ORAMOS TODOS JUNTOS:
La sabiduría es radiante e inmarcesible.
La ven fácilmente los que la aman,
y la encuentran los que la buscan;
Ella misma se da a conocer a los que la desean.
Quien madruga por ella no se cansa: la
encuentra sentada a la puerta.
Meditar en ella es prudencia consumada,
el que vela por ella pronto se ve libre de
preocupaciones;
ella misma va de un lado a otro buscando a los
que la merecen;
los aborda benigna por los caminos y les sale
al paso en cada pensamiento. Libro de la Sabiduría (6,12-16)
Señor, escucha nuestra súplica.
Somos, Maestros Tellistas estresados
porque no podemos dejar de luchar, sembrar, dar, enseñar, entregar nuestro
tiempo y energía a los demás
Somos corazón partido, brazo, sueño y
espinazo, si fuera menester porque ante la misión la respuesta es SI.
Somos salvaguarda de los valores y de
la cultura achicando la ignorancia, la violencia, la soledad y la mentira.
Somos cuerda que se estira hasta que
ya no da más de sí.
Somos continuadores de un SUEÑO, tus
letras y números para que crezcan integralmente mujeres y hombres.
Somos Cruz sobre el hombro, amor en la
cartera y, aunque sean los menos, espejo para los que nos escuchan.
Somos pintura de colores que se
desgasta, día a día, aún a sabiendas de que no puede ser eterna nuestra mina.
Somos Comunión orante ante el
Sagrario, con Matilde, porque la fe y la esperanza siguen ardiendo en nuestros
corazones.
¡Ayúdanos, Señor!
Danos Inteligencia y paciencia para
separar la mies de la paja.
Sana nuestras heridas y danos fuerza
para la batalla. ¡AMÉN!
Sal 22,1-2a.2b-3.5.6
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R/.
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R/.
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
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