viernes, 28 de abril de 2023

¡CONTIGO SÍ, CONTIGO SIEMPRE! SEMANA VOCACIONAL (29ABRIL2023) ORACIÓN DEL SÁBADO.

 

Ponte en camino, no esperes más

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Joven: ¿qué prisa te mueve? ¿Qué te impulsa a moverte, que no puedes quedarte quieto? La prisa de María es la de quien no puede dejar de compartir los dones recibidos del Señor. Como el suyo, nuestro camino está habitado por Dios, que nos lleva a cada uno de nuestros hermanos, para compartir con ellos sus angustias y vicisitudes.

La prisa «buena» siempre nos empuja hacia arriba y hacia los demás. Hay prisas «malas» nos llevan a vivir superficialmente, a tomar todo a la ligera, sin comprometernos con nada, sin poner el corazón en las cosas que hacemos ni en las relaciones que mantenemos con los demás (familia, amistad, escuela, trabajo…). Las cosas que vivimos con esta prisa es poco probable que den fruto.

Se trata de caminar junto a la Virgen que «se levantó y partió sin demora» para ir a ayudar a su prima santa Isabel. Con esta escena evangélica se inaugura el camino de la proximidad y del encuentro.

La gracia de la llamada —dado que viene del Espíritu— no conoce lo que es la lentitud y la dilación. La «prisa» de María es la respuesta «sin demora» a la gracia del Espíritu Santo.

El momento de levantarse es ahora. Imitando a María, llevemos a Jesús dentro de nosotros y dejemos que el Espíritu nos ponga en camino, sin esperar ni un momento, para llevarlo a los demás.


(Cfr. Mensaje del Santo Padre Francisco para la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud 2022-2023)




“Cuando hablamos de “vocación” no se trata sólo de elegir una u otra forma de vida, de dedicar la propia existencia a un ministerio determinado o de sentirnos atraídos por el carisma de una familia religiosa, de un movimiento o de una comunidad eclesial; se trata de realizar el sueño de Dios, el gran proyecto de la fraternidad que Jesús tenía en el corazón cuando suplicó al Padre: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Toda vocación en la Iglesia, y en sentido amplio también en la sociedad, contribuye a un objetivo común: hacer que la armonía de los numerosos y diferentes dones que sólo el Espíritu Santo sabe realizar resuene entre los hombres y mujeres. Sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminamos y trabajamos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado.”

Papa Francisco


https://www.youtube.com/watch?v=czqde-kaLu8

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