jueves, 18 de diciembre de 2014

21 de Diciembre:«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

CRECER CREYENDO:

 

Lucas (1,26-38):
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. 
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. 
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» 
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» 
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»













 
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» 
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor


COMENTARIO:

¿En qué medida estamos disponibles para Dios y vemos lo que él quiere hacer en nosotros y por medio de nosotros? Hoy se nos muestra el ejemplo maravilloso de María. Aun sin ver claramente todo lo que implicaba, aceptó su misión de llegar a ser la madre del Salvador. -- Jesús quiere nacer en nuestro mundo por medio de nosotros también, con nuestra colaboración. Nosotros también tenemos que decir nuestro Sí a Dios y a sus planes para nosotros y para el mundo. Digamos generosamente nuestro Sí con Jesús y María.

 

Por eso traigo aquí esta foto de una de las MISIONES HMMI. Al igual que esa planta está rodeada de un arenal, nosotros estamos rodeados de circunstancias que nos aíslan de dar el SÍ al prójimo. De dar el SÍ a los planes que DIOS tiene por medio de nosotros.
Después de este tiempo de Adviento, en el que hemos puesto nuestras manos a la obra y nuestro corazón en movimiento, no debemos detenernos a contemplar nuestro cansancio, nuestro agotamiento. Hemos de parar, eso sí, pero para coger fuerzas. Debemos visualizar, en todo momento: ¿cuál es nuestra meta? ¿Por qué nos dejamos la piel en esto? Y empezar a caminar de nuevo, un año más con la energía y la alegría que nos da la SONRISA DEL NIÑO DIOS

REFLEXIÓN:

 

Me llamó la atención este chiste en EL PAÍS, por la manía que tenemos de medir y cuantificar todo últimamente. Somos una sociedad “datificada”,  pero, a la vez, “anestesiada” ante el dolor del prójimo. De ahí que la inocencia del niño cause estupefacción en el adulto. (Y tenemos bien recientes varias situaciones que dejan al descubierto ese daño. “Profe, ¿Qué se siente al ser blanco?”; “¿Quién piensa que sus padres no les quieren? Y varios niños levantan la mano y te argumentan su porqué.”)


Por eso, si en tus manos está el ESPÍRITU NAVIDEÑO, no lo retengas de puertas para adentro.
¡Muéstralo con alegría!
Seamos luz para los corazones de los que nos rodean.
Hagamos de nuestro SÍ un principio para afrontar las pequeñas cosas, las más mundanas y cotidianas. Aquellas que verdaderamente hacen que construyamos el Reino a nuestro alrededor.

 

Que la alegría que llenó el corazón de  MADRE MATILDE, provocada por EL NIÑO DIOS, llegue también a nosotros  esta Navidad.
Pero no como un fogonazo cegador, y ya está, sino como una luz que nos permita avanzar sin tropezar. Que nos indique el camino, evitándonos la tentación de desviarnos. ¡¡AMÉN!

 ¡No tengáis miedo!  ¡Ánimo y adelante!

Y ya sabéis:

¡¡¡A Belén, Pastores!!!
¡¡¡A Belén, chiquillos!!!


¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2015!!!

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