PARA REFLEXIONAR:
Una
estudiante le preguntó una vez a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba
la primera señal de civilización en una cultura. La estudiante esperaba que la
antropóloga hablara de anzuelos, cuencos de arcilla o piedras para afilar, pero
no. Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua es la
prueba de una persona con un fémur roto y curado.
Mead explicó
que en el resto del reino animal, si te rompes la pierna, mueres. No puedes
huir del peligro, ir al río a beber agua o cazar para alimentarte. Te
conviertes en carne fresca para los depredadores. Ningún animal sobrevive a una
pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane. Un fémur roto que se
curó es la prueba de que alguien se tomó el tiempo para quedarse con el que
cayó, curó la lesión, puso a la persona a salvo y lo cuidó hasta que se
recuperó.
«Ayudar a alguien a atravesar la dificultad es el
punto de partida de la civilización», explicó Mead.
La civilización es una ayuda comunitaria.
LA PALABRA:
Parábola del
padre que recobra a su hijo
“Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio;
y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y
besos. 21 El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no
merezco llamarme tu hijo.’ 22 Pero el padre
ordenó a sus criados: ‘Sacad en seguida las mejores ropas y vestidlo; ponedle
también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.m 23 Traed el
becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, 24 porque este
hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos
encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta.
25 “Entre tanto,
el hijo mayorn se hallaba en el campo. Al regresar, llegando ya cerca de la casa,
oyó la música y el baile. 26 Llamó a uno de los criados y le
preguntó qué pasaba, 27 y el criado le contestó: ‘Tu hermano ha
vuelto, y tu padre ha mandado matar el becerro cebado, porque ha venido sano y
salvo.’ 28 Tanto irritó esto al hermano mayor, que no quería entrar; así que su
padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciese. 29 Él respondió a
su padre: ‘Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y
jamás me has dado ni siquiera un cabrito para hacer fiesta con mis
amigos. 30 En cambio, llega ahora este hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con
prostitutas, y matas para él el becerro cebado.’
31 “El padre le
contestó: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. 32 Pero ahora
debemos hacer fiesta y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha
vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.’
Palabra de DIOS
Aquí estamos
otra vez todos juntos, hijos pródigos del San José, tras disfrutar de unas
merecidas vacaciones, tras vivir otras vidas distintas a la rutina de la escuela.
Aquí estamos
con las pilas cargadas, espero, y las expectativas altas, sabedores que hoy
comenzamos/continuamos una nueva MISIÓN COMPARTIDA que nos LLAMA a ser cada día
mejores personas/cristianos, que nos PIDE nuevos esfuerzos y sacrificios y que
nos DA la única respuesta a nuestra vocación y a nuestra fe, siempre al estilo
de Madre Matilde, con NUESTRO "Adelante, siempre adelante…” por bandera.
Aquí estamos,
un curso más, dispuestos, unidos, veteranos y noveles, sabedores de que esa es
nuestra mayor riqueza, de que somos
muchos pero somos uno, de que así es como debemos brillar, de que así es como
vamos a mostrar a nuestra comunidad educativa el carisma de Madre Matilde , la
innovación educativa y el ACOMPAÑAMIENTO
personal.
Demos pues GRACIAS A
DIOS, por este regreso a nuestra segunda casa, por este nuevo curso y por todos
y cada uno de nuestros alumnos, recitando todos juntos este salmo.
Sal 51,10.11
R/. Confío
en tu misericordia, Señor, por siempre jamás
Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás. R/.
Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno.» R/.
¡Qué tengamos
todos un buen curso!
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