Los antecedentes para que yo me reiniciara en el camino tras la enfermedad, (¡mi particular caida del caballo!), son tan sencillos como una conversación, una petición y una carta.
Las cosas sencillas son obra de Dios y nosotros no somos más que un instrumento de su misericordia. así que con un poco de Papa ("No tengaís miedo"), otro poco de trapense ("¡Sólo Dios!") y un mucho de ayuda y comprensión de María, Madre de la Iglesia tiramos para adelante.
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