El bien
común
30. Una
exigencia moral de la caridad es la búsqueda del bien común. Éste «es el bien
de ese “todos nosotros”, formado por individuos, familias y grupos intermedios
que se unen en comunidad social. (...) Desear el bien común y esforzarse por él
es exigencia de justicia y caridad. Trabajar por el bien común es cuidar, por
un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de instituciones que estructuran
jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así
como pólis, como ciudad. Se ama
al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que
responda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus
posibilidades de incidir en la pólis. Ésta es la vía institucional
—también política, podríamos decir— de la caridad».59 Una caridad que, en una
sociedad globalizada, ha de buscar el bien común de toda la familia humana, es
decir, de todos los hombres y de todos los pueblos y naciones. “No se trata
sólo ni principalmente de suplir las deficiencias de la justicia, aunque en
ocasiones es necesario hacerlo. Ni mucho menos se trata de encubrir con una
supuesta caridad las injusticias de un orden establecido y asentado en
profundas raíces de dominación o explotación. Se trata más bien de un
compromiso activo y operante, fruto del amor cristiano a los demás hombres,
considerados como hermanos, en favor de un mundo justo y más fraterno, con
especial atención a las necesidades de los más pobres”60.
CV ASAMBLEA PLENARIA DE LA
CONFERENCIA
EPISCOPAL
ESPAÑOLA
IGLESIA,
SERVIDORA DE LOS POBRES
INSTRUCCIÓN
PASTORAL
¡Bienvenidos, a este nuevo curso!
¡Bienvenidos al Camino!
Matilde expresa todo lo anterior con
la belleza de un sueño, de una visión de la futura Obra de Dios que ella misma
empezará a cimentar y que ha llegado a nuestros días. “¿DÓNDE ESTÁN MIS POBRES,
MIS ANCIANOS, MIS NIÑOS? Le pregunta el Señor y ella solo puede dar un Sí, como
María: A TODOS LOS QUE PUEDA, YO, TE LOS TRAERÉ.”
Y en esa estamos, otra vez.
REINICIÁNDONOS, a la búsqueda del prójimo, para compartir LA PALABRA y la
celebración de LA EUCARISTÍA.
Es parte de nuestro Carisma y de
nuestra Espiritualidad Tellista, aunar ambos actos, pues, como bien dice
Matilde, esto hará “Que
la fuerza del Amor no disminuya nunca en nuestro corazón”.
Espero que todos estemos preparados y
con las pilas cargadas, pero si hubiera alguno, que por circunstancias
personales, no pudiera ponerse en ruta, tenga bien claro, que nosotros le
esperaremos, como siempre, en el umbral de la puerta de la fe.
Pidamos aquí:
*
por los seres queridos que nos han dejado,
*
por los enfermos,
*
por los desvalidos,
*
por los perseguidos,
*
por los que AMAN a Dios y por los que no le conocen.
Sea nuestra ORACIÓN un abrazo fraterno
y un manantial de BENDICIONES, para todos ellos y para las personas que nos
rodean.
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