Nuestro rezo de hoy es por los que castigan.
Nuestro rezo de hoy es por los castigados.
Nuestro rezo hoy es por los que piden perdón.
Nuestro rezo hoy es por los que perdonan.
Nuestro rezo hoy es por lo que escuchan.
Nuestro rezo hoy es por los que cambian.
Nuestro rezo hoy es especialmente por los que no escuchan y no cambian.
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16
En aquel tiempo presentaron a Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Pero Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
Mateo 18:21–35
21 Entonces Pedro, acercándose a él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
23 Por lo cual, el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Y cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 Mas como este no podía pagar, mandó su señor venderlo a él, y a su mujer e hijos, con todo lo que tenía, para que se le pagase.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
27 El señor, movido a misericordia por aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y tomándole del cuello, le ahogaba, diciendo: ¡Págame lo que me debes!
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30 Mas él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.
31 Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y declararon a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces llamándole su señor, le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también haber tenido misericordia de tu consiervo, así como yo tuve misericordia de ti?
34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Así también hará con vosotros mi Padre Celestial, si no perdona de corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario