grupo de niñas huérfanas en casa, dan clase a niñas pobres y
atienden a los enfermos en sus domicilios. Su testimonio evangélico va
atrayendo a algunas jóvenes a unirse a ellas, a pesar de las críticas de
quienes consideran la fundación como una locura."
Y en eso estamos nosotros ahora, también, haciendo de cada pequeña cosas, un acto de amor.
Ese es nuestro nuevo Nazaret de hoy.
No tengáis miedo.
Quédate en casa.
Ánimo y adelante.
CUIDAROS MUCHO.
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