Cuando se trabaja la pastoral, desde cualquier ámbito, de dentro o de fuera, del Instituto Religioso al que uno pertenece, el tiempo siempre es tiempo de espera.
Espera de cosecha tras la siembra,
espera para recoger los frutos,
espera para reconocer a los hermanos al compartir el pan,
espera para reconocer el agua viva en otras fuentes, en otro manantial.
El tiempo de espera, no es tiempo perdido sino TIEMPO DE ESPERANZA. Por eso transitamos por él con ALEGRÍA.
EL ADVIENTO
nos acerca a la Promesa que une lo viejo con lo nuevo.
Nos prepara para asumir el reto ante el que nuevamente nos pone Dios.
Nos llama a estar despiertos, vigilantes, ante los signos que se avecinan.
Nos interroga sobre nuestro estado y preparación para el amor.
Nosotros,en la escuela, iluminamos con cuatro velas la corona de adviento:
LA VELA DE LA ALEGRÍA: Somos la luz que vence a la oscuridad y nuestra sonrisa es muestra de acogida, felicidad y paz. Estamos alegres y lo celebramos con los demás: nos juntamos, recordamos, gozamos de la familia, preparamos el banquete y la fiesta a la espera del ángel que nos viene anunciar que ya ha nacido EL NIÑO en un pobre portal.
LA VELA DE LA AYUDA: Somos, en cuanto somos para los demás. Sacrificio en la entrega, servicio a los que lo necesitan. Cimentando los valores que se quieren enseñar (solidaridad, hermandad) en la necesidad que nos muestra, en el día a día de nuestros alumnos y sus familias, la cruda realidad, la "bendita crisis". Somos dar, sin pedir nada a cambio y hacemos prácticas de "buen samaritano" por una parcela de cielo. Somos becarios, sin sueldo, de una beata que grabó a la luz de otra vela, la del sagrario, esta idea en todas sus fundaciones: MATILDE. Somos, nuevamente pastores llevando al portal su ofrenda, cubriendo así las necesidades de la Sagrada Familia, atendiendo las necesidades de las familias que nos rodean.
LA VELA DE LA AMISTAD: Somos muchos, somos uno. Entendemos que para la necesidad de un amigo, en nuestro vocabulario, la palabra "mañana" no existe. Celebramos la amistad del compañero, de lo cercano, palpable y la amistad del misionero, que en la soledad de su misión, ha de llegar a sentir nuestro canto, nuestros "talentos de plata" y nuestra oración. Nos miramos en el espejo de MATILDE Y MARÍA BRIZ: Dios sólo necesita dos buenas amigas para cambiar el mundo. Somos más que sembradores de estrellas, somos luz para los que nos rodean. El mensaje, nuestro anuncio, no ha cambiado en dos mil años: a la luz de las hogueras somos pastores recibiendo la noticia de que ha nacido el SALVADOR.
LA VELA DEL AMOR: Los TELLISTAS, soñamos,en el siglo XXI, el sueño de MATILDE: "¿Dónde están mis niños?... ¡Señor, yo te los traeré!" Y ahora, como entonces, nuestro único utensilio para cumplir este sueño, será el amor. Por esta razón somos portadores de un tesoro: somos ofrenda permanente de Reyes Magos. Amor universal para transmitir "la Buena Noticia".
Prepárate para celebrar la NATIVIDAD DEL SEÑOR. Pon amor en todo lo que hagas.
Esta es nuestra FE y nuestra ALEGRÍA.
¡¡¡PON TU CORAZÓN EN MOVIMIENTO!!!
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