lunes, 9 de abril de 2012

VIA CRUCIS

SOLO...
SOLO  DIOS...



¡Qué solo está el hombre sin Dios!
Preso de sus dolores, terreno propicio para la desesperanza, el hombre solo busca inútil consuelo en las cosas que le rodean, pero sólo lo consigue cuando sus ojos ven en esas cosas la obra de Dios.
Traigo aquí dos ejemplos para reflexionar:
El libro del genial Antonio Mingote y el último cuadro del Hermano Rafael.
El primero nos enfrenta con humor a nuestras cotínuas contradicciones y el segundo expresa nuestra minúscula figura ante la grandeza del AMOR del SEÑOR.
El camino de la cruz, es camino de vida eterna y los cristianos  lo recordamos en la EUCARISTÍA.

"El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Él envió dos discípulos...
Mientras comían, tomó el pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:Tomad, esto es mi cuerpo. Después tomo el cáliz, pronunciando la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: Ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios. Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos..." (Mc 14,1-15,47)

Los tellistas tenemos como hito central de nuestro carisma la EUCARISTÍA.
¡Cuán grande era el amor de Madre Matilde a Jesús Eucaristía!
¡Qué fructíferas son nuestras oraciones a la luz del Sagrario!
Nuestro camino ha de ser ORACIÓN- ACCIÓN- SACRIFICIO.
¡¡¡PURITITO VIA CRUCIS!!!!

       AMEN.

"El camino de la Semana Santa nos lleva el Jueves Santo, hasta el Cenáculo, donde el Señor celebra la Cena pascual con sus discípulos. Contemplamos la institución de la Eucaristía, el mandamiento del amor fraterno, la institución del sacerdocio ministerial y la actitud de servicio a los hermanos.
rememorar el gesto que hizo Jesús de lavar los pies a sus discípulos es, para todos los cristianos, un compromiso y una invitación a preguntarnos si hacemos, en la Iglesia y en el mundo, aquel servicio que el Señor nos ha confiado según la vocación y el estado de cada uno.
El Jueves Santo es un día de gran emoción espiritual."
José Ángel Saiz Meneses. Obispo de Tarrasa.

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