miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS (Mateo 25, 14-30)

                                                 "A todos nos preocupa la fábula de los talentos, pues somos conscientes que si el Señor nos ha dado sus dones, no es tanto para nuestro deleite personal, cuanto para procurar el bien de los demás.
                                                 Pero lo primero que debemos hacer es pensar es cuales son los dones o talentos que poseemos, pues muchos cristianos piensan que ser humilde es negar cualquier virtud, cuando la verdadera humildad nos hace ver nuestra vida con la mirada de Dios y sin duda que el Señor nos ha creado con un inmenso amor que se manifiesta en la belleza interior que todo ser humano posee.

                                                En segundo lugar, debemos ser conscientes de que los talentos se multiplican en la medida que los ponemos al servicio de los demás, pues el corazón humano se dilata cuando se entrega a los otros, aunque muchas veces esa entrega suponga un sacrificio o una entrega especial.

                                                En tercer lugar, no podemos olvidar que el gran enemigo de nuestra entrega es el miedo, así lo dice uno de los protagonistas de la parábola de este domingo cuando manifiesta a su señor que enterró el talento porque tubo miedo. Cuantas veces hipotecamos nuestras vidas por un falso miedo que se instala en el corazón, que nos bloquea y paraliza, de tal modo que no nos permite ser nosotros mismos.
                                                Es un buen ejercicio conocer nuestros miedos, ponerlos un nombre concreto, saber sus raices y pedir a Dios que nos enseñe a superarlos, pues si no lo hacemos podemos acabar siendo esclavos de un mundo irreal que domina nuestro interior.
                                               
                                               En definitiva, la Gracia de Dios es nuestro mejor aliado para desarrollar nuestros talentos, sabiendo que un día vendrá el Señor a preguntarnos que hemos hecho con la belleza interior que puso en nosotros.

                                               ¡Ojalá que podamos decirle con alegría que pudimos entregarlos a los demás!"

(Artículo ABC (13 nov.) ; Autor: Jesús Higueras)



Todo esto de la parábola de los talentos me vino a la cabeza por nuestro lema de este año.
Yo lo hice imagen de esta manera en mi clase, con la colaboración de mis alumnos. Somos un panal de rica miel con abejas de muchos colores, su reina, sus obreras y sus zánganos.Las proporciones de unos y otros varíarán según el tamaño de vuestras colmenas, pero como tellistas tenemos claro que sólo sobreviviremos cumpliendo la segunda premisa del lema.

Esa es nuestra prioridad,ser un único corazón, para alabar a Dios, sirviendo a los demás. Lo que hayas decidido ser tú en tu colmena es una decisión que nace de la libertad de elección del hombre, pero será la fuerza del espíritu la que te marque la dirección correcta a seguir.

¡Ánimo y suerte, abejitas!

NO TENGÁIS MIEDO.

1 comentario:

  1. ojala el miedo nunca nos impida desarrollar nuestro talento ni compartirlo con los demas¡¡

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