lunes, 14 de mayo de 2012

"YO SOY LA VID Y VOSOTROS LOS SARMIENTOS"


                    

“YO SOY LA VERDADERA VID Y MI PADRE ES EL LABRADOR…
…SI PERMANECÉIS EN MÍ Y MIS PALABRAS PERMANECEN EN VOSOTROS, PEDID LO QUE DESEÁIS Y SE REALIZARÁ: CON ESTO RECIBE GLORIA MI PADRE, CON QUE DÉIS FRUTO ABUNDANTE; ASÍ SERÉIS DISCÍPULOS MÍOS.”
                                                            (Juan 15, 1- 8)


Los profetas habían comparado al pueblo de Israel, en el Antiguo testamento, con una viña plantada por el Señor y cuidada con amor y esmero. Cristo, va más allá y explica la relación fundamental en la vida de esta viña, proclamando: “ YO SOY LA VID; VOSOTROS, LOS SARMIENTOS ”.Con esta metáfora expresa la realidad de la unidad profunda con Él como fuente de vida; una unidad que nace de Cristo y que se comunica dando vida y cohesión a los discípulos. La novedad principal radica  en que Él es esa vid verdadera que engloba también a la comunidad de creyentes. Él es la vida y la razón de la comunidad, y esta fructifica solo con Él y por Él. Cristo se define como la vid verdadera, e insiste, reiteradamente, en la importancia de permanecer en Él.
Permanecer en Cristo significa mantenerse en comunión vital con Él y significa permanecer también en la Iglesia.
Unión con Cristo, unión con los hermanos, y dar un fruto abundante, el que Dios quiere para cada uno.
Por el Bautismo, hemos sido injertados en Cristo, la vid verdadera y la fuente de la vida. Pero es preciso mantener y crecer en esa comunión de vida a través de la oración, de la escucha de la Palabra, especialmente participando en la Eucaristía.
Es preciso asimismo recomponer esa unión en el sacramento de la Reconciliación cuando se ha roto. Porque, como Él mismo dice,”separados de Mí, no podéis hacer nada”.

Al sarmiento que da fruto, el Padre lo poda para que de más fruto. La finalidad de la poda e no es hacer daño al árbol, sino que renazca la vida. En el caso de nuestra poda, sirve para propiciar una mayor unión con CRISTO y los hermanos, y en consecuencia, para que demos un  fruto  más abundante a través del crecimiento en la vida de fe y del compromiso cristiano firme en la IGLESIA y en el mundo. Llevado a cabo con alegría, con paz, con serenidad, con entrega generosa. Sería una pena que nuestra vida pasase sin pena ni gloria, sumida en la mediocridad y en el egoísmo estéril. Porque la voluntad del Señor es que demos un fruto abundante y duradero.
                                                                 José Ángel Saiz Meneses. Obispo de Tarrasa.


¡SEÑOR QUE ESTE TIEMPO DE SIEMBRA/PODA
NOS PREPARE PARA DAR MÁS Y MEJOR FRUTO!                        AMÉN. ¡ALELUYA!                                                             
  

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