martes, 1 de septiembre de 2015

REINICIATE...EVALUACIÓN INICIAL G.O.


 

El bien común
30. Una exigencia moral de la caridad es la búsqueda del bien común. Éste «es el bien de ese “todos nosotros”, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. (...) Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así como pólis, como ciudad. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. Ésta es la vía institucional —también política, podríamos decir— de la caridad».59 Una caridad que, en una sociedad globalizada, ha de buscar el bien común de toda la familia humana, es decir, de todos los hombres y de todos los pueblos y naciones. “No se trata sólo ni principalmente de suplir las deficiencias de la justicia, aunque en ocasiones es necesario hacerlo. Ni mucho menos se trata de encubrir con una supuesta caridad las injusticias de un orden establecido y asentado en profundas raíces de dominación o explotación. Se trata más bien de un compromiso activo y operante, fruto del amor cristiano a los demás hombres, considerados como hermanos, en favor de un mundo justo y más fraterno, con especial atención a las necesidades de los más pobres”60.
 CV ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA
EPISCOPAL ESPAÑOLA
IGLESIA, SERVIDORA DE LOS POBRES
INSTRUCCIÓN PASTORAL



¡Bienvenidos, a este nuevo curso!
¡Bienvenidos al Camino!
Matilde expresa todo lo anterior con la belleza de un sueño, de una visión de la futura Obra de Dios que ella misma empezará a cimentar y que ha llegado a nuestros días. “¿DÓNDE ESTÁN MIS POBRES, MIS ANCIANOS, MIS NIÑOS? Le pregunta el Señor y ella solo puede dar un Sí, como María: A TODOS LOS QUE PUEDA, YO, TE LOS TRAERÉ.”
Y en esa estamos, otra vez. REINICIÁNDONOS, a la búsqueda del prójimo, para compartir LA PALABRA y la celebración de LA EUCARISTÍA.
Es parte de nuestro Carisma y de nuestra Espiritualidad Tellista, aunar ambos actos, pues, como bien dice Matilde, esto hará “Que la fuerza del Amor no disminuya nunca en nuestro corazón”.


  
Espero que todos estemos preparados y con las pilas cargadas, pero si hubiera alguno, que por circunstancias personales, no pudiera ponerse en ruta, tenga bien claro, que nosotros le esperaremos, como siempre, en el umbral de la puerta de la fe.

Pidamos aquí:
*  por los seres queridos que nos han dejado,
*  por los enfermos,
*  por los desvalidos,
*  por los perseguidos,
*  por los que AMAN a Dios y por los que no le conocen.

Sea nuestra ORACIÓN un abrazo fraterno y un manantial de BENDICIONES, para todos ellos y para las personas que nos rodean.


NO TENGAIS MIEDO.       ¡ÁNIMO Y ADELANTE!       ¡FELIZ CURSO!     

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