lunes, 21 de marzo de 2016

21 de marzo de 2016... ANIVERSARIO DE LA BEATIFICACIÓN DE MADRE MATILDE...¡¡¡SIGUIENDO TUS HUELLAS!!!

beato, -ta


adj. Feliz o bienaventurado.
Muy devoto o que afecta devoción o virtud.
adj.-s. catol. Díc. del beatificado por el Papa.




La beatificación es un procedimiento de tipo eclesiástico a través del cual la figura Papal manifiesta o expone que un personaje ya difunto disfruta de la gloria del cielo y es digno de todo tipo de cultos gracias a las virtudes que este poseía


El 23 de abril de 2002, el Papa Juan Pablo II reconocía oficialmente las Virtudes Heroicas de la Sierva de Dios Matilde Téllez, y al año siguiente, el 12 de abril, se promulgaba el Decreto sobre el milagro obrado por su intercesión, dando así el paso decisivo a su Beatificación: el 21 de marzo de 2004.


De la alegría del RECONOCIMIENTO a la realidad del día a día de las OBRAS DE LAS HHMMI no hay más que el convencimiento de que el SUEÑO DE MATILDE es posible realizarlo en el siglo XXI...
¡¡¡Siguiendo sus huellas!!!

domingo, 20 de marzo de 2016

«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»

CRECER CREYENDO:


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (22,14–23,56):

En aquel tiempo, los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas llevaron a Jesús a presencia de Pilato.
No encuentro ninguna culpa en este hombre
C. Y se pusieron a acusarlo diciendo
S. «Hemos encontrado que este anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos
al César, y diciendo que él es el Mesías rey».
C. Pilatos le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. El le responde:
+ «Tú lo dices».
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
S. «No encuentro ninguna culpa en este hombre».
C. Toda la muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto.
C. Pero ellos insitían con más fuerza, diciendo:
S. «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta llegar aquí».
C. Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes,
que estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio
C. Herodes, al vera a Jesús, se puso muy contento, pues hacía bastante tiempo que deseaba verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hacía muchas preguntas con abundante verborrea; pero él no le contestó nada.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio y, después de burlarse de él, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos entre sí Herodes y Pilato, porque antes estaban enemistados entre si.
Pilato entregó a Jesús a su voluntad 
C. Pilato, después de convocar a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, les dijo:
S. «Me habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas de que lo acusáis; pero tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto: ya veis que no ha hecho nada digno de muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Ellos vociferaron en masa:
S. «¡Quita de en medio a ese! Suéltanos a Barrabás».
C. Este había sido metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra queriendo soltar a Jesús, pero ellos seguían gritando:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Por tercera vez les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ninguna culpa que merezca la muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Pero ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo su griterío.
Pilato entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí.
C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
+ «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: "Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado". Entonces empezarán a decirles a los montes: "Caed sobre nosotros", y a las colinas: "Cubridnos"; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿que harán con el seco?».
C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
C. Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
C. Hicieron lotes con sus ropas y los echaron a suerte.
Este es el rey de los judíos
C. El pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo:
S. «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
C. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
S. «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
C. Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Hoy estarás conmigo en el paraíso
C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
S. «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
C. Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
S. «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada».
C. Y decía:
S. «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
C. Jesús le dijo:
+ «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
C. Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
+ «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».
C. Y, dicho esto, expiró.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa
C. El centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo:
S. «Realmente, este hombre era justo».

Palabra del Señor


Salmo
Sal 21,2a.8-9.17-18a.19-20.23-24

R/.
 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». R.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
«Los que teméis al Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel». R.


COMENTARIO:
“¿QUÉ HACE DIOS EN UNA CRUZ?”

Según el relato evangélico, los que pasaban ante Jesús crucificado sobre la colina del Gólgota se burlaban de él y, riéndose de su impotencia, le decían: «Si eres Hijo de Dios, bájate de la cruz». Jesús no responde a la provocación. Su respuesta es un silencio cargado de misterio. Precisamente porque es Hijo de Dios permanecerá en la cruz hasta su muerte.

Las preguntas son inevitables: ¿Cómo es posible creer en un Dios crucificado por los hombres? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos diciendo? ¿Qué hace Dios en una cruz? ¿Cómo puede subsistir una religión fundada en una concepción tan absurda de Dios?

Un "Dios crucificado" constituye una revolución y un escándalo que nos obliga a cuestionar todas las ideas que los humanos nos hacemos de un Dios al que supuestamente conocemos. El Crucificado no tiene el rostro ni los rasgos que las religiones atribuyen al Ser Supremo.

El "Dios crucificado" no es un ser omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los humanos, sino un Dios impotente y humillado que sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Con la Cruz, o termina nuestra fe en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble.

Ante el Crucificado empezamos a intuir que Dios, en su último misterio, es alguien que sufre con nosotros. Nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le salpica. No existe un Dios cuya vida transcurre, por decirlo así, al margen de nuestras penas, lágrimas y desgracias. Él está en todos los Calvarios de nuestro mundo.

Este "Dios crucificado" no permite una fe frívola y egoísta en un Dios omnipotente al servicio de nuestros caprichos y pretensiones. Este Dios nos pone mirando hacia el sufrimiento, el abandono y el desamparo de tantas víctimas de la injusticia y de las desgracias. Con este Dios nos encontramos cuando nos acercamos al sufrimiento de cualquier crucificado.

Los cristianos seguimos dando toda clase de rodeos para no toparnos con el "Dios crucificado". Hemos aprendido, incluso, a levantar nuestra mirada hacia la Cruz del Señor, desviándola de los crucificados que están ante nuestros ojos. Sin embargo, la manera más auténtica de celebrar la Pasión del Señor es reavivar nuestra compasión. Sin esto, se diluye nuestra fe en el "Dios crucificado" y se abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al Crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes, cerca o lejos de nosotros, viven sufriendo.

 

Estos días de Semana Santa podemos mirar a Jesús Crucificado. ¿Qué sientes al verle sufrir a Él?

Él sabe muy bien lo que es estar mal y lo que es sentirse impotente. Él te está acompañando de cerca, también ahora, cuando sufres. Él está siempre acompañando a los que sufren.

Rezamos desde dentro a nuestro Dios crucificado:
Señor, confío en ti, tú estás sufriendo conmigo. Yo no sé cuándo, no sé cómo, pero un día conoceré la paz contigo y conoceré, por fin, la Vida definitiva contigo, Cristo ya, resucitado." 

REFLEXIÓN:


Ya hemos llegado al final de la Cuaresma. Dejamos atrás el desierto de nuestros miedos y tentaciones para ser conscientes del peso de nuestra cruz. Ahora nos toca cargar con ella, junto a Jesús. Acompañarle en su pasión y muerte, para, arrepentidos de nuestras faltas y debilidades, intentar ser, al menos, el buen ladrón, y alcanzar la promesa de la RESURRECCIÓN.


Estamos de VACACIONES, pero eso no es incompatible con el camino de la CRUZ. Semana Santa es la oportunidad de vivir la fe desde muchos ángulos: procesionando, sirviendo a la caridad, acompañando a los enfermos, etc. Pero en todos ha de estar nuestro corazón puesto en el prójimo.

 
No perdamos la BUENA COSTUMBRE del abrazo, en los reencuentros y en el camino.
Seamos Cebedeos para el que no pueda con su cruz.
RECORDAD:
” TODO LO QUE LE HAGÁIS A UNO DE ESTOS, ME LO ETÁIS HACIENDO A MI”.


¡¡¡FELIZ SEMANA SANTA!!!

¡¡¡ÁNIMO Y ADELANTE!!!

sábado, 19 de marzo de 2016

19 DE MARZO: FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ... LOS VALORES DE UN PADRE QUE TODO MAESTRO TELLISTA TIENE QUE TENER.

Bienaventurados los padres que buscan la felicidad de sus hijos en el acompañamiento, la educación y el respeto hacia todo y todos lo que les rodea.
No importa el tiempo que ha pasado desde que Matilde encontró "al carbonerito". Lo que realmente importa es si seguimos poniendo en valor la figura  de SAN JOSÉ.


Traigo aquí unas palabras del Papa FRANCISCO que me dan la clave para hacer presentes esos valores en nuestra sociedad actual.

El Santo Padre envió un vídeo-mensaje a todos los docentes del mundo en el que destacó el noble trabajo que hacen en favor de la paz y la importancia de devolverles el merecido lugar en la sociedad. Los docentes –señaló Francisco– son verdaderos artesanos de humanidad y constructores de la paz y del encuentro.
De este modo, el Pontífice felicitó a la maestra palestina Hanan Al Hroub por el premio que recibió por su labor en la educación a través del juego. De este modo, recordó que “un niño tiene derecho a jugar y parte de la educación es enseñar a jugar a los chicos porque uno aprende a ser social en el juego”.
Y subrayó que “un pueblo que no es educado es un pueblo que decae” destacando “la noble tarea de los docentes y maestros de todo el mundo”. Por ello, el Santo Padre manifestó su deseo de que “todos los gobiernos tomen conciencia de la magnitud de su tarea”


    Finalizamos el camino de la CUARESMA en una fecha tan especial para nosotros los EDUCADORES TELLISTAS. 
Que con el ejemplo de San José aumenten en nosotros las fuerzas para dar servicio a los demás. AMÉN.

domingo, 13 de marzo de 2016

«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más»


CRECER CREYENDO:



Jn 8, 1-11   

"En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
    «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó: «Ninguno, Señor».
Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más»

PALABRA DE DIOS.


 


 

Salmo

Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/.
 El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

Recoge, Señor a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.


COMENTARIO:

“REVOLUCIÓN IGNORADA”

Le presentan a Jesús a una mujer sorprendida en  adulterio. Todos conocen su destino: será lapidada hasta la muerte según lo establecido por la ley. Nadie habla del adúltero. Como sucede siempre en una sociedad machista, se condena a la mujer y se disculpa al varón. El desafío a Jesús es frontal: «La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices?».

Jesús no soporta aquella hipocresía social alimentada por la prepotencia de los varones. Aquella sentencia a muerte no viene de Dios. Con sencillez y audacia admirables, introduce al mismo tiempo verdad, justicia y compasión en el juicio a la adúltera:«el que esté sin pecado, que arroje la primera piedra».

Los acusadores se retiran avergonzados. Ellos saben que son los más responsables de los adulterios que se cometen en aquella sociedad. Entonces Jesús se dirige a la mujer que acaba de escapar de la ejecución y, con ternura y respeto grande, le dice: «Tampoco yo te condeno». Luego, la anima a que su perdón se convierta en punto de partida de una vida nueva: «Anda, y en adelante no peques más».

Así es Jesús. Por fin ha existido sobre la tierra alguien que no se ha dejado condicionar por ninguna ley ni poder opresivo. Alguien libre y magnánimo que nunca odió ni condenó, nunca devolvió mal por mal. En su defensa y su perdón a esta adúltera hay más verdad y justicia que en nuestras reivindicaciones y condenas resentidas.

Los cristianos no hemos sido capaces todavía de extraer todas las consecuencias que encierra la actuación liberadora de Jesús frente a la opresión de la mujer. Desde una Iglesia dirigida e inspirada mayoritariamente por varones, no acertamos a tomar conciencia de todas las injusticias que sigue padeciendo la mujer en todos los ámbitos de la vida. Algún teólogo hablaba hace unos años de "la revolución ignorada" por el cristianismo.

Lo cierto es que, veinte siglos después, en los países de raíces supuestamente cristianas, seguimos viviendo en una sociedad donde con frecuencia la mujer no puede moverse libremente sin temer al varón. La violación, el maltrato y la humillación no son algo imaginario. Al contrario, constituyen una de las violencias más arraigadas y que más sufrimiento genera.

¿No ha de tener el sufrimiento de la mujer un eco más vivo y concreto en nuestras celebraciones, y un lugar más importante en nuestra labor de concienciación social? Pero, sobre todo, ¿no hemos de estar más cerca de toda mujer oprimida para denunciar abusos, proporcionar defensa inteligente y protección eficaz?

Cuando no tengas a nadie que te comprenda, cuando la gente te condene, cuando te sientas perdido o perdida y no sepas a quien acudir, tienes que saber que Dios te quiere, te comprende y nunca te condena. Dios es así." José Antonio Pagola. Grupos de Jesús Parroquia San Vicente Mártir de Obando - Bilbao.



REFLEXIÓN:

Son tantas las piedras del camino que es toda una tentación agacharse para coger una y lanzarla contra el primero que se nos presenta. Generalmente suele ser alguien muy querido o de confianza. Con lo que nuestro sinsentido entra en bucle.
“¡EL QUE ESTÉ LIBRE DE PECADO QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA!
¿Por qué juzgamos con tanta facilidad a los demás?
¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en el lugar del otro?
¿Por qué nos gusta vestirnos de fariseos en vez de reconocernos publicanos?
Creo que rezamos porque  todos conocemos las respuestas a estos interrogantes.
Es parte de nuestra naturaleza cainita y por eso Jesús nos pone ante el espejo y no resistimos la imagen que reflejamos. La oración pidiendo ayuda o misericordia es nuestra tabla de salvación.
Pero no hemos de quedarnos ahí. Debemos avanzar, dejar caer la piedra de la mano o negarnos a cogerla cuando las circunstancias nos impulsan a agacharnos a por ella. La ayuda y el perdón que solicitamos para cada uno de nosotros hay que compartirla, porque si no su fruto se perderá.
¿Y cuál es su fruto?
La FRATERNIDAD y la CARIDAD.
¿Entre pecadores? Sí, porque es lo que somos.
Pero con la firme intención de cada vez serlo un poquito menos.
Ese es nuestro camino de CRUZ.
Y nuestra SALVACIÓN.

¡Animo y adelante!


NOTA: Hoy celebro mis 25 años en el Colegio San José con una Eucaristía.
Así que, por favor, cuando habléis con el Señor, pedid por mí.
Para que, ojalá, me conceda otros 25 años  más (Y llegue a jubilarme. Ja, ja, ja.)
¡VIVAN MI MUJER Y MIS HIJOS, ASIDERO Y MANANTIAL!
¡VIVAN LOS ALUMNOS Y SUS FAMILIAS DE ESTE BENDITO TETUÁN!
¡VIVAN LOS PROFESORES, COMPAÑEROS, AMIGOS Y HERMANOS DEL CAUSTRO DEL SAN JOSÉ!
¡VIVAN LAS HIJAS DE MARÍA MADRE DE LA IGLESIA, SUS OBRAS  MISIÓN!
¡VIVA MADRE MATILDE Y SU SUEÑO DENTRO DE TODOS NOSOTROS!
¡VIVA MI VIRGEN MARÍA, MADRE LA IGLESIA, QUE ME SUJETA Y ANIMA!
¡¡¡GRACIAS, SIEMPRE, GRACIAS, SEÑOR!!!

¡¡¡QUE LA FUERZA DEL AMOR NO DISMINUYA NUNCA EN NUESTRO CORAZÓN!!!

domingo, 6 de marzo de 2016

El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»

CRECER CREYENDO:


Lc (15, 1-3.11-32):

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» 
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavia estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mi nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»

Palabra del Señor

Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7

R/.
 Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

La Santa Sede dio a conocer este lunes la intención universal del apostolado de la oración del Papa Francisco y su intención evangelizadora para el mes de marzo, dedicadas a las familias en dificultad y los cristianos discriminados y perseguidos.
La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de marzo de 2016 es: ''Para que las familias en dificultad reciban el apoyo necesario y los niños puedan crecer en ambientes sanos y serenos''.
Su intención evangelizadora es: ''Para que los cristianos discriminados o perseguidos a causa de su fe, se mantengan firmes en las pruebas guardando la fidelidad al Evangelio, gracias a la oración incesante de toda la Iglesia''.

COMENTARIO:

“EL OTRO HIJO”

Sin duda, la parábola más cautivadora de Jesús es la del "padre bueno", mal llamada "parábola del hijo pródigo". Precisamente este "hijo menor" ha atraído siempre la atención de comentaristas y predicadores. Su vuelta al hogar y la acogida increíble del padre han conmovido a todas las generaciones cristianas.

Sin embargo, la parábola habla también del "hijo mayor", un hombre que permanece junto a su padre, sin imitar la vida desordenada de su hermano, lejos del hogar. Cuando le informan de la fiesta organizada por su padre para acoger al hijo perdido, queda desconcertado. El retorno del hermano no le produce alegría, como a su padre, sino rabia: «se indignó y se negaba a entrar» en la fiesta. Nunca se había marchado de casa, pero ahora se siente como un extraño entre los suyos.

El padre sale a invitarlo con el mismo cariño con que ha acogido a su hermano. No le grita ni le da órdenes. Con amor humilde «trata de persuadirlo» para que entre en la fiesta de la acogida. Es entonces cuando el hijo explota dejando al descubierto todo su resentimiento. Ha pasado toda su vida cumpliendo órdenes del padre, pero no ha aprendido a amar como ama él. Ahora sólo sabe exigir sus derechos y denigrar a su hermano.

Ésta es la tragedia del hijo mayor. Nunca se ha marchado de casa, pero su corazón ha estado siempre lejos. Sabe cumplir mandamientos pero no sabe amar. No entiende el amor de su padre a aquel hijo perdido. Él no acoge ni perdona, no quiere saber nada con su hermano. Jesús termina su parábola sin satisfacer nuestra curiosidad: ¿entró en la fiesta o se quedó fuera?

Envueltos en la crisis religiosa de la sociedad moderna, nos hemos habituado a hablar de creyentes e increyentes, de practicantes y de alejados, de matrimonios bendecidos por la Iglesia y de parejas en situación irregular... Mientras nosotros seguimos clasificando a sus hijos, Dios nos sigue esperando a todos, pues no es propiedad de los buenos ni de los practicantes. Es Padre de todos.

El "hijo mayor" es una interpelación para quienes creemos vivir junto a él. ¿Qué estamos haciendo quienes no hemos abandonado la Iglesia? ¿Asegurar nuestra supervivencia religiosa observando lo mejor posible lo prescrito, o ser testigos del amor grande de Dios a todos sus hijos e hijas? ¿Estamos construyendo comunidades abiertas que saben comprender, acoger y acompañar a quienes buscan a Dios entre dudas e interrogantes? ¿Levantamos barreras o tendemos puentes? ¿Les ofrecemos amistad o los miramos con recelo?

Los creyentes no deberíamos olvidar nunca la crítica constante de Jesús a una «práctica religiosa», falsamente entendida como acumulación de méritos que nos asegura ante el juicio de Dios y que nos permite enjuiciar a los demás de manera despectiva y autosuficiente, despreciando su conducta y negándoles la acogida y el perdón." José Antonio PagolaGrupos de Jesús. Parroquia San Vicente Mártir de Obando - Bilbao.

REFLEXIÓN:
No te rindas*
No te rindas, aun estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque ésta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.
 

Y desde esta resistencia activa, pasa el invierno y las puertas de la primavera engrasan sus goznes para que no nos dé pereza el resucitar de nuestras respectivas rutinas.


El camino de Cuaresma, se empina, a medida que se acerca LA CRUZ.
Uno ha de aspirar a ser creyente ATS (A Todos Sirvo), más que PRACTICANTE, en este momento. Ya seas el hijo fiestero o el cumplidor del PADRE BUENO, sólo con AMOR podrás llegar a la meta.



Tal día como hoy, mi padre hubiera hecho 85 años. (Es el bajito con traje más claro que está en el centro de la foto). Gracias a él y a ese claustro de profesores que se ve ahí (los profesores del San Agustín) yo soy lo que soy.
Mi educación, mis conocimientos, mi vocación, mi fe: todo sale de mi familia y de mi  colegio. Luego la vida hace que esa receta se enriquezca, pero el origen está ahí.
Supongo que todos podréis decir lo mismo, pero a vuestra manera.
Y por eso  lo traigo hoy a nuestra oración.

Cada vez se da menos esta conjunción integradora y formadora de FAMILIA-COLEGIO.
Cada vez hay más hijos pródigos en nuestras aulas y muy pocos son hijos prodigio, por el peso de sus propias circunstancias.
Por eso alzo mi mirada muchos días al cielo y busco consuelo y fuerzas, un asidero donde poder agarrarme, y ser ese profesor que necesitan. Y entonces, acabo entrando en la capilla, y tras saludar a “los jefes” y dejarme calmar por el silencio, le guiño un ojo a mi padre y me lio a preguntarle. Sé que la respuesta está en mí, que ya me la dio, que ya se la vi poner en práctica, pero necesito volver a la seguridad de lo que ya no existe, de lo que ya no volverá, para coger impulso y salir, al patio y a las aulas, a sembrar, a dar, a enseñar, con las palabras y los gestos. ME NIEGO A PENSAR QUE MI ESFUERZO ES INÚTIL. Aunque para ello tenga que negar, muchas veces, la realidad misma.
Mi esperanza es que los alumnos que han salido y saldrán del SAN JOSÉ, lleguen a tenernos como parte de su receta personal.

Así, de Agustino, a Salesiano, para terminar siendo TELLISTA, la receta sigue enriqueciéndose para dar respuesta a todo el que tenga una necesidad.
Porque puede que no de igual a los ojos de los hombres si somos hijos pródigos o cumplidores, pero a los ojos de Dios TODOS somos sus hijos.
Todos somos beneficiarios de su MISERICORDIA.
Todos somos depositarios de SU AMOR.

Por esta razón hoy decimos:

¡Qué la fuerza del amor no disminuya nunca en nuestro corazón!


¡Ánimo y adelante!