domingo, 24 de abril de 2022

ACOMPAÑÁNDOTE EN LA PASCUA I

LUNES 18-IV-2022.

 

“Me gustaría contaros una historia. No tengo nombre, porque mi nombre no importa, soy uno de los muchos que tuvo la suerte de estar con Jesús y  en los evangelios, se me llama por mi lugar de origen. Soy un discípulo de Emaús.

La historia que quiero contaros, que ha cambiado la vida a millones de personas, es una historia de AMOR.”

Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!


MARTES: 19 –IV-22.

 

“No me gusta ser protagonista. Me gusta mucho más quedarme detrás en el grupo, junto a mi amigo Cleofás, eso sí.

Por eso la historia que os voy a contar hoy me da un poco de vergüenza.

También me preocupa lo qué podéis pensar de mí.

Os aseguro que no soy ni despistado, ni distraído, pero, a veces, la tristeza y el dolor no te dejan pensar, ni ver, bien.”

Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

 Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

PALABRA DEL SEÑOR.

 

Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!


MIÉRCOLES: 20- IV-22.

 

“No podéis ni imaginar la alegría que tengo en este instante.

Mucho más que la que tendríais vosotros  si hubierais llegado al final de un juego de esos que os llevan varios días, semanas, meses, completar. Mucho más que si  vuestro equipo  favorito ganara la Champions o el Mundial. Mucho más que cuando uno saca una “notaza” y todo el mundo le felicita, profesores, compañeros, hasta sus padres.

Ahora tengo una sonrisa de oreja a oreja. No me da miedo nada. Y no paro de contarle a todo el mundo lo que me ha pasado.”

 Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!


JUEVES: 21-IV-22.

 

“Hoy he tenido la suerte de acompañar a María, la madre de Jesús, al mercado. Es por precaución. Han sido tantas las emociones, los sufrimientos, el dolor, la incertidumbre, que no la dejamos sola. Ahora, su sonrisa y el brillo de sus ojos nos llenan de paz. Su alegría es contagiosa. Y como Madre, Ella también se preocupa y se ocupa de nosotros.

Nunca pierde oportunidad de demostrarnos en la práctica el mandamiento de Jesús.

Es Madre, Maestra y Amiga para muchos de nosotros.”

Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!


VIERNES: 22-IV-22.

 

“Pedro ya me ha dicho lo que tengo que hacer. Es mejor que me vaya a Emaús. Aquí desde que SE DIÓ LA NOTICIA DE QUE JESÚS HA RESUCITADO somos muchos más. Por eso me tengo que poner en camino, para contárselo a todo el que me quiera oír. Esta alegría que siento, no puede ser  solo para mí, la tengo que compartir con los demás y, en especial, con los más débiles y necesitados.

Sé que mi vida va a cambiar, pero no tengo miedo: Jesús está conmigo al partir el pan.

Allí dónde yo vaya estará conmigo, estará contigo, estará ¡¡ACOMPAÑÁNDOTE!!

 Porque… ¡¡¡ALELUYA; ALELUYA, CRISTO HA RESUCITADO!!!”

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