LUNES 18-IV-2022.
“Me gustaría contaros una
historia. No tengo nombre, porque mi nombre no importa, soy uno de los muchos
que tuvo la suerte de estar con Jesús y
en los evangelios, se me llama por mi lugar de origen. Soy un discípulo
de Emaús.
La historia que quiero contaros,
que ha cambiado la vida a millones de personas, es una historia de AMOR.”
Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!
MARTES: 19 –IV-22.
“No me gusta ser protagonista.
Me gusta mucho más quedarme detrás en el grupo, junto a mi amigo Cleofás, eso
sí.
Por eso la historia que os voy a
contar hoy me da un poco de vergüenza.
También me preocupa lo qué
podéis pensar de mí.
Os aseguro que no soy ni despistado, ni distraído, pero, a veces, la tristeza y el dolor no te dejan pensar, ni ver, bien.”
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
Aquel mismo día iban dos de ellos
a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y
conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras
ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos;
pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De
qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire
entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único
residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en
ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno,
que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el
pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y
le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a
Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque
fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo
que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las
mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y
tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era
necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando
por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre
él en todas las Escrituras.
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
PALABRA
DEL SEÑOR.
Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!
MIÉRCOLES: 20- IV-22.
“No podéis ni imaginar la
alegría que tengo en este instante.
Mucho más que la que tendríais
vosotros si hubierais llegado al final
de un juego de esos que os llevan varios días, semanas, meses, completar. Mucho
más que si vuestro equipo favorito ganara la Champions o el Mundial.
Mucho más que cuando uno saca una “notaza” y todo el mundo le felicita,
profesores, compañeros, hasta sus padres.
Ahora tengo una sonrisa de oreja
a oreja. No me da miedo nada. Y no paro de contarle a todo el mundo lo que me
ha pasado.”
JUEVES: 21-IV-22.
“Hoy he tenido la suerte de
acompañar a María, la madre de Jesús, al mercado. Es por precaución. Han sido
tantas las emociones, los sufrimientos, el dolor, la incertidumbre, que no la
dejamos sola. Ahora, su sonrisa y el brillo de sus ojos nos llenan de paz. Su
alegría es contagiosa. Y como Madre, Ella también se preocupa y se ocupa de
nosotros.
Nunca pierde oportunidad de
demostrarnos en la práctica el mandamiento de Jesús.
Es Madre, Maestra y Amiga para
muchos de nosotros.”
Repetimos todos juntos:¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!
VIERNES: 22-IV-22.
“Pedro ya me ha dicho lo que
tengo que hacer. Es mejor que me vaya a Emaús. Aquí desde que SE DIÓ LA NOTICIA
DE QUE JESÚS HA RESUCITADO somos muchos más. Por eso me tengo que poner en
camino, para contárselo a todo el que me quiera oír. Esta alegría que siento,
no puede ser solo para mí, la tengo que
compartir con los demás y, en especial, con los más débiles y necesitados.
Sé que mi vida va a cambiar,
pero no tengo miedo: Jesús está conmigo al partir el pan.
Allí dónde yo vaya estará
conmigo, estará contigo, estará ¡¡ACOMPAÑÁNDOTE!!
Porque… ¡¡¡ALELUYA; ALELUYA, CRISTO HA
RESUCITADO!!!”
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