sábado, 27 de abril de 2024

GRUPO DE ORACIÓN "CON MATILDE A LA LUZ DEL SAGRARIO" (28ABRIL2024)

 LA PALABRA:



Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor



CONTACTO VITAL

Según el relato evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su deseo más profundo: «Permaneced en mí». Conoce su cobardía y mediocridad. En muchas ocasiones les ha recriminado su poca fe. Si no se mantienen vitalmente unidos a él, no podrán subsistir.

Las palabras de Jesús no pueden ser más claras y expresivas: «Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí». Si no se mantienen firmes en lo que han aprendido y vivido junto a él, su vida será estéril. Si no viven de su Espíritu, lo iniciado por él se extinguirá.

Jesús emplea un lenguaje rotundo: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos». En los discípulos ha de correr la savia que proviene de Jesús. No lo han de olvidar nunca. «El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada». Separados de Jesús, sus discípulos no podemos nada.

Jesús no solo les pide que permanezcan en él. Les dice también que «sus palabras permanezcan en ellos». Que no las olviden. Que vivan de su evangelio. Esa es la fuente de la que han de beber. Ya se lo había dicho en otra ocasión: «Las palabras que os he dicho son espíritu y vida».

El Espíritu del Resucitado permanece hoy vivo y operante en su Iglesia de múltiples formas, pero su presencia invisible y callada adquiere rasgos visibles y voz concreta gracias al recuerdo guardado en los relatos evangélicos por quienes lo conocieron de cerca y le siguieron. En los evangelios nos ponemos en contacto con su mensaje, su estilo de vida y su proyecto del reino de Dios.

Por eso, en los evangelios se encierra la fuerza más poderosa que poseen las comunidades cristianas para regenerar su vida. La energía que necesitamos para recuperar nuestra identidad de seguidores de Jesús. El evangelio de Jesús es el instrumento pastoral más importante para renovar hoy a la Iglesia.


Muchos cristianos buenos de nuestras comunidades solo conocen los evangelios de «segunda mano». Todo lo que saben de Jesús y de su mensaje proviene de lo que han podido reconstruir a partir de las palabras de los predicadores y catequistas. Viven su fe sin tener un contacto personal con «las palabras de Jesús».

Es difícil imaginar una «nueva evangelización» sin facilitar a las personas un contacto más directo e inmediato con los evangelios. Nada tiene más fuerza evangelizadora que la experiencia de escuchar juntos el evangelio de Jesús desde las preguntas, los problemas, sufrimientos y esperanzas de nuestros tiempos.

José Antonio Pagola

Publicado en www.gruposdejesus.com



Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,26-31):

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso. La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Palabra de Dios




Sal 21,26b-27.28.30.31-32

R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor.
R/.



Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,18-24):

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios


¡ÁNIMO Y ADELANTE...SIEMPRE ADELANTE!

La imagen del labrador, la vid y los sarmientos invita a muchas lecturas interesantes: unidad, confianza en la savia interior, etc. Leyendo los comentarios de esta semana, me ha llamado la atención que las vides necesiten una poda tan severa para dar fruto. Si no se realiza esa poda terapéutica, la fuerza de la planta se destina a dar hojas y unos tristes racimos.

Me resulta inevitable pensar en aquellos sectores de la iglesia que promueven tal cantidad de prácticas piadosas diarias como rosarios, misas, confesiones, charlas, devociones y oraciones. Sin olvidar las pesadas cargas de una moral obsoleta y la obsesión proselitista. Después de todo ese esmero en dar hojas, ¿queda algo de energía en una persona para dar fruto? Frutos de compasión, empatía y empeño por reinsertar a los descartados de la sociedad.

https://m.feadulta.com/es/carta/estasemana.html


"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará." dice el Señor. 

Y nosotros por pedir nunca queda. 

Los tellistas somos de orar, para pedir y para dar gracias. 

Es la oración la que nos moviliza, nos da unidad y confianza para seguir nuestro camino de evangelizadores, religiosas y laicos, en Misión Compartida.

Es en la realidad de cada una de las obras de las HMMI donde se realiza lo que hemos pedido y donde el Señor, nos permite ver los frutos de compasión, empatía a corto, medio y largo plazo. 

Es en esa realización del día a día, donde se hace visible el sueño de Matilde, donde se muestra nuestro empeño por reinsertar a los descartados de la sociedad.

Y eso es posible por que el Señor nos ama, nos acompaña, nos da fuerzas para que nosotros sigamos celebrando aniversarios, celebrando la Misión y celebrando la vida.

A veces nos caemos del caballo como Pablo, otras perfumamos los pies cansados como María Magdalena. 

Puede que acabemos colgados de una rama por la capa como Matilde porque se nos escapa el burrito de las limosnas, o nos dejemos la vida como María Briz en la tarea que realizamos.

El Espíritu sopla y nosotros ponemos, junto con nuestra mejor sonrisa, toda la ilusión en nuestra vocación de servicio.



Así que aprovechemos la alegría extra de la Pascua, las oraciones a María en el mes de mayo, ¡que Nuestra Madre siempre mira por nosotros!, y las celebraciones de Madre Matilde para dar testimonio de lo que somos y sentimos, por la Gracia de Dios.

No tengáis miedo.

Sea toda nuestra vida un acto de amor.

Ánimo y ¡ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE!

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