miércoles, 19 de marzo de 2014

¡FELIZ DÍA DE SAN JOSÉ!

Hoy estamos de celebración. Nuestro colegio cumple 60 años en el barrio de TETUÁN, en este bendito Madrid. Y, yo, como José, quiero DESPERTAR, para hacer lo que me manda el SEÑOR.
TODOS LOS DÍAS acudimos a nuestro centro de trabajo con la idea de que sólo con los ojos muy abiertos, el oído atento, las palabras justas y los brazos en posición de acogida podemos hacer nuestro camino despiertos y servir a los demás.
 Así era José. Por esos valores, Matilde, lo eligió como modelo para su obra de Dios. ¡SEÑOR, QUE NO PERDAMOS NUNCA ESTA REFERENCIA! AMÉN.


LA PALABRA:
 Mateo (1,16.18-21.24a):
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.


EL ROMPEOLAS

Uno que es del mar de Castilla, ha salido navegante, pirata, corriente cálida o fría, según el día, bahía abierta y puerto de pesca.
Cada uno de nosotros salimos a alguien, somos con/por/para alguien, pero este curso siempre venimos a este banco a romper, con un resoplido profundo, sentido, cual olas en el espigón.
Buscamos el silencio, el recogimiento, la compañía, porque fuera cada vez es todo más soledad, ruido, tempestad.
Buscamos confirmar nuestra fe en el sueño de Matilde, pese a los bandazos, las vías de agua y el desgaste que provoca navegar contracorriente en esta sociedad.
Buscamos LA PALABRA y la palabra, porque escuchar “romper las olas” es orar en comunión. Porque la unión hace la fuerza, cuando las fuerzas de uno ya están al límite.

¡Matilde, con el hábito empapado, no pierde su sonrisa!
Está feliz por tener a los tellistas a la luz del Sagrario.
Sabe que ese faro nunca se apagará en nuestros corazones…


NOS VEMOS PRONTO EN EL ROMPEOLAS,,,  ¡ÁNIMO Y ADELANTE!

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