sábado, 19 de noviembre de 2022

GRUPO DE ORACIÓN "Con Matilde a la luz del Sagrario" (20NOV2022)

 LA PALABRA:

Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor


MÁRTIR FIEL

Los cristianos hemos atribuido al Crucificado diversos nombres: «redentor», «salvador», «rey», «liberador». Podemos acercarnos a él agradecidos: él nos ha rescatado de la perdición. Podemos contemplarlo conmovidos: nadie nos ha amado así. Podemos abrazarnos a él para encontrar fuerzas en medio de nuestros sufrimientos y penas.

Entre los primeros cristianos se le llamaba también «mártir», es decir «testigo». Un escrito llamado Apocalipsis, redactado hacia el año 95, ve en el Crucificado al «mártir fiel», «testigo fiel». Desde la cruz, Jesús se nos presenta como testigo fiel del amor de Dios y también de una existencia identificada con los últimos. No hemos de olvidarlo.

Se identificó tanto con las víctimas inocentes que terminó como ellas. Su palabra molestaba. Había ido demasiado lejos al hablar de Dios y su justicia. Ni el Imperio ni el templo lo podían consentir. Había que eliminarlo. Tal vez, antes de que Pablo comenzara a elaborar su teología de la cruz, entre los pobres de Galilea se vivía esta convicción: «Ha muerto por nosotros», «por defendernos hasta el final», «por atreverse a hablar de Dios como defensor de los últimos».

Al mirar al Crucificado deberíamos recordar instintivamente el dolor y la humillación de tantas víctimas desconocidas que, a lo largo de la historia, han sufrido, sufren y sufrirán olvidadas por casi todos. Sería una burla besar al Crucificado, invocarlo o adorarlo mientras vivimos indiferentes a todo sufrimiento que no sea el nuestro.

El crucifijo está desapareciendo de nuestros hogares e instituciones, pero los crucificados siguen ahí. Los podemos ver todos los días en cualquier telediario. Hemos de aprender a venerar al Crucificado no en un pequeño crucifijo, sino en las víctimas inocentes del hambre y de las guerras, en las mujeres asesinadas por sus parejas, en los que se ahogan al hundirse sus pateras.

Confesar al Crucificado no es solo hacer grandes profesiones de fe. La mejor manera de aceptarlo como Señor y Redentor es imitarle viviendo identificados con quienes sufren injustamente.

José Antonio Pagola

Publicado en www.gruposdejesus.com


Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebron y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

Palabra de Dios

Sal 121,1-2.4-5

R/.
 Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
R/.

V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios


¡CONTIGO , CONTIGO SIEMPRE!

¡¡¡Soy el rey del Mundo!!! Salgo en los medios, tengo millones de seguidores en las redes sociales, soy tendencia, soy moda, creo mi propia marca, el dinero me sale por las orejas.

¿A qué nos suena? ¿Por qué aparecen y desaparecen según dicten los mercados? ¿Qué se nos quiere vender? ¿Cómo nos manipulan para podernos convencer de que eso es lo mejor para nosotros, que es  a lo que debemos aspirar?

Nos hipotecamos, nos esclavizamos, le ponemos filtros a nuestra imagen, a nuestras relaciones, a nuestros sentimientos. Mostramos un yo edulcorado, agradable de ver, mientras nuestro yo real sufre la soledad, la sobrecarga emocional  o laboral, se enferma y bloquea.
La sociedad que quita la cruz de su vista carga con ella sin sentido, sin valor, sin esperanza y se rompe en pedazos.


Vivimos ensimismados en los espejos, en las pantallas, y cada vez somos menos libres para pensar,para 
decidir, para aprender, para acertar o equivocarnos.

Cada vez más consumimos una realidad que no es real.

¿Ydónde queda Jesús en todo esto?
Pues se pretende que en el olvido o en la burla.
El mensaje del SACRIFICIO POR LOS DEMÁS, el mensaje del AMOR AL PRÓJIMO resulta ahora tan revolucionario como lo fue en la época en la que vivió Jesús.
Por eso se nos ataca, se nos menos precia, se hace mucha fuerza sobre nuestros muchos defectos, para que el ruido no permita que el mensaje llegue y cale.
Pero los cristianos estamos acostumbrados a vivir en este continuo sube y baja mediático y social.



Nuestra respuesta es muy tellista:
 ¡ADELANTE, SIEMPRE ADELANTE! 
¡CONTIGO SÍ, CONTIGO SIEMPRE!

Y la ponemos en práctica en el día a día del colegio:
 "Cada cosa que hagáis por uno de estos me lo estáis haciendo a mi."

Este es el CAMINO.
NO TENGÁIS MIEDO:





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