Tras el puente de la Constitución o de la Inmaculada, tanto monta, monta tanto por el lado laico o por el religioso, el lunes amanece frio y lluvioso. En el transporte público la gente está muda de sueño y sólo se oye a los niños repasar las tareas y el traqueteo del metro al pasar las estaciones.
Mi cabeza está en lo que tengo por delante: la evaluación, los festivales de villancicos, las reuniones familiares.
Cuando me bajo en Tetuán, el frio arrecia y empiezan a caer cuatro gotas, el típico calabobos. Las aceras estan llenas de personas presurosas por llegar a su destino.No hay ningún conocido.La rutina de todos los lunes.
Pero justo entonces, al levantar la cabeza, veo acercarse a una mujer joven con lágrimas en los ojos y mi mañana cambia. Pasa fugaz a mi lado, con la prisa de la desesperación en el rostro. Yo no me atrevo ni a girarme porque tengo su rostro todavía en mis pupilas.
Esa mujer, me digo, era LA VIRGEN, su dolor era lamento de madre, su prisa un canto de auxílio, su determinación era su única esperanza.
Contra todo y contra todos,INMACULADA.
Sus lágrimas en las mejillas no se me van de la cabeza. En estos tiempos de zozobra y de desengaño pasan muchas INMACULADAS a nuestro lado y no nos damos cuenta.
Doy gracias a Dios por estar vivo y despierto, por tener el corazón en movimiento a la espera de mejores noticias.Recorro el camino de la ESPERANZA atento a los signos, porque mi fe me guía.¡¡¡PRONTO NACERÁ EL SALVADOR!!!
jo, que bonito. Abrire bien los ojos. GRacias
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